España

Saint Denis, Molenbeek y El Príncipe: el debate sobre las 'no go zones' resucita en Europa

El caos vivido en Saint Denis durante la final de la Champions ha resucitado el debate sobre las llamadas 'zonas prohibidas': barrios de mayoría musulmana y a los que supuestamente no se puede acceder

"He estado en muchas finales de fútbol y siempre se establece un perímetro de seguridad en los estadios. Hay varios controles, verifican la entrada y te cachean. He estado en Cardif, Kiev, Milán... Siempre hay anillos de seguridad. El otro día en Saint Denis no había control alguno y los locales del barrio, que eran legión, empezaron a saltar las vallas para invadir el estadio sin entrada". Habla Luis, uno de los miles de españoles que viajaron a París el pasado fin de semana para disfrutar de la final de la Champions y se volvieron con una sensación agridulce por los múltiples incidentes que tuvieron lugar en el estadio y sus inmediaciones.

"Las unidades de intervención policial francesa no hicieron nada. Los vimos saltar delante de nuestros ojos y los agentes no actuaban. Todo esto se puede comprobar perfectamente porque hay muchos vídeos al respecto. Y resulta que ahora se culpa a los ingleses cuando lo cierto es que no hicieron nada y tuvimos muy buen ambiente con ellos. Llegaron a encerrar y gasear a los aficionados del Liverpool, fue negligencia de la Policía francesa", denuncia.

El caos vivido en Saint Denis ha resucitado el debate sobre las llamadas no go zones, barrios de mayoría musulmana y a los que supuestamente no se puede acceder porque la seguridad brilla por su ausencia. ¿Existen barrios en Europa donde el grueso de los vecinos se rija por la ley islámica? ¿Tiene algo que ver la religión en los disturbios de hace una semana? Muchos mensajes en Twitter, un puñado de artículos periodísticos y pocos estudios académicos aseguran que sí. Apuntan a la comuna de Molenbeek, en Bruselas, una zona que sirvió de escondite a los terroristas de los atentados de París y la capital belga. También al barrio de El Príncipe, en Ceuta y a algunos guetos de Dinamarca, Suecia y Alemania. Y, por último, a algunas áreas concretas del departamento de Sena-Saint Denis, en Francia.

Informe del Institut Montaigne

En 2011, un informe encargado por el Institut Montaigne de Francia y dirigido por el reputado politólogo francés Gilles Kepel -con la colaboración de Leyla Arslan y Sarah Zouheir- concluyó que Seine-Saint-Denis y otros tantos suburbios de París se estaban convirtiendo en "sociedades islámicas separadas". Según el estudioso, estos barrios estarían manteniéndose separados del estado francés y priorizando las reglas de la Sharia sobre las de la ley francesa.

Para Kepel, algunos musulmanes franceses se estaban alineando cada vez más con los valores islamistas en lugar de los del estado francés. Además, en su análisis explica que la planificación social francesa colocó a muchos de sus inmigrantes musulmanes en un solo lugar caracterizado por el desempleo masivo. Como Saint Denis.

The New York Times Magazine se hizo eco de sus investigaciones. "Durante mucho tiempo Kepel ha sido una figura prominente en el mundo intelectual francés, un erudito cuyo rostro se ve a menudo en los programas de noticias de televisión. Pero recientemente ha asumido una postura mucho más combativa al argumentar que gran parte de la intelectualidad de izquierda de Francia no comprende la naturaleza de la amenaza que enfrenta el país, no solo de los terroristas extranjeros, sino también de los provocadores islamistas en sus guetos extraurbanos, los banlieues [suburbios]", destaca el reportaje.

En 2011, un informe del Institut Montaigne dirigido por el reputado politólogo francés Gilles Kepel concluyó que Seine-Saint-Denis y otros barrios se estaban convirtiendo en "sociedades islámicas separadas"

"A diferencia de los polemistas que atacan al Islam y que frecuentan las páginas de opinión francesas, Kepel aporta toda una vida de erudición a este argumento. Siempre ha tenido cuidado de distinguir la corriente principal del Islam de los ideólogos islamistas de línea dura de los banlieues. Ha sido durante mucho tiempo un hombre de izquierda; la familia de su esposa es del norte de África y no simpatiza con la xenofobia del Frente Nacional de derecha. Pero él cree que los islamistas radicales están tratando de destrozar el tejido social de Francia y de fomentar una guerra civil, y que muchos izquierdistas, sin saberlo, les están haciendo el juego. Esta visión lo ha convertido en un objetivo para casi todos", sostiene Robert F. Worth en su texto de The New York Times Magazine.

En su estudio, titulado Banlieue de la République: Société, politique et religion à Clichy-sous-Bois et Montfermeil, Kepel señala que el modelo de integración nacional parece paralizar a los líderes políticos franceses. "Atrapados entre la inmigración, el Islam, la identidad nacional y la inseguridad, ya no logran trazar un rumbo unificador y portador de significado para la mayoría de los franceses", advierte.

¿Estigmatización o realidad?

Cecilia Eseverri, experta en Estudios Migratorios y profesora del departamento de Sociología Aplicada de la Facultad de de Ciencias de la Información de la UCM, cree que el concepto no-go zones es cuanto menos "estigmatizador". Ha realizado su trabajo de campo en París y en Madrid con jóvenes de origen musulmán.

"En Francia hay un problema de inclusión. A muchos descendientes de la inmigración postcolonial se les lleva segregando décadas. No se sienten incluidos, no sienten que puedan acceder a un empleo, viven en zonas donde se concentra la pobreza urbana, están mal conectados con el centro de las ciudades, no tienen oportunidades y, en algunos casos, se aferran a la religión como forma de pertenencia a una comunidad, pero no se rigen ni mucho menos por la Sharia", aclara.

Según las conclusiones de las investigaciones de Eseverri, en España, por suerte o casualidad, hay zonas con pocos recursos donde la población blanca convive con población gitana, latina y árabe. "Aquí hay más contacto entre todos y se genera cierta adaptación, pero el problema de Francia es que en los barrios más pobres, por lo general, solo se concentran musulmanes que venían de las antiguas colonias como Argelia, Túnez y países subsaharianos. Parece que la colonización se reproduce dentro de Francia en los barrios pobres. Las nuevas generaciones se rebelan de distintas maneras: una minoría delinquiendo y otros tratando de trabajar o estudiar", opina Eseverri.

El barrio de Saint Denis

Con respecto a lo ocurrido antes, durante y después de la final entre el Real Madrid y el Liverpool, la profesora de la UCM aclara que una cosa es Saint Denis y otra Seine-Saint-Denis. "Existen ciertos edificios dentro del este último departamento que están tomados por el mercado de la droga. Parecen colmenas donde se acumula la pobreza", explica. Sin embargo, dice, en el barrio de Saint Denis no ocurre lo mismo. "Esta zona se está gentrificando y algunas familias de clase media se están yendo allí a vivir por el precio de los alquileres al igual que está ocurriendo con muchos barrios del sur de Madrid", indica.

Elisa Brey, profesora de Opinion Pública en el mismo departamento de la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM, piensa que hablar de no go zones es una visión reduccionista. "Nadie niega que hay problemas, pero esto no puede servir para estigmatizar a todo un barrio. ¿Por qué damos más importancia al factor cultural y religioso que al socioeconómico?", se pregunta.

Para Brey, de nacionalidad francesa, no todos los jóvenes que irrumpieron en el estadio el fin de semana pasado son locales de Saint Denis: "Allí se congregaron delincuentes habituales de París porque sabían que iba a haber muchos turistas". "No todo el barrio es delincuente. El factor principal cuando hay delincuencia y robos es socioeconómico. Hay barrios que llevan más de 30 años degradándose. No pretendo disculpar lo ocurrido, pero no podemos relacionar la delincuencia a una religión". considera Brey.

Divulgación en los medios

La profesora de la UCM cree que el concepto no go zones apareció en 2002, pero se empezó a popularizar tras los atentados terroristas de Charlie Hebdo. "El periodista Steven Emerson, experto estadounidense en seguridad nacional, terrorismo y extremismo islámico, empieza a divulgar el término en Fox News. Se habla de zonas prohibidas en Londres, Birmingham, París... El debate traspasa el Océano Atlántico y llega a Le Petit Journal, un periódico satírico", recuerda Brey. "Efectivamente hay kebabs y hay cuscús, pero hay también hay franceses viviendo ahí", concluye el citado medio según Brey. "El embajador de Francia en EEUU y la alcaldesa de París amenazaron con denunciar a Fox News y la cadena acabó pidiendo disculpas y reconociendo que no se basaba en datos", añade.

En febrero de 2016, explica la experta en opinión pública, varios miembros de ALDE preguntaron sobre las supuestas no go zones en el Parlamento Europeo: "El asunto no tuvo mucho recorrido". "Creo que la realidad es mucho más diversa y tachar a ciertos barrios como zonas prohibidas es estigmatizar a todos los vecinos que viven ahí", zanja.

En un artículo publicado en este diario con el título París ya nunca será una fiesta: la delincuencia de Saint Denis y la hipocresía de la política, el periodista Luis Rivas, afincado en Francia, se hacía eco de las declaraciones del exjugador del Arsenal y del Barça, Thierry Henry, para advertir que: "Saint Denis es una de las zonas de Francia con más delincuencia y donde muchos franceses de origen árabe, especialmente las mujeres, se sienten menos libres que en sus países de origen".

"Toda la buena voluntad de políticos y asociaciones de todo tipo -chiringuitos subvencionados incluidos- choca contra una realidad que no por intentar ocultar deja de existir. Que la inmensa mayoría de las bandas de delincuentes que asolan hoy las ciudades francesas están formadas por descendientes de inmigrantes magrebíes y africanos en general es una realidad estadística y visual. Denunciar como 'fachas' a los que muestran esa realidad produce el efecto contrario de lo que muchos intentan frenar, el voto a la derecha radical representada por Eric Zemmour o Marine Le Pen", señala Rivas.

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