La mujer de Luis Bárcenas tiene clara su estrategia de defensa: negarlo todo y mostrarse como alguien que confiaba tanto en su marido que firmaba allí donde éste le decía sin leer nada. En una comparecencia de poco más de una hora, Rosalía Iglesias también se ha quejado del escaso dinero que el juez Ruz desbloquea mensualmente para sus gastos, 300 euros, con los que dice no poder llegar "a final de mes" y tener que pedir dinero a su familia. Eso sí, la esposa del extesorero llegó a la Audiencia Nacional en un vehículo Alfa Romeo con cristales tintados que conducía Sergio, uno de los empleados que aún mantiene el matrimonio.
El juez volvió a interrogar a la mujer de Rosalía Iglesias sobre las cuentas en Suiza que estaban a su nombre, de las que volvió a asegurar que no sabía nada. De hecho, aseguró que ella no acompañaba a su marido en las visitas que hacía a los bancos de Ginebra cuando ambos se desplazaban a los Alpes a esquiar. Sobre el hecho de que su firma apareciera en varios documentos bancarios, ella volvió a repetir lo que ya había declarado con anterioridad: que nunca leía el contenido de los mismos y que si plasmaba su rúbrica en ellos era porque se lo pedía su marido, en el que tenía puesta toda la confianza. Tanta, que incluso lo hacía en papeles en blanco. Solo unas horas antes, Luis Bárcenas había llegado a asegurar que él a veces falsificaba la firma de su esposa en estos documentos.
También aseguró no saber nada de los 149.600 euros de la supuesta caja 'B' del PP que sirvieron para comprar una participación en Libertad Digital y que, supuestamente, finalmente sirvieron para pagar el chalé de lujo que la pareja tenía en Baqueira. De nuevo dijo que fue Luis Bárcenas el que le pidió que plasmara su rúbrica en aquellos documentos y que ella no preguntó para qué eran. En lo que más se extendió fue en sus quejas por la asignación mensual que había fijado el juez Ruz para ella: 300 euros. Rosalía insistió que está pasándolo "muy mal" y que con esa cantidad no llega "a final de mes" pese a que la "estiraba" todo lo que podía. Insistió que para cubrir sus gastos mínimos se veía obligado a pedir dinero a su octogenaria madre y a su hermana mayor.
Como ejemplo de sus supuestas penurias económicas, la esposa del extesorero aseguró que la gasolina estaba "muy cara" y que la asignación judicial no le permitía ni llenar el depósito de su vehículo por los numerosos viajes que tiene que hacer mensualmente para visitar a su marido en la cárcel de Soto del Real, en el norte de la provincia de Madrid. Eso sí, al término de su declaración, un vehículo con chófer la recogió para llevarla de nuevo a su domicilio en Madrid. Al volante, Sergio, un "empleado" de la familia que, pese a los aprietos económicos, sigue con ellos. También tiene una asistente de hogar que, el miércoles, declaró junto con ella en el juicio contra el falso cura que asaltó su domicilio en octubre del año pasado.
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