Emiliano García-Page podría mantener el gobierno de Castilla-La Mancha pese a no alcanzar mayoría absoluta... siempre y cuando Pedro Sánchez acepte la oferta de Alberto Núñez Feijóo para pactar que siempre gobierne la lista más votada. Esa propuesta, que ha sido una de las principales reivindicaciones del gallego desde que está en política, ya fue trasladada por el líder del PP al presidente del Gobierno antes de las andaluzas, tiene, eso sí, fecha de caducidad: el 28 de mayo de 2023, día de las elecciones autonómicas y municipales.
Si antes de esa fecha Sánchez no acepta la oferta de Feijóo, afirman a Vozpópuli desde Génova, el mapa de España se dividirá en comunidades teñidas de azul y de rojo... aunque las vicepresidencias puedan ser de otro color: "Con nuestra propuesta, el mapa sería de los mismos colores... pero con gobiernos en solitario. Es el PSOE el que tiene que decidir ahora".
Las mismas fuentes recuerdan que el líder del PP "siempre ha defendido ese modelo", incluso antes de dar el salto a la política nacional, y fue una de las propuestas que lanzó a Sánchez nada más llegar a Génova, tal y como adelantó este medio el pasado mes de marzo.
Una oferta en vigor
La oferta de Feijóo se planteó antes de las elecciones andaluzas de junio, pero ni el PSOE ni Pedro Sánchez la llegaron a considerar, teniendo en cuenta que todas las encuestas situaban como ganador al Partido Popular de Juanma Moreno.
Ahora, sin embargo, el escenario pre-electoral es diferente y la propuesta sigue vigente: "El PSOE sabe que puede caer la mayoría absoluta en Castilla-La Mancha y la mayoría de los bloques de izquierda en la Comunidad Valenciana y Aragón. Por tanto, deben de ser Sánchez, su partido y sus barones, los que decidan si quieren blindar o no algunos de esos gobiernos dejando que nosotros también gobernemos donde ganemos en las urnas".
Deben de ser Sánchez, su partido y sus barones, los que decidan si quieren blindar o no algunos de esos gobiernos dejando que nosotros también gobernemos donde ganemos en las urnas
A día de hoy, "ellos tienen mucho más que perder que nosotros", destacan en el PP, porque "nosotros nos jugamos solo dos gobiernos autonómicos -Madrid y Murcia- y ellos ocho -Castilla-La Mancha, Extremadura, Comunidad Valenciana, Asturias, Aragón, Navarra, Baleares y Canarias-".
La oferta, insisten desde Génova, es "generosa" y permitiría a los dos grandes partidos "no depender de los extremos". Pero la última palabra la tendrá Sánchez.
Posibles acuerdos con Vox
Si el presidente del Gobierno no mueve ficha y rechaza esta oferta en vigor de Alberto Núñez Feijóo, en el PP se abren de forma clara a pactos Vox: "Si sumamos en Castilla-La Mancha, la única forma de que no gobernemos es que Sánchez haya aceptado previamente que en todos los sitios gobierne la lista más votada".
La prioridad del líder popular, en todo caso, será lograr gobiernos en minoría con el apoyo parlamentario de Vox, siguiendo el modelo de Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Gobernar con mayoría absoluta, como Juanma Moreno en Andalucía, se ve prácticamente imposible: "En todas las autonomías se prevé un resultado muy ajustado. Ningún partido va a lograr un resultado así".
El propio Alberto Núñez Feijóo ya advirtió a Santiago Abascal, en la reunión mantenida por ambos hace unas semanas, que su intención era gobernar en solitario tras los siguientes retos electorales, mientras que el líder de Vox ha dejado claro, en varias ocasiones, que su partido exigirá o no entrar en gobiernos de coalición "en función del resultado y del presidente".
En ese sentido, desde Vox destacan que el partido facilitó la investidura de Ayuso en Madrid sin exigir entrar en su ejecutivo porque "su discurso se acerca más al nuestro" y, en cambio, sí puso a Mañueco la condición de entrar en el gobierno de Castilla y León porque "estábamos más alejados".
El mapa va a seguir siendo azul y rojo y de los vicepresidentes nadie se acuerda
El PP, mientras, se agarra a esta disparidad de criterios de Vox para defender la conveniencia de los gobiernos en solitario, aunque sean en minoría: "Es nuestra apuesta. Después, si hay que negociar, ya veremos". En todo caso, advierten desde Génova, "el mapa va a seguir siendo azul y rojo" y "de los vicepresidentes nadie se acuerda".
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