La tradicional recepción al Cuerpo Diplomático acreditado en Madrid era la segunda ceremonia presidida por Su Majestad fuera de Zarzuela desde su última intervención quirúrgica. La primera tuvo lugar con ocasión de la Pascua Militar. El resultado fue desastroso. Un Rey titubeante, que se trastabilló al leer su discurso y que ofrecía una aspecto preocupante.
Las cosas han cambiado de forma notable. Don Juan Carlos apareció este miércoles en los salones del Palacio Real en buena forma, delgado, sonriente, apoyado en una sola muleta y muy recuperado. La prueba de fuego era la lectura del discurso. No hubo problemas, en esta ocasión. Don Juan Carlos leyó con seguridad, con voz firme y con su característica pronunciación. El equipo de Zarzuela respiró alviado. Cuando la Pascua Militar, uno de los colaboradores más próximos a Monarca sufrió un leve desvaído. Ahora las cosas han salido casi perfectas.
El hecho de que este mismo sábado tenga lugar la declaración ante el juez en condición de imputada de la infanta Cristina no facilitaba las cosas. Sin embargo, y pese a la enorme inquietud y preocupación de la Familia Real por este episodio, Su Majestad ha demostrado un gran control de los nervios y un manejo muy adecuado de la situación.
El acto de este miércoles había sido muy preparado en Palacio. No se podía fallar. No podía ocurrir una "Pascua, segunda parte". Había que atajar todos los comentarios negativos y la inquietud de aquella infausta jornada del 6 de enero. Así ha sido. Ahora en Palacio se disponen a preparar el primer desplazamiento del Rey desde su intervención que tendrá lugar la semana próxima a Lisboa con motivo de unas jornadas organizadas por la Fundación Cotec.
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