Luis Rubiales se reunió uno por uno con los presidentes de las federaciones territoriales poco antes de su discurso ante la Asamblea extraordinaria de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Rubiales ocultó a todos su intención de no dimitir, según han reconocido a Vozpópuli varios de los protagonistas de estos encuentros privados. El entorno del todavía presidente de la Federación, que vive sus últimas horas en el cargo, había confirmado a diferentes medios de comunicación que presentaría su dimisión este viernes.
Pero cuando Rubiales subió al atril, su discurso no es el que esperaban los miembros de la Asamblea. No dimitió. Y además repitió varias veces que no pesaba hacerlo. Algunos miembros de la Asamblea creen que tomó la decisión de agarrarse al cargo ahí mismo, sobre la marcha. Y citan como prueba el lenguaje utilizado durante su intervención, con momentos "extraños" como el de la explicación que ha dado al beso de la jugadora Jennifer Hermoso durante la celebración de la Copa del Mundo.
Otras fuentes de la federación consideran que Rubiales cambió de opinión tras conocer el informe de "integridad" del organismo, que le exculpaba de cualquier hecho reprobable. El delegado encargado de estos temas, una figura que la UEFA ha ido implantando en todos los países, sostiene que coincidió con Hermoso en el vestuario y que el beso se describió como "algo anecdótico".
El Gobierno echa a Rubiales
Sea como fuere, Rubiales ha optado por no dimitir siendo consciente de que sus horas al frente del máximo órgano del fútbol español están contadas. Nada más terminar la rueda de prensa, la Fiscalía ha abierto diligencias por un presunto delito en el beso a Hermoso y el Consejo Superior de Deportes (CSD) ha garantizado que la inhabilitación de Rubiales para poner fin a su mandato es cuestión de horas.
"Si el TAD incoa el expediente, yo, como presidente del CSD, tengo derecho a convocar la comisión directiva del CSD para instar la suspensión de Rubiales", ha dicho el presidente del CSD y secretario de Estado para el Deporte, Víctor Francos en rueda de prensa.
El fútbol español se enfrenta a una crisis inédita por las circunstancias que rodean este episodio y la repercusión mundial del mismo. Rubiales está sentenciado. Lo que no está claro es cómo se organizará su sucesión. La salida de Rubiales no ha sido una dimisión, sino un cese. Por lo tanto, lo normal es que se nombre una gestora que lidere el organismo hasta las elecciones.
¿Dos elecciones en la RFEF?
El problema es que las elecciones ordinarias de la Federación están previstas en 2024. Siempre se celebran en año olímpico. Una de las opciones que se baraja es que la gestora estire el mandato hasta final de año y no haya que convocar dos procesos electorales: uno extraordinario ahora y otro ordinario -que debe tener lugar sí o sí- el año que viene. La idea sería celebrar una sola elección a principios del año que viene.
Esto daría tiempo a amortiguar los previsibles cambios que traerá una nueva presidencia a los órganos más importantes de la Federación. No sólo en la dirección deportiva y los cuerpos técnicos de las selecciones, sino también, por ejemplo, en el comité de árbitros.
Otra de las claves de este proceso es la Copa del Mundo del 2030. España, Portugal y Marruecos lanzarán su candidatura en octubre. Pero hay un hito clave para la propuesta que es el Congreso de la UEFA, que se celebrará en Madrid el 8 de febrero del 2024. El objetivo de albergar esta cita en Madrid es dar apoyo a la candidatura. Y la idea, según estas fuentes, es llegar a esa fecha con una nueva directiva electa y el episodio de Rubiales olvidado en la medida de lo posible.
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