Pedro Sánchez ha decidido dejar caer todo el peso del cupo catalán sobre la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero. La ministra fue la encargada de inaugurar el curso político desde Andalucía y defender, una vez más, el cupo catalán que ha permitido el pacto entre PSC y ERC para investir a Salvador Illa. Mientras, el presidente del Gobierno guarda silencio y se coloca una apretada agenda internacional que, casualidad o no, le permitirá atravesar una tormenta que incluso ha creado fracturas entre los barones socialistas.
El presidente del Gobierno, que regresó de su gira africana este viernes, evitó viajar a Andalucía para inaugurar el curso político, dejando la responsabilidad a su mano derecha, María Jesús Montero. Allí, la ministra tuvo que justificar ante la militancia la "vocación de autogobierno" de Cataluña y un cupo catalán quje permite "compaginar lo común con lo que es particular de cada territorio".
Mientras, Pedro Sánchez evita el desgaste en Andorra, disfrutando de los campeonatos del mundo de BTT que se celebran en la estación de Pal Arinsal. Hasta allí se ha desplazado junto a su esposa, Begoña Gómez, con quien comparte su pasión por el ciclismo de montaña. Desde la investidura de Illa, el presidente no ha comparecido para explicar el pacto entre PSC y ERC, que inevitablemente necesita el visto bueno de Moncloa, ya que es el Gobierno quien debe negociar ahora con el Govern las condiciones del cupo catalán.
El presidente tiene también previsto durante esta semana viajar hasta París para apoyar al equipo Paralímpico español, por lo que no se espera que comparezca para explicar mientras Montero tiene una semana bastante más dura: el miércoles acudirá al Senado para explicar el cupo catalán ante los partidos de la oposición tras la imposición del PP, que cuenta con mayoría absoluta en la Cámara Alta.
Después, el presidente viajará a China (del 7 al 12 de septiembre) para visitar Pekín. Allí se verá con Xi Jingping e inaugurará el IX Foro España-China. Con esta agenda internacional, Sánchez apenas pisará España tras una de las decisiones más polémicas desde que está en La Moncloa, ya que el cupo catalán amenaza con romper el principio de solidaridad territorial entre comunidades autónomas.
Con esta agenda, será María Jesús Montero quien sufrirá el desgaste de la oposición, muy molesta por pactar el cupo catalán con ERC. Además, Sánchez evitará estar en el centro del debate que enfrenta al Gobierno con algunos barones autonómicos como Page o Barbón, que ven amenazada su financiación y consideran injusto el pacto firmado con el independentismo catalán.
Sánchez, de este modo, no dará explicaciones ante la militancia, la oposición o los medios de comunicación hasta al menos un mes después de la investidura de Illa, celebrada el pasado 8 de agosto. Así, el presidente intentará llegar lo más entero posible al Congreso Federal del PSOE, adelantado al mes de noviembre -un año antes de lo que corresponde-.
Montero, antes de las negociaciones, también asumió la responsabilidad de hablar sobre el cupo catalán. De hecho, tuvo que desdecirse tras asegurar que no había ventajas fiscales para Cataluña: "Nunca en ningún momento se ha planteado que el PSOE o el Gobierno comparta la cesión del 100% de los tributos ni a esta ni a ninguna otra comunidad autónoma", aseguró Montero cuando se comenzó a hablar de financiación singular para Cataluña.
Una vez hubo pacto entre PSC y ERC, su modo de verlo cambió: "Por supuesto que el PSOE avala y apoya en su totalidad el acuerdo suscrito por el PSC y ERC". "Nos sentimos cómodos con este acuerdo y lo vamos a impulsar de forma progresiva, reflexiva y razonada con el resto de los grupos políticos", recalcó tras la investidura del exministro de Sanidad.
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