España

Una cena privada en Bolivia de Iglesias con el presidente de Argentina irrita a Exteriores y al Rey

La delegación de Exteriores en La Paz se enteró en el último minuto de que el vicepresidente había acordado un encuentro bilateral al margen del oficial entre Alberto Fernández, Iglesias y Felipe VI

La cena que el vicepresidente segundo Pablo Iglesias mantuvo en La Paz con el mandatario de Argentina, Alberto Fernández, ha irritado a Exteriores y al propio rey Felipe VI. La delegación española que acudió a la toma de posesión del nuevo presidente de Bolivia se enteró in extremis de que Iglesias había acordado un encuentro privado con Fernández. Los equipos de protocolo adelantaron la reunión prevista con Felipe VI (a la que también acudió Iglesias), pero internamente lamentan la falta de coordinación y el secretismo del también líder de Podemos, según revelan fuentes conocedoras de esos movimientos a Vozpópuli. 

Durante ese viaje, los miembros del equipo de Felipe VI y de la ministra Arancha González Laya descubrieron con sorpresa que Iglesias había preparado lo que en Exteriores ya se conoce como la doble agenda del viaje a Bolivia para asistir a la toma de posesión de nuevo presidente Luis Arce

Durante las pocas horas de estancia en La Paz, Iglesias se reunió oficialmente con la candidata de la izquierda en Perú y el candidato en Ecuador. Además, rubricó junto al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y otros tantos mandatarios de izquierdas un manifiesto contra la extrema derecha.

Sin embargo, Pablo Iglesias mantuvo secreto un encuentro con el ministro de Exteriores de Venezuela, y los diplomáticos se enteraron en el último minuto de la cena con Fernández el sábado 7 de noviembre, pocas horas después de la llegada del avión a La Paz.

El Rey se quedó sin planes

La agenda oficial del viaje recoge el encuentro por la noche del 7 de noviembre entre el Rey, Iglesias y el mandatario argentino. El encuentro, según fuentes conocedoras del mismo, no duró mucho tiempo. Y al terminar, el propio jefe del Estado dejó caer unos comentarios inherentes a la cena privada de Iglesias y Fernández que dejaron poco margen a la imaginación. El Rey no tenía más actos en la agenda, mientras que Iglesias siguió con un encuentro bilateral con el presidente de Argentina.  

A lo largo de la semana pasada, dirigentes de Podemos como el miembro de la mesa del Congreso Gerardo Pisarello afirmó que Podemos tiene constancia de que la Zarzuela ha "filtrado" mensajes que apuntan a que la Casa del Rey intentó vetar a Iglesias en el viaje a Bolivia. Según Podemos, en cambio, Iglesias fue por "encargo específico" de Pedro Sánchez y que su viaje tenía "un sentido diplomático". 

Este diario adelantó la intención del líder de morado de tejer sus propias relaciones con México y Argentina. Iglesias tiene contacto directo con López Obrador, y tiene fácil acceso al gabinete de Fernández gracias a que en él trabaja Pablo Gentili, que estuvo en el equipo de Iglesias y llegó a España de la mano de Juan Carlos Monedero en el marco de las relaciones con la consultora Neurona, investigada en España y Bolivia.  

Conocimiento de Moncloa

Desde Moncloa han intentado desmarcarse y difundir su enfado por lo ocurrido, aunque en Podemos aseguran que los asesores de Sánchez tuvieron toda la información sobre los planes del vicepresidente. Y fuentes socialistas niegan la versión de la Moncloa. “Redondo lo supo siempre todo, lo que pasa es que intentó ponerse de perfil cuando vio la foto de Felipe VI rodeado de los puños alzados”, afirman.

https://twitter.com/pnique/status/1325543407650033665?ref_src=twsrc%5Etfw

Nada más llegar al aeropuerto de La Paz, en efecto, los presidentes de la Cámara y del Senado de Bolivia recibieron a Felipe VI con el puño izquierdo levantado. El portavoz de Podemos, Pablo Echenique, difundió la imagen en las redes sociales y afirmó que “parecería que la ultraderecha española cree que el jefe del Estado de España sólo debe asistir a la toma de posesión de un presidente de un país hermano cuando ganan los suyos”.

Iglesias acompañó al Rey teniendo desde el comienzo el respaldo de Pedro Sánchez y la Moncloa. Es decir, que su presencia no fue una imposición del vicepresidente, sino una concesión de Sánchez. Laya se sumó a última hora con el objetivo de “vigilar” a Iglesias, como adelantó Vozpópuli. El vicepresidente contó incluso con una delegación propia, formada por cuadros de IU y Enrique Santiago, líder del PCE y exabogado de las FARC.

Después de que trascendiera la agenda paralela de Iglesias en Bolivia, ciertos sectores del Gobierno han manifestado su malestar por cómo se gestionó la operación. En Exteriores es donde se perciben más críticas, aunque también en el departamento de Defensa crece la tensión hacia el segmento morado del Ejecutivo, con el que tradicionalmente coinciden pocas veces. Y lo mismo se puede decir de La Zarzuela, que en los últimos se ha convertido otra vez en diana de los dardos morados. 

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