Samu Castillejo ha sido la última víctima de los numerosos robos en casas de futbolistas. El nuevo futbolista del Valencia denunció en sus redes sociales lo ocurrido tras llegar a su domicilio una vez terminó el choque que enfrentó a su equipo con el Girona en Mestalla. Y es que estos deportistas se han convertido en un blanco fácil para los ladrones: con tan solo ver el calendario liguero, es posible saber cuándo la casa estará vacía para perpetrar el atraco.
El botín obtenido de la casa de Samu Castillejo tiene un valor de medio millón de euros según las pesquisas policiales y la Guardia Civil investiga si este robo está relacionado con el que sufrió Shkodran Mustafi, jugador del Levante, que vive en la misma urbanización que el futbolista español.
El perfil de estas bandas, según Policía Nacional, es similar en todos estos casos: organizaciones del este bien entrenadas y con conocimientos sobre armas y asalto. Estas suelen investigar a la víctima para conocer sus movimientos o posibles visitantes inesperados. Observan si la familia del futbolista -si vive con él- acude a los partidos o se queda en casa. Todo lo necesario para poder encontrar el tiempo suficiente para entrar, desvalijar la casa y salir sin apenas ser vistos.
Días antes del atraco, observan cuáles son los puntos débiles de las fincas: por donde pueden entrar, qué sistemas de seguridad utilizan,... Además de utilizar sofisticados sistemas de comunicación encriptada para poder hablar entre ellos sin ser escuchados por un tercero.
Así ocurrió con Marco Verratti, que sufrió un atraco similar mientras disfrutaba de sus vacaciones en Ibiza. De la casa, propiedad de Ronaldo Nazario, se llevaron objetos con un valor de 3 millones de euros. Aunque en este caso la banda era albanesa y pudo ser desarticulada por la Policía Nacional, hay otras muchas que llevan a cabo acciones similares en casas de futbolistas. Este procedimiento alguna vez les ha fallado: cuando una de estas bandas entró en casa de Morata durante un partido del Atlético de Madrid, su mujer y sus hijos no habían acudido al partido, algo con lo que los delincuentes no habían contado.
El modus operandi, tal y como señala Policía Nacional, es siempre el mismo: realizan el seguimiento a varios objetivos, atracan sus casas y vuelven a sus países de origen. Lejos de tener una base de operaciones, estas bandas son itinerantes para tratar de despistar a la policía. Es por este motivo que la banda albanesa desarticulada realizó en muy pocos días una operación relámpago que tuvo como consecuencia el robo de Ibiza, pero también otros en Alicante, Murcia y Málaga. Todos los atracos fueron en residencias de lujo.
A diferencia de las bandas que se dedican a entrar en casas de personas con bolsillos menos abultados, estas bandas son todas del este y ninguna tiene residencia en nuestro país: tan solo vienen a robar. Son organizaciones, según Policía Nacional, muy organizadas y jerarquizadas. Además de contar con expertos en asalto, cuentan con conductores que esperan a las afueras de las fincas donde roban con vehículos alquilados de gran cilindrada. Estos se encargan de escoltar a los asaltantes, que también viajan en un turismo de alta potencia.
Para confundir a la policía, los ladrones cambiaban la matrícula de los vehículos y desactivaban los sistemas de posicionamiento geográfico. Con estas medidas de seguridad, logran despistar a los agentes el tiempo suficiente para salir del país. Además, las pesquisas señalan que estas bandas suelen tener uno o varios contactos en el territorio donde llevan a cabo sus actos delictivos, en este caso alguien con pasaporte español, que les sirva de enlace. En el caso de la banda albanesa que fue desarticulada por la Policía Nacional, contaban con un matrimonio en Málaga que se encargaba de toda la logística necesaria para que los ladrones estuvieran el tiempo justo.
A ello hay que sumar la habilidad de los ladrones para esconder la mercancía y eludir posibles controles. En el robo de la casa de Ronaldo Nazario que supuso el fin de la banda, escondieron los relojes del futbolista en el hueco del airbag, además de ocultar otras joyas en distintos compartimentos del vehículo para evitar que la policía les detectase.
Pese a que esta banda fue desarticulada, con el robo a Mustafi y Samu Castillejo queda claro que existen otras organizaciones que siguen las mismas pautas de estos expertos atracadores: tras estudiar su vivienda para entrar y salir lo más rápidamente posible, aprovechan las horas en las que el futbolista se encuentra en el estadio para realizar su actividad delictiva... y a ser posible, sin ser vistos.
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