El Rey Felipe VI ha defendido este lunes la necesidad de que España y Marruecos empiecen a "caminar juntos" con el fin de "materializar" la nueva relación bilateral en la que dicen trabajar ambos gobiernos con vistas a dejar atrás la actual crisis diplomática. Este mensaje se produce con la sonada audiencia de la embajadora de Marruecos, Karima Benyaich, a la que el Gobierno del país magrebí llamó a consultas el pasado 18 de mayo, tras la crisis diplomática provocada por la acogida en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, para ser ingresado en secreto en un hospital de Logroño.
Felipe VI ha aprovechado su discurso durante la recepción del cuerpo diplomático en el Palacio Real, en presencia tanto del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como del ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, José Manuel Albares, para enviar un mensaje a Rabat.
Así, tras subrayar el "carácter estratégico" que tiene para España la relación con el Magreb y la "interdependencia" que hay en estos países, el Rey ha señalado que ambos gobiernos "han acordado redefinir conjuntamente una relación para el siglo XXI, sobre pilares más fuertes y sólidos".
"Ahora, ambas naciones debemos caminar juntas para empezar a materializar ya esta nueva relación", ha conminado el monarca, subrayando que "se trata de encontrar soluciones a los problemas que preocupan a nuestros pueblos".
Sin embajadora en España
La embajadora marroquí regresó a Rabat debido a la crisis diplomática provocada por la acogida en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, para ser ingresado en secreto en un hospital de Logroño con el visto bueno del Ejecutivo y de la entonces ministra de Exteriores, Arancha González Laya.
Benyaich había advertido que en las relaciones entre países hay actos que tienen consecuencias, "y se tienen que asumir", en velada referencia a la decisión de España de prestar atención médica al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali. La embajadora realizó las declaraciones antes de ser convocada por la ministra de Asuntos Exteriores para entregarle una nota de protesta por la avalancha migratoria que estaba sufriendo Ceuta en aquel momento. Ese mismo día, Marruecos retiraba a la embajadora.
Caso Ghali
La acogida del líder del Polisario por razones humanitarias para que recibiera tratamiento contra la covid-19 a espaldas de Marruecos desencadenó la peor crisis desde la de Perejil en 2002, si bien tras semanas de críticas Rabat terminaría admitiendo que en realidad su malestar venía motivado por la negativa del Gobierno a reconocer como marroquí el Sáhara Occidental, como hizo Estados Unidos en diciembre pasado con Donald Trump aún en la Casa Blanca.
De poco parece haber servido la salida del Gobierno de la ministra de Asuntos Exteriores Arancha González Laya, a la que Marruecos consideraba la principal responsable de lo ocurrido y que actualmente figura como imputada en el proceso en curso en un tribunal de Zaragoza por la forma en que se llevó a cabo la acogida de Ghali.
Desde su llegada al Palacio de Santa Cruz el nuevo ministro, José Manuel Albares, intentó tender puentes para superar la crisis con el país vecino, a quien se refirió como "gran amigo" durante su toma de posesión el 12 de julio y con quien expresó su deseo de reforzar la relación.
Inmigración en Ceuta
En el mismo día de la entrega de despachos, la delegada del Gobierno en Ceuta, Salvadora Mateos, ha confirmado que Marruecos evitó estas navidades que más de 1.000 personas entraran en grupo por la frontera del Tarajal como consecuencia del despliegue realizado en el paso fronterizo.
"Marruecos actuó y evitó esa entrada de más de 1.000 personas, lo que indica que Marruecos está respondiendo y se están alcanzando acuerdos que esperemos vaya fructificando", ha comentado la delegada gubernativa.
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