El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha enmarcado este lunes las palabras del líder de Vox, Santiago Abascal, en las que afirmó que habrá un momento en el que el pueblo querrá "colgarle de los pies", en una "internacional ultraderechista" y ha acusado al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, de "edulcorarlas", por lo que le ha exigido una "condena firme" y una "reconsideración de sus alianzas" en gobiernos autonómicos y municipales.
En su encuentro con Piqueras, Sánchez ha comentado las polémicas declaraciones que Abascal, que pedía "colgar por los pies" al socialista. Ante el periodista ha explicado que Vox señala "a aquellos que no piensan como ellos", ya sean las mujeres, con la "banalización de la violencia de género"; el colectivo LGTBI o los científicos, pues, en su opinión, niegan "los efectos de la emergencia climática".
Sobre ello, exige una condena firme y una reconsideración de la política de alianzas del Partido Popular, en vista del auge de formaciones y líderes derechistas como Javier Milei. "España no se rompe", ha declarado el socialista en respuesta a este tipo de afirmaciones habituales entre la oposición. "España no se hunde, por mucho que el PP y Vox se empeñen en ello", ha zanjado.
Sobre Podemos, el presidente del Gobierno ha asegurado que no espera un boicot por su parte a la legislatura, y ha tildado su ruptura de ser un problema de entendimiento entre la formación de izquierdas y Sumar.
Preguntado por si dicha ruptura es "transfuguismo", Sánchez se ha defendido como alguien "respetuoso" y ha reivindicado una vez más que sólo espera colaboración por parte de la formación morada.
Sánchez defiende sus conversaciones con el independentismo
"La verdad es la realidad", ha dicho Sánchez en un alegato en defensa de sus decisiones respecto al conflicto catalán. Sobre el procés, el socialista defiende que en su legislatura España se ha alejado de la 'crisis' vivida en los años de máximo apogeo de esto, habiendo llegado a calificar la de 2017 como la peor a nivel territorial en la historia de la democracia.
El presidente del Gobierno ha recurrido, como suele hacer al hablar de la cuestión catalana, a dividir su gestión en dos únicas opciones posibles: una basada en la convivencia -la seguida por su Ejecutivo- y otra en la confrontación -que atribuye a la oposición-.
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