La votación de la reforma laboral en el Pleno del Congreso de este jueves rompe el bloque de investidura con el que el socialista Pedro Sánchez llegó a la Moncloa y aprobó sus Presupuestos Generales de 2021 y 2022. Socios tradicionales como el PNV, ERC y Bildu han votado ahora en contra del Gobierno, pero en todo caso sus portavoces no se niegan a acuerdos en el futuro.
Pedro Sánchez fue investido presidente del Gobierno hace dos años con el apoyo del PNV, Más País-Equo, Compromís, el BNG, Nueva Canarias y Teruel Existe, además del PSOE y Unidas Podemos, y superó la votación en segunda vuelta gracias a la abstención de ERC y de Bildu. Ese bloque se consolidó y amplió en los primeros Presupuestos Generales, pues aunque se descolgó el BNG, tanto ERC como Bildu se sumaron al voto a favor, al igual que e Partido Regionalista de Cantabria (PRC) y el PDeCAT (la parte de Junts más próxima a la antigua Convergència). Y esa holgada mayoría se repitió en los últimos Presupuestos Generales, los del presente ejercicio, aprobados el pasado diciembre.
Pero el mapa ha cambiado en esta votación del decreto de la reforma laboral pactada por los agentes sociales, y ello pese a que la vicepresidenta Yolanda Díaz y los portavoces de Unidas Podemos se marcaron como prioridad reeditar la mayoría absoluta y desdeñaban los apoyos ofrecidos por Ciudadanos. Socios tradicionales como el PNV, ERC y Bildu, además del BNG, han optado por el voto en contra al decreto ley defendido por Yolanda Díaz, al igual que los independentistas de Junts y la CUP, que en su caso nunca han querido participar de la gobernabilidad del Estado.
Todas estas formaciones han votado 'No' junto con el PP y Vox mientras que otros partidos que rechazaron el Gobierno de coalición han ayudado con su apoyo a que el decreto no sea derogado. Es el caso de Ciudadanos, Coalición Canaria y UPN, aunque en este partido la decisión ha provocado una crisis interna.
El Gobierno de coalición ha retenido al menos el apoyo de Más País-Equo, Compromís, PDeCAT, Nueva Canarias, Teruel Existe y el PRC, aunque dirigentes como Íñigo Errejón (Más País) o Joan Baldoví (Compromís) han avisado de que las negociaciones no se deben apurar tanto y que es necesario recuperar el bloque de investidura.
En todo caso, los portavoces del PNV, ERC y Bildu vienen asegurando que esta discrepancia es puntual y que seguirán hablando con el Gobierno y negociando próximas iniciativas.
Una reforma laboral que ha dejado "heridas"
Dos días antes de la votación, la portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, ya dejaba claro que, aunque la reforma laboral haya dejado "heridas", su formación trabajará para "rehacer" ese bloque de izquierdas. "No mantendremos una actitud obstruccionista, ni vamos a tumbar leyes con independencia de su contenido", garantizó Aizpurua, subrayando que la intención de EH Bildu es que la legislatura continúe y lo haga "desde la izquierda y con valentía".
También el PNV limita la discrepancia a la reforma laboral, máxime cuando, en su caso, su principal reclamación se circunscribía a la prevalencia de los convenios autonómicos y de ello culpan fundamentalmente a la CEOE por "tozudez" y "razones simbólicas". Por tanto, la vía del dialogo con el partido nacionalista se mantiene abierta.
Y el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, lo ha resumido en el Pleno del Congreso, remarcando que, pese al desacuerdo en este decreto ley, su formación es un "partido serio" y seguirá hablando con el Gobierno lo que reste de legislatura: "No se acaba el mundo, mañana tendremos que seguir hablando porque somos muy conscientes de la alternativa", ha remarcado, en alusión a una posible victoria de PP y Vox.
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