Rodrigo Lanza, acusado del asesinato en Zaragoza de Víctor Laínez, presuntamente porque llevaba unos tirantes con la bandera de España, ha asegurado en la apertura del juicio que actuó en defensa propia porque la víctima le atacó con un cuchillo y pensó que iba a morir.
"Siento mucho que una persona haya muerto, pero yo actué porque se me atacó sin motivo aparente alguno", ha afirmado el acusado en su declaración en la Audiencia Provincial de Zaragoza en la primera sesión del juicio con jurado por el asesinato de Víctor Laínez, ocurrido la madrugada del 8 de diciembre de 2017 en el bar "Tocadiscos", en el barrio de la Magdalena de la capital aragonesa.
En su declaración, en la que solo ha contestado a las preguntas de su abogado, ha expresado a la familia de Laínez entre sollozos que lamenta su dolor y que espera que entiendan que solo actuó defendiéndose, que tuvo "muchísimo miedo" y que con los golpes que le dio jamás pudo imaginar "ni remotamente" que pudiera causarle lesiones graves y mucho menos que pudiera morir.
El acusado ha narrado que después de haber bebido varias rondas de chupitos y cervezas en un local acudió a ese bar con un conocido y dos chicas con los que se había encontrado, y que mantuvo con la víctima una conversación tensa, "a medio palmo de la cara", después de que su acompañante le dijera que era un conocido fascista del barrio.
Según su versión, Laínez le hizo un gesto con la cabeza y fue a hablar con él para hacerse "el chulo" delante de las chicas, pero la conversación fue corta y la víctima le dijo "tú sudaca no deberías estar aquí", al saber que es de Chile, que éste le atacó con una navaja -que la policía no encontró en el bar- y que entró en pánico y le dio una patada para defenderse, por instinto.
Ha admitido que le dio varias patadas para alejarlo y un golpe en la cara de frente, no por la espalda, que Laínez cayó al suelo y que temía que se levantara y le apuñalara, pero entonces escuchó que alguien el decía que parara y al volver "un poco" en sí, decidieron marcharse del bar.
El acusado ha afirmado que le pareció ver el cuchillo bajo las banquetas de la barra del bar pero no que Laínez llevara unos tirantes con la bandera de España, ya que iba con una chaqueta negra abotonada hasta arriba.
"Un shock"
Además, ha manifestado que no denunció los hechos por miedo a que la víctima supiera quien es, que pensó que pudo causarle alguna lesión, pero en ningún momento grave, que al día siguiente fue a trabajar, que lo detuvieron tres días después de los hechos y que cuando supo que había muerto fue "un shock".
El ministerio público solicita una condena de 25 años de prisión para el acusado por el presunto asesinato de Laínez por motivos ideológicos, así como el pago de una indemnización de 150.000 euros a la familia de la víctima y de 5.600 al Salud por los gastos generados, la misma pena que piden la acusación particular en nombre de la familia y la acusación popular, ejercida por Vox.
Antes de la declaración del acusado, la fiscal Ana Cabezas ha pedido al jurado que "no se dejen confundir y que tengan cuidado", porque Laínez no llevaba ningún cuchillo, arma u objeto, que Lanza no actuó para defenderse de un ataque ni presa del pánico y que fue un ataque "a traición, de forma repentina y por detrás", sin que la víctima pudiera defenderse.
El abogado de la acusación particular en nombre de la familia de la víctima, Juan Carlos Macarrón, se ha sumado al relato de la fiscal y ha insistido en que el acusado actuó con alevosía y ensañamiento, porque cuando la víctima estaba inmóvil en el suelo gravemente herida le golpeó de manera reiterada y le dio una patada que le desfiguró la cara.
Por su parte, el abogado de Vox David Arranz ha asegurado que su partido ejerce la acusación popular no para hacer política ni para criticar o defender unas ideas políticas sobre otras, sino para que la familia de Laínez tenga un juicio justo por un asesinato motivado por el "extremismo ideológico de Lanza", de quien ha comentado su cambio estético, de las rastas y pelo rapado a acudir al juicio vestido "de comunión".
Endika Zulueta, el letrado del acusado, ha advertido por su parte a los miembros del jurado que "les ha tocado la china", porque la muerte de Laínez es irreparable y no tendría que haber ocurrido, pero Lanza no tendría que estar privado de libertar porque no es responsable de estos hechos, y por tanto pide su absolución.
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