Obama y Felipe VI se entrevistan este miércoles en la Casa Blanca, en el primer viaje oficial de los Reyes de España a Washington. No es su primer encuentro ya que ambos pudieron conversar hace un año durante la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York. Fue una charla breve y distendida. Esta semana tendrá otro nivel. En Zarzuela han preparado este encuentro con enorme atención, no sólo por la relevancia del anfitrión sino porque se produce en unos momentos particularmente delicados en España.
El monarca español, que viaja acompañado por el titular de Exteriores, José Manuel García-Margallo, tendrá la oportunidad de despejar algunas de las dudas que Washington no disimula tiene sobre el futuro de España, a tan sólo unos días de la celebración de las elecciones en Cataluña y a apenas tres meses de los trascendentales comicios generales en nuestro país.
Cambio de escenario
Círculos diplomáticos en Washington no ocultan cierta preocupación por el auge de los populismos en algunos países europeos, entre ellos, España, donde la aparición y crecimiento de nuevas fuerzas políticas como Podemos ha alterado el tradicional tablero político nacional. Este fenómeno también se produce, con características diversas, en otros países comunitarios, como en Grecia o Francia.
El rey tendrá oportunidad de aportar información y criterio de primera mano en su encuentro con Obama, que no es precisamente un experto en asuntos ibéricos
Los medios informativos norteamericanos también han seguido con enorme interés tanto el reto secesionista catalán como las incógnitas que se ciernen sobre nuestro país tras las elecciones de diciembre. Mariano Rajoy, que goza de un razonable predicamento en los círculos económicos de EE.UU., no ha logrado sin embargo despejar las dudas sobre el horizonte más inmediato. No figura precisamente España entre los objetivos prioritarios del Departamento de Estado norteamericano, pero sí despierta ciertos interrogantes que hasta hace un par de años ni siquiera se vislumbraban.
El rey tendrá oportunidad de aportar información y criterio de primera mano en su encuentro con Obama, que no es precisamente un experto en asuntos ibéricos. No ha puesto el pie en España en sus largos años como presidente estadounidense. Ni siquiera su vicepresidente John Kerry ha tenido a bien hacerlo. Este verano tenía programado acercarse a Madrid en visita oficial pero se cayó de la bicicleta y tuvo que alterar su programa.
También don Felipe tendrá oportunidad de despejar inquietudes a una parte del mundo empresarial de Washington puesto que participará en un desayuno organizado por la CEOE, el ICX y la Cámara de Comercio. Algunos estudios y análisis inciden ya en los primeros síntomas del efecto negativo de la deriva catalana sobre el discurrir de la economía española. Esos informes se publican con creciente frecuencia y no colaboran precisamente a calmar la visión de los mercados sobre nuestro país.
En esta visita de apenas cuatro días, los reyes se esforzarán sin duda en colaborar para que se modifiquen algunas de estas opiniones. Don Felipe y doña Letizia se desplazarán también a Miami y San Agustín para participar en la celebración el 450 aniversario de esta ciudad, fundada por españoles.