Pese a que el columnista del periódico 'El Mundo' Salvador Sostres decidió abandonar Twitter el pasado 21 de agosto, no cesa en su empeño de ser trending topic. El "No sé cómo de asqueroso ha sido vuestro día, pero yo hoy he atendido a @SalvadorSostres" que le dedicó una empleada de Fnac apenas ha minado su dignidad y su último intento de copar titulares es una columna publicada este jueves en la que afirma que "querría ser pobre".
"Como me gustaría ser pobre, pobre de necesidad: pobre; y que mis preocupaciones diarias fueran qué llevarme a la boca o dónde resguardarme para dormir. Cómo me gustaría que estas complicaciones, simples y candorosas, fueran las que llenaran mis dáis", declara Sostres, añadiendo que de esta manera, "mi vida sería mucho más plácida y apenas sufriría".
"Qué confortable sería poder vivir de acampar en Sol y pensar si me llega para jamón en dulce o tengo que insistir en el chopped", dice Sostres
Sostres, quien dice no levantar cabeza desde que el Ritz de París está cerrado por obras, cree que "ser rico es mucho más enrevesado". Incluso su descaro va más allá insistiendo en que no entiende "cómo a la gente no le gusta ser pobre, con lo agradable que resulta no tener más que inquietudes simples y realizables".
Él, sin apuros y "sobrado de astucia para llegar saciado al final de la jornada", se tiene así mismo como alguien cultivado y a un nivel superior. "Ser rico es como ser inteligente. Todo el mundo quiere serlo porque socialmente se valora, pero sale mucho más a cuenta ser pobre e idiota, y que con poco sepas conformarte".
Edurne Uriarte, "su hermana"
Después de que Edurne Uriarte, expareja sentimental del ministro de Cultura, José Ignacio Wert, generara el domingo pasado una notable polémica por un artículo en el que mostraba su pasión por los bolsos y complementos de lujo, Sostres ha salido en su defensa afirmando sentir la misma pasión por los hoteles decorados por Jacques García.
"Sale mucho más a cuenta ser pobre a idiota y que con poco sepas conformarte", afirma el columnista
"Qué confortable sería para Edurne y para mí poder vivir de acampar en Sol y de pensar si nos llega para jamón en dulce o tenemos que insistir en el chopped. ¿Por qué no lo decimos claramente, Edurne, ma soeur?", sostiene sin pudor un Sostres que lamenta que nunca le haya faltado de nada ni a él ni a su familia y tenga así que dedicarse a "fantasmas mucho más vaporosos e inciertos que cien gramos de queso fresco o medio kilo de calamares".
"Calmar el alma con un taco de mantequilla o una onza de carne es para mí una remotísima nostalgia", concluye.
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