Por 487 votos frente a 465, Rubalcaba se ha ganado la secretaría general y quien sabe si el cartel electoral socialista de 2015. La mayoría de los delegados piensan que no, por lo que este posiblemente haya sido un congreso de transición que ha abierto un largo paréntesis hasta que el PSOE elija a su auténtico líder. La proximidad de las elecciones andaluzas no ha sido tan decisiva como se esperaba para Chacón. Al final, ha habido una sensible deserción de votos catalanes (PSC) y andaluces hacia Rubalcaba que ha compensado la balanza a favor de este último.
Los perdedores del congreso, aquellos que en las últimas semanas más se han mojado a favor de la candidata catalana, temen un ajuste de cuentas en toda regla bajo la batuta del aparato socialista. Lo temen, sobre todo, en las federaciones de Cataluña, Madrid y Castilla-La Mancha, las que estuvieron más activas a favor de Chacón. Tras el primer parte de guerra, que es en lo que se ha convertido este 38º Congreso, queda, pues, reducir al enemigo rebelde en las secretarías regionales y provinciales que se decidirán próximamente en el rosario de congresillos pendientes. Una primera señal de los daños colaterales se verá esta madrugada en los apaños para formar la nueva ejecutiva federal, el órgano en el que tradicionalmente han querido siempre estar representadas todas las corrientes socialistas. La lista de esta ejecutiva se votará mañana domingo.
En los pasillos del hotel Renacimiento de Sevilla se habla mucho de Felipe González y de Zapatero. Han sido los más reivindicados por Chacón y por Rubalcaba y los delegados son conscientes de que están siendo también los dos protagonistas del congreso en la sombra, los que en última instancia han activado sus terminales de influencia para controlar la travesía del desierto que, quiéralo o no el nuevo secretario general, se le abre al PSOE para muchos años, puede ser que para dos legislaturas.
"No voy a hacer rubalcabismo"
Los dos candidatos a la secretaría general peinaron esta mañana las sensibilidades de los 956 delegados convocados al 38º Congreso para ganarse su voto. Rubalcaba se ha arrepentido de no haber “metido mano” a algunos banqueros e incluso ha propuesto romper el acuerdo con la Santa Sede si prospera el “ajuste ideológico” del PP. Su fiebre laica le ha ayudado a ganar. Chacón no solo ha reivindicado a Zapatero sino que ha anticipado precipitadamente su triunfo y se ha presentado como la solución para salvar Andalucía. Estas elecciones se han convertido en uno de los epicentros del 38º congreso. Pero la catalana se ha pasado de frenada. No ha sabido ni leer ni entonar bien el discurso que, presumiblemente, le ha preparado el ‘guru’ de la comunicación Miguel Barroso, su marido. Esto es lo que se comenta en los recovecos del Congreso.
En realidad, este no está siendo un congreso socialista al uso porque en su trastienda ha habido no solo presiones a los delegados, sino amenazas directas. Muchos de ellos saben que se juegan su puesto de trabajo. Ya apenas quedan concejalías y cargos públicos, pero hay un poder orgánico que mueve todavía decenas de millones de presupuesto. Pero esto no ha aparecido en los discursos de los dos candidatos, por eso es necesario descifrar sus códigos para entender su alcance, repleto de reproches y de advertencias en clave interna. También de amenazas veladas. Rubalcaba le ha advertido a Chacón que hay que ser austero en la vida pública y en la privada “porque si no vives como piensas, acabas pensando como vives…”. Algún delegado cree que como el cántabro no da puntada sin hilo, ha aludido al alto nivel de vida de la ex ministra de Defensa.
En su afán por desmontar su fama de maquinador, de alguien al que no le gusta la gente, Rubalcaba ha venido a decir que él representa a todo el partido, no solo al socialismo catalán, que hace falta una dirección sin sectarismo, integradora, sin personalismos, con un liderazgo fuerte. “No voy a hacer rubalcabismo”, ha asegurado. Y una mayoría muy ajustada de los delegados le han dado su aval. También prometió repartir porciones de influencia entre todas las federaciones. Y esto ha resultado eficaz. Y para la galería, y es lo que más ha excitado aparentemente a los delegados, ha respondido a Botín que sí, que los políticos tienen la culpa…pero no de la penosa situación financiera de España, sino “de no haber metido mano a los banqueros que especulan con nuestros ahorros”. La Iglesia tampoco se ha librado de los ataques porque Rubalcaba también ha propuesto romper el acuerdo con la Santa Sede si en España “se retrocede treinta años” en la regulación del aborto o en la asfixia de la escuela pública. Hay que frenar, ha defendido el nuevo secretario general, el “ajuste ideológico” del PP. Y Chacón, que ha intervenido la última, tampoco se ha quedado corta en su fe laicista. Pero la mayoría de los congresistas no le ha comprado la mercancía.
Dando la vuelta a la intervención de esta mañana del nuevo secretario general, cabe deducir que él ve a su contrincante como una dirigente sectaria, que desprende personalismo, inclinada a secuestrar el PSOE, con todas las letras, bajo el yugo catalán. El peligro parece abortado después de la votación de estar tarde. Hay que ir, ha dicho Rubalcaba, a una España federal, no a una confederación. El alcance de estas advertencias ha tenido eco en la mitad larga de los compromisarios, que no han querido un PSOE secuestrado por el socialismo catalán.
Chacón, socialista "para siempre"
Chacón ha exhibido su candidatura fashion con una sobreactuación pasada de decibelios, de hecho algunos de sus gritos han provocado risas entre algunos delegados. Se esperaba que pusiera pasión, pero no de forma tan desaforada. En clave interna, ha acusado a Rubalcaba de echar por tierra las primarias, de hacer desde el Gobierno política de derechas, como si ella no hubiera estado sentada en el mismo consejo de ministros. Ha recordado, para sensibilidad de los espectadores, que su abuelo estuvo en campos de concentración y que cuando le dijo que no había conocido la juventud, se hizo socialista “para siempre”. Pero 22 delegados, los culpables de su amarga derrota, no se han dejado llevar por esta indigestión de sensiblería.
La candidata perdedora ha pulsado todas las teclas que creía le podían dar ventajas entre los delegados: el feminismo, las políticas de igualdad, el avance en los derechos sociales…pero sobre todo ha reivindicado a Zapatero. Conocerle, ha asegurado casi desgañitándose, “ha sido lo mejor” que le ha pasado en su vida. Y eso parece que ha tenido su efecto, pero precisamente no el esperado por la interesada.
Chacón también se ha presentado al congreso como la llave más útil, cercana y segura para remontar electoralmente. Y la parada más inmediata está en Andalucía, con Asturias en muy segundo plano. Por eso ha dicho en Sevilla que con ella no hubieran cabido interinidades, ni gestionar travesías del desierto, ha dado a entender que con su entusiasmo la remontada del PSOE hubiera estado a la vuelta de la esquina. La delegación andaluza se ha volcado en sus aplausos, pero no la ha sido suficiente para salir por la puerta grande. José Antonio Griñán, que se examina el 25 de marzo, le ha brindado su respaldo, ante el pavor de tener que conducir su campaña electoral al lado de Rubalcaba, el pasado, el perdedor del 20-N, el que ha conducido al PSOE a su agujero electoral más oscuro. Pero ahora tendrá que hacer de tripas corazón.
Chacón no ha vendido, pues, un congreso de transición, les ha sugerido a los delegados que convirtieran este cónclave sevillano en decisivo, sin esperas ni paréntesis. Y los congresistas, la mayoría de ellos, no le han tomado tampoco la palabra. El PSOE se ve abocado a un largo paréntesis que terminará, previsiblemente, cuando se elija al cartel electoral para 2015.
Para su parroquia, la candidata perdedora también había prometido, anticipándose a la votación de esta tarde, que iba a integrar en la futura ejecutiva a las federaciones, que había tarta a repartir para todos y que auparía a la dirección de su partido “a gente buena, pero también a buena gente”. Ella piensa, en el fondo, que Rubalcaba y su séquito no lo son, porque han utilizado paga ganar la potente maquinaria de Ferraz y de los aparatos regionales para asfixiar su candidatura. Así se las gasta Chacón, que hasta se ha mostrado capaz de recaudar 40.000 millones de euros luchando contra la economía sumergida. Eso es nada.
Con su fracaso y el triunfo tan ajustado de Rubalcaba, se abre un nuevo capítulo para el PSOE lleno de obstáculos. Si Griñán pierde Andalucía el próximo 25 de marzo, es muy posible que el nuevo líder provisional del PSOE lo sufra en carne propia y su suerte de hoy sufra el primer gran tropiezo. Pero sus partidarios saben que en la adversidad tendrá el respaldo de Felipe González. Chacón ya no va a poder jugar a partir de ahora a ser “la niña de Felipe”, aunque Rubalcaba se va a ver obligado, dada la estrechez de su éxito, a cambiar muchos cromos. En el corto plazo, cuando esta tarde comience a negociar la composición de la nueva ejecutiva. Siempre bajo la atenta vigilancia de Zapatero, perdedor del Congreso, refugiado en el confortable sillón del Consejo de Estado.
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