Nicolás Redondo Terreros (Portugalete, 1958) sigue hablando del PSOE en primera persona del plural, como si su fulminante expulsión del partido por expresar una opinión discrepante fuera sólo una pesadilla. El ex dirigente socialista presenta este martes su último libro ‘No me resigno’ (La esfera, 2023). Lo hará acompañado de Alfonso Guerra y Álvaro Delgado Gal.
Se trata, dice en una entrevista con Vozpópuli, de un encargo que recibió antes de la muerte de su padre, el histórico líder de la UGT Nicolás Redondo. Pero lo ocurrido en el último año le ha llevado a incluir sus reflexiones sobre las cesiones de Pedro Sánchez al nacionalismo, la amnistía y el futuro que, a su juicio, le espera a España de “incomunicación” entre dos sectores de la sociedad.
Redondo Terreros asegura que el presidente del Gobierno no contaba con la reacción de la sociedad a la amnistía. “Esperaba silenciar a la sociedad como al PSOE, pero se equivocó”, dice. “Los españoles se seguirán expresando con contundencia contra la amnistía“.
Lo de Sánchez es a la política seria lo que las películas de 'El binguero' de Pajares y Esteso a Ciudadano Kane"
Usted que conoció aquellos años, ¿le parece que la reunión entre el PSOE y Junts en Suiza se puede equiparar al encuentro del Gobierno de Aznar con ETA como dijo el presidente Sánchez?
Ver corretear por el aeropuerto de Ginebra a los dirigentes de Junts y a Santos Cerdán, que iba a una reunión rodeada de omertá, oscura, siniestra… Me angustió. No hay otro país en Europa que haga estas cosas. Es darle la espalda al Congreso, al Senado, al Parlamento catalán. Es debilitar las instituciones españolas y dar una imagen penosa de España. No se corresponde con la vitalidad de la sociedad española. Pero es la imagen que damos, lo quieran ver los socialistas o no. Escuchar al presidente Sánchez comparar ese esperpento con las reuniones que tuvieron representantes del Gobierno de Aznar con ETA es absolutamente increíble. Todos hemos sido durísimos con Puigdemont, con el proceso independentista, los delitos que cometieron, pero casi todo el mundo ha hecho hincapié en separar lo que sucedió allí con los 40 años dramáticos de ETA en el País Vasco. Pues él lo compara sin ningún problema.
No le parece comparable.
Lo más desasosegador e inquietante es que se banaliza la acción de ETA. Tengo la impresión de que hay un deshilachamiento moral que lleva a Sánchez a poder comparar esos 40 años con muertos, secuestros, dolor y sangre en el País Vasco con lo que pasó en Cataluña. No tiene nada que ver. Es todo una especie de baile entre la ignorancia, la vanidad y la soberbia que es inaudito. Y lo que más me preocupa es ese fondo de trivialización de lo que sucedió con ETA. Y se hace con todo el desparpajo, sin que nadie diga nada; que es el otro elemento que añado. ¿Nadie va a decir nada? ¿Estamos de acuerdo en dar al conflicto de los independentistas un carácter de problema internacional? ¿Estamos dispuestos a eso? ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Qué motivos hay? ¿No hay nadie nadie nadie en el PSOE que diga esto no? Lo del relator no lo puedo aceptar. ¿O es que se va a aceptar todo lo que salga de La Moncloa? Los comentarios del presidente sobre la reunión en Suiza es a la política seria lo que las películas de 'El binguero' de Esteso y Pajares a Ciudadano Kane. Sencillamente nos toman por tontos y eso es lo que más ofende al final.
¿Por qué cree que nadie dice nada en el PSOE?
No lo sé. Y tampoco se puede generalizar. Yo sé que en los partidos es muy difícil discrepar. Page ha dicho lo que tenía que decir. Lambán lo dijo en su momento. Yo me refiero más a los que de los que de la noche a la mañana pasaron de la amnistía es inconstitucional a la amnistía es totalmente constitucional. Hablo de los que ven, sin inmutarse, cómo corren por los aeropuertos suizos diputados españoles para reunirse en secreto y hablar de España. ¿Nadie puede decir nada? Gente que conozco, que estimo, que quiero, ¿creen que merece la pena? ¿De verdad merece la pena seguir esa ambición desordenada de un líder? Yo creo que no, porque además va a terminar, desgraciadamente – todavía no-, pero va a terminar poniendo punto y final al periodo más exitoso de la historia moderna española. Si un país no tiene instituciones sólidas, si no se cree en ellas, si se somete a los jueces a una crítica desde el Parlamento, si no se confía en la pluralidad de los medios de comunicación aunque sean duros contigo; al final hay una depreciación inmensa de lo que necesitas para progresar que es la estabilidad y la seriedad institucional.
¿Cómo valora la batalla que se está dando contra la ley de amnistía? Protestas en la calle, el papel de la oposición, Bruselas...
Estoy en contra de todas las expresiones sociales que limiten la libertad y la tranquilidad de personas e instituciones. Tengo la ventaja sobre todos los demás que yo ya protesté cuando se lo hacían al PP y en los mismos términos protesto cuando se lo hacen al PSOE en Ferraz. Eso no me gusta. Lo dejo claro. Pero el resto de las manifestaciones, todas convocadas por la sociedad civil o las que convoca el PP, son legítimas y razonables. Es un ejercicio que da sentido a la democracia. No se puede impedir que la gente proteste. El Gobierno no se dio cuenta de la reacción que iba a suceder. Y la reacción es aplastante. Despachos de abogados, jueces, abogados del Estado, abogados del otro lado y algunos diplomáticos han expresado su opinión. No se dieron cuenta de la capacidad de reacción de la sociedad española. Y eso se basa en una confusión. Creyeron que la sociedad española era el PSOE y que podían silenciarla y eso es imposible. La sociedad española se va expresar, se va a seguir expresando y lo va a seguir haciendo contundentemente y, espero yo, pacíficamente. Tenemos derecho a defender la dignidad de nuestras instituciones.
¿Nadie del PSOE puede decir nada?. Gente que conozco, que estimo, que quiero, ¿creen que merece la pena? ¿De verdad merece la pena seguir esa ambición desordenada de un líder?"
En su caso particular, ¿cree que Sánchez trató de sentar un precedente con su expulsión, que usted fue el ejemplo para todo el que se atreviera a criticar la amnistía?
Hice una nota muy dura que provocó mi suspensión de militancia. No es aceptable que se dijera que la coalición de gobierno era progresista si en ella estaba integrada gente como Puigdemont y otros partidos políticos claramente supremacistas que en el resto de Europa son inadmisibles. Dije, y lo mantengo, que es tristísimo que el partido progresista que fue protagonista, con otros partidos, del periodo más brillante de nuestra historia termine siendo el protagonista del mayor retroceso histórico de los últimos tiempos a cambio de un puñado de votos en el Congreso. Espero equivocarme, pero veo que el futuro próximo va a ser un futuro de enfrentamientos muy fuertes en la calle, no físicos; pero sí de trincheras, de incomunicación absoluta y total entre dos sectores de la sociedad. Y esa era una de las características de nuestra historia que creíamos había desaparecido. Y la otra consecuencia, que ya estamos empezando a ver, es que esta política de carreras por los pasillos de aeropuertos internacionales nos lleva al aislamiento, a dedicarnos a nuestras propias cosas, a nuestras propias miserias, a nuestras pequeñeces y aldeanadas.
¿Cuándo vio por última a vez al señor Sánchez?
Dentro de poco hará un año. En el funeral, cuando murió mi padre.
¿Y qué se dijeron?
Estuvo educado, cortés, no esperaba otra cosa. Yo también. Estuve educado y cortés, pero nada más.
¿Usted cree como dijo el presidente que la amnistía es una política de Estado y un abrazo reconciliador equiparable al del 77?
Lo primero que hay que decir es que trasladar la responsabilidad de lo que ha sucedido en Cataluña a una sentencia del Tribunal Constitucional o a la gestión más o menos acertada de Mariano Rajoy es una mezquindad. Y, además, una equivocación porque el problema no lo suscitan ellos, lo suscitan los independentistas. Dicho esto, la amnistía anterior había sido el germen del 78. Aquella amnistía en la que los españoles nos dimos un abrazo es justo lo contrario de lo que está sucediendo ahora. No se olvidó el pasado, queríamos mirar hacia el futuro. Y de ese abrazo nació la Constitución. La amnistía actual la ha dictado Puigdemont o su abogado. Y hay motivos suficientes para dejar claro que es inconstitucional; y con el tiempo veremos que así queda ratificado en ámbitos distintos al interno. Esta ley rompe el principio de igualdad de los españoles, debilita y deslegitima al poder judicial y descalifica la acción de las fuerzas de seguridad españolas. Y esto debería preocupar al PSOE y debería alegrar a los independentistas. Y se alegran, porque se está cayendo a pedazos lo que construimos en el 78.
Se habla mucho del acuerdo con Puigdemont. Pero también hay pactos con el PNV y Bildu.
El acuerdo con el PNV tiene dos artículos que me parecen absolutamente rechazables. Uno hace referencia a la discusión de un pase foral. Es decir, el derecho a revisar las leyes que salgan del Congreso de los Diputados y que puedan influir en la comunidad autónoma vasca. ¿Cómo puede ser eso? ¿Es que ya no podemos legislar para toda España? ¿Es que tenemos fronteras interiores? Y el otro hace referencia al marco de relaciones laborales. No sé lo que dirán los sindicatos, pero si algo defendieron, desde luego la UGT, es que el marco de relaciones laborales sea nacional. El acuerdo con el PNV supedita ese marco a una negociación, ni siquiera con el Gobierno vasco sino en particular con el PNV esté o no en el poder. Es asombroso. ¿y todo esto por estar en el Gobierno?
Es necesario recuperar un espacio de centro izquierda reformista; si el PSOE no cumple ese papel, inevitablemente lo cumplirán otros"
¿Sánchez tendía otra salida que no fuera ampliar su mayoría con Puigdemont?
Lo más razonable con el resultado electoral era un acuerdo entre el PSOE y el PP. No me meto en el tipo de acuerdo, pero era la solución razonable. Y en el peor de los casos, y que el acuerdo fuera imposible, ir a elecciones y que decidan los españoles.
Sánchez obtuvo 7 millones de votos el 23-J Hay una parte amplia de la sociedad que le respalda. ¿Usted cree que es solo por Vox?
Según dicen los sociólogos hubo un movimiento de voto grande la última semana de campaña por miedo a una coalición entre el PP y Vox. La campaña del PP no fue buena, pero la del PSOE tampoco. Ese miedo a Vox movilizó gente y le dio un buen resultado electoral a Sánchez, que podía haber utilizado sabiamente para negociar con el PP. Eso es lo que habría hecho un líder, no un dirigente de un partido. El PSOE ya no hace campañas para ganar, las hace para gobernar. Eso es muy importante, porque si las haces para ganar no te diriges solo a los tuyos, sino que tienes un mensaje más amplio e inevitablemente te moderas para llegar a más gente. Pero si renuncias a la victoria desde el principio, haces un discurso de campanario para los cafeteros y radicalizas las posiciones. El gran problema del PSOE es que perdió hace tiempo la ambición de ganar y se ha conformado con la ilusión de gobernar.
Un debate recurrente es la necesidad de reconfigurar el espacio socialdemócrata o progresista. Hay varios intentos, como el del Jacobino. ¿Usted cree que hay espacio para un nuevo partido o que la solución a estos males que denuncia pasa por un nuevo liderazgo en el PSOE?
Los partidos fuertes de España son muy fuertes. España tiene una característica que pudo ser positiva en la Transición y hoy no lo es tanto. Tenemos partidos muy fuertes e instituciones muy débiles. Al contrario que Francia, que tiene instituciones muy fuertes y partidos muy débiles. No va a haber una hecatombe del PSOE. Lo descarto. Pero el PSOE es un partido de poder y se da la paradoja de que estamos en el Gobierno habiendo perdido todo el poder. De esta no va a salir bien el PSOE. ¿Es necesario recuperar un espacio de centro izquierda, reformista en la política española? Creo que sí. Si el PSOE no cumple ese papel, inevitable lo cumplirán otros. Yo soy antes ciudadano que simpatizante de un partido. Todo lo que ayude a crear espacios sociales y políticos de una conjunción de fuerzas reformistas tendrá mi apoyo y simpatía.
Pero más allá del apoyo, ¿se sumaría usted de forma activa a un nuevo partido?
No estoy en esas circunstancias. Y no sé si llegarán. La realidad es que estoy haciendo más política ahora que cuando era secretario general del PSOE en el País Vasco, y eso sin estar en política. También estoy con la Fundación para la Libertad, que estamos relazando.
Habíamos venido a hablar de su libro, 'No me resigno'...
Me comprometí a escribirlo antes de que muriera mi padre. Los primeros capítulos hago una reflexión sobre la crisis de la democracia representativa. Y esto se debe a la revolución tecnológica que debilita los consensos de la democracia de la posguerra. En el período posterior a la Segunda Guerra Mundial había clases sociales sólidas y homogéneas y partidos políticos sólidos y homogéneos que las representaban. Por lo tanto, era más fácil el conflicto pero también el acuerdo. Y hay un acuerdo entre esos partidos, como trato de explicar en el libro. Se acepta el libre mercado por parte de la izquierda; y por parte del centro derecha se acepta un acto de fuerza que es el derecho a huelga.
El PSOE perdió hace tiempo la ambición de ganar y llegar a una mayoría, y se conforma con la ilusión de gobernar"
Habla también de su padre.
Uno de los objetivos es recuperar a mi familia: a mi padre, a mi abuelo y a mi madre. Como han aparecido tantos antifranquistas postmortem que nos dan lecciones a todos; quería en este libro hablar de la gente que sí luchó contra el franquismo, gente que sí lo pasó mal, gente que sí estuvo en la cárcel. Ellos son los que hicieron el sistema del 78. Recojo anécdotas muy bonitas de mi abuelo y de mi padre. A mi abuelo lo detuvieron con 64 años. En aquella época había penas de muerte, destierros. En los legajos de mi abuelo, hemos visto como mucha gente del pueblo, de Baracaldo, declaró a su favor. Hay escalones distintos, el de la España oficial y el de los españoles que terminaron angustiados por lo que había sucedido. Yo soy partidario de la historia, no de la memoria. Soy partidario de la reconciliación, no de la venganza. El ser humano necesita recordar, sí; pero también necesita olvidar porque si no no avanzaría.
Aborda también la cuestión del nacionalismo en España, en la que usted tiene un máster. Y habla también del PSOE y de su expulsión.
En aquellos años se les dio a los nacionalistas un papel que no les correspondía. Y hago también un reconocimiento al mejor PSOE, que en mi opinión es el que va del 72 hasta la derrota de Felipe González. Es el periodo en el que más servimos a España y mejor servimos a España con todas las deficiencias, claroscuros y matices que le puedas poner; pero eso fue así. Aquel partido era más reformista que socialdemócrata, más de Palme y Brandt que de Mitterrand, un partido con vocación nacional que miraba más al futuro que al pasado.
Soy partidario de la historia, no de la memoria. Soy partidario de la reconciliación, no de la venganza. El ser humano necesita recordar, sí; pero también necesita olvidar porque si no, no avanzaría"
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