Otro desaire de Marruecos. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha cancelado de forma inesperada su visita del viernes a Rabat. La cancelación se ha anunciado poco después de que el presidente Pedro Sánchez y la casa real marroquí confirmasen una conversación entre el presidente del Gobierno y Mohamed VI. Rabat ha dicho que Sánchez visitará Marruecos "en fechas muy próximas", mientras que Exteriores ha justificado la cancelación de Albares matizando que el ministro acompañará al presidente.
Fuentes consultadas por Vozpópuli han mostrado su "sorpresa" por lo ocurrido. "Es muy raro", aseguran expertos diplomáticos. El secretismo que rodea a las gestiones del Gobierno con Marruecos desde que se anunciase el cambio de posición sobre el futuro del Sáhara es absoluto. Y nadie conoce los términos de la nueva relación entre Rabat y Madrid, que Sánchez califica de "histórica".
"Un viaje del más alto nivel como es el de Sánchez a Marruecos se prepara siempre con la visita previa del ministro o al menos un secretario de Estado", explican estas fuentes. "Que Albares acompañe a Sánchez pasa siempre. No es una novedad".
Albares no viaja a Marruecos
Albares tenía previsto reunirse este viernes con su homólogo Nasser Bourita. El encuentro era clave para definir la agenda de la cumbre entre Sánchez y Mohamed VI y los términos del nuevo acuerdo que va a regir a partir de ahora las relaciones entre España y Marruecos. La cita iba a servir también para poner fecha al viaje del presidente del Gobierno, que la casa real marroquí ha pospuesto "a fechas muy próximas".
Los motivos de este traspié en la reconciliación hispano marroquí no están claros. Algunas fuentes especulan con un cierto malestar en Rabat por el debate sobre el Sáhara del miércoles en el Congreso. Sánchez se quedó solo en la defensa del cambio de posición de España con respecto a la ex colonia. Otras voces atribuyen este retraso al inicio del Ramadán, que comienza el 2 de abril.
Sánchez ha conversado este jueves con el rey de Marruecos con el objetivo de consolidar una nueva etapa de relaciones bilaterales de cara a la nueva una "hoja de ruta" que se basa "en la transparencia, el respeto mutuo y el cumplimiento de los acuerdos entre ambos países".
Pero esa hoja de ruta es la que no se conoce. Sánchez ha roto con 46 años de política exterior española. Y el Gobierno apoya ahora el plan de una autonomía limitada para el Sáhara. España ha defendido tradicionalmente el derecho a un referéndum de autodeterminación del pueblo saharauí.
El futuro del Sáhara
Según explicó Sánchez esta semana en el Congreso, la carta que envió al rey Mohamed VI es un "paso más" en una postura a favor de la autonomía del Sáhara que empezó a recorrerse hace 14 años, con José Luis Rodríguez Zapatero en el Gobierno. El jefe del Ejecutivo ha señalado que la nueva etapa que se abre con Marruecos es "ambiciosa" y tendrá una "hoja ruta de clara" que incluirá Ceuta y Melilla. Rabat no ha mencionado ni una sola vez el reconocimiento de las ciudades autónomas.
En ese sentido, ha precisado que el Gobierno no va a "abandonar" al pueblo saharaui. España, ha dicho, es el país que más contribuye en ayuda al desarrollo para los campamentos. Y lo seguirá haciendo, según ha anunciado. Sin embargo, ha querido responder al "por qué ahora" de este giro.
En su opinión, existe una oportunidad para la búsqueda de un acuerdo con el nombramiento del nuevo enviado especial de la ONU, Steffan de Mistura, aceptado por Marruecos. En cualquier caso, ha insistido en que la solución solo podrán alcanzarla las partes en el seno de Naciones Unidas. "España colaborará activamente", ha reconocido.
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