Algunos corredores del encierro de Sanfermines han protagonizado este jueves una sentada instantes antes del inicio de la carrera para protestar por la velocidad que están marcando los cabestros en los encierros.
Este grupo de corredores se queja de que los bueyes, que llegan entrenados a los encierros, lideran la manada prácticamente de principio a fin de la carrera con su fuerte ritmo y llevan demasiado arropados a los toros, lo que dificulta que los mozos puedan correr delante de las astas.
Después de que en los cuatro primeros encierros ésta haya sido la tónica general de las carreras, algunos mozos, especialmente en Estafeta y Mercaderes, han decidido sentarse en el suelo al finalizar el segundo cántico a San Fermín, antes de la carrera.
Los toros ya no se resbalan
Se da la circunstancia además de que, con el antideslizante que desde hace años se aplica en una parte del recorrido del encierro, los toros ya apenas resbalan en la curva de Mercaderes, lo que facilita que la manada se mantenga unida.
En el encierro protagonizado este jueves por los toros de Victoriano del Río, los cabestros han vuelto a liderar la carrera y han llevado muy arropados a los toros. No obstante, al final de la Estafeta, la manada ha quedado dividida en tres partes, con dos toros y cabestros por delante, dos toros en la parte central y otros dos toros cerrando la carrera.
El encierro ha vuelto a ser veloz y ha dejado un herido por asta en un brazo, además de cinco trasladados por contusiones.
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