La marcha del secretario de Estado de Defensa, Ángel Olivares era un secreto a voces en Defensa. Margarita Robles lo repescó de su jubilación con un compromiso de un año, aunque finalmente se ha desempeñado en el cargo durante dos años. El segundo de a bordo en el Ministerio cierra la puerta con el compromiso pendiente de incorporar material armamentístico para las Fuerzas Armadas por valor de 13.000 millones de euros: fragatas, vehículos blindados, cazas. Pero los pronósticos apuntan a una grave crisis económica propiciada por la irrupción del coronavirus que hacen temblar cualquier proyecto de envergadura a largo plazo. El sucesor de Olivares en el cargo tendrá que gestionar esos acuerdos -"irrenunciables" e "imprescindibles" según la ministra- en la más que previsible carestía.
Para la cúpula militar no hay una mayor reivindicación que mantener unos presupuestos estables. Armada, Ejército de Tierra y Ejército del Aire bailan entre los límites de la obsolescencia en sus principales capacidades. Los compromisos firmados durante los últimos años subsanan, en parte, esa brecha.
Algunos de esos contratos los ha rubricado personalmente el propio Ángel Olivares; otros fueron heredados de legislaturas anteriores, pero los retrasos han frustrado su cumplimiento durante los dos años en los que sido la mano derecha de Margarita Robles.
Submarinos y fragatas
La Armada se ha llevado los contratos más representativos. Sobre la mesa, las fragatas F-110 y los submarinos S-80, dos proyectos gestionados por los astilleros de Navantia con caminos muy diferentes. En el caso de las primeras, fue el Gobierno de Pedro Sánchez el que aprobó el techo de gasto de 4.325 millones.
Los sumergibles vienen de tiempos anteriores. De acuerdo a los planes iniciales, ya deberían formar parte de la flota de la Armada, pero fallos de diseño y otros contratiempos han lastrado su incorporación al menos hasta 2022. Su precio: 3.685 millones de euros -el presupuesto inicial era de 2.135-.
La renovación del Ejército
Otra de las grandes inversiones a largo plazo del Ministerio de Defensa es el vehículo blindado VCR 8x8. El Ejército de Tierra lo considera su piedra angular para sus planes de futuro, aunque su andadura también ha empezado con retrasos y contratiempos.
Tras declararse desierta la primera licitación, Olivares dio el visto bueno a la unión temporal de las empresas españolas Indra Sistemas S.A., Santa Bárbara Sistemas S.A., Sapa Placencia S.L. y Escribano Mechanical & Engineering S.L. para su fabricación. El techo de gasto para el proyecto es de 2.100 millones de euros; el futuro secretario de Estado deberá firmar el contrato, aunque la intención del dos de Defensa era retirarse con el acuerdo ya suscrito.
El futuro caza europeo
Compromisos por tierra, mar... y aire. Como adelantó Vozpópuli, Defensa ha comprometido un presupuesto de 2.610 millones de euros para la fabricación del futuro caza europeo, el FCAS, y de una serie de aeronaves no tripuladas, satélites y misiles balísticos. El objetivo es renovar los Eurofighter del Ejército del Aire, que pronto afrontarán el límite de su vida útil.
La suma de todos estos proyectos alcanza los 12.930 millones de euros. Los helicópteros NH90 -adaptados en diferentes modalidades para cada cuerpo militar- se quedan fuera de la lista porque las Fuerzas Armadas ya han empezado a recibir las primeras unidades. La Armada es la única que aún no cuenta con ninguna.
Un gestor en tiempos de crisis
Todos esos proyectos tienen la etiqueta de "imprescindibles" e "irrenunciables", en palabras de la propia ministra de Defensa. Y eso que otros compañeros de gabinete -palabras del vicepresidente segundo Pablo Iglesias- consideran que "no toca gastar en tanques".
Desde el Gobierno se lanzan mensajes de optimismo sobre la recuperación económica en tiempos post-covid. Consideran que la actividad comienza a tomar su rumbo habitual tras el parón absoluto que ha registrado la industria durante la pandemia, aunque las previsiones amenazan con un proceso largo y difícil.
¿Quién ocupará el puesto de secretario de Estado de Defensa? Atendiendo a otros nombramientos, Robles nombrará a alguien de confianza y que forme parte del organigrama del Ministerio. Así ocurrió con el actual JEMAD, general del Aire Miguel Ángel Villarroya -antes director del gabinete técnico de la ministra- o de Paz Esteban al frente del CNI, mano derecha de su predecesor Félix Sanz Roldán y que se ganó la confianza de Robles en los meses en los que se prolongó su interinidad.
La persona encargada de asumir la secretaría tendrá como gran reto asumir el compromiso de esos proyectos valorados en casi 13.000 millones de euros en tiempos de incertidumbre. Bruselas alerta de las graves consecuencias económicas que supondrá la pandemia para España, pero la cúpula militar no contempla una rebaja en sus pretensiones de renovación de material: "Renovarse o morir", apuntan fuentes castrenses a este diario.
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