Pedro Sánchez ha visto fracasar esta semana el giro al centro que viene ensayando con Inés Arrimadas desde hace dos meses -tras la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado- y cuyo objetivo era, sin perder de vista que sigue necesitando a Unidas Podemos, ERC y Bildu, ir despegándose paulatinamente del llamado bloque de investidura con el objetivo de romper con ellos poco antes de la convocatoria de las próximas elecciones generales.
Distintas fuentes de la dirección socialista admiten ahora a Vozpópuli que el asalto a feudos del PP como Murcia o Castilla y León ha resultado una “chapuza” por la debilidad de Arrimadas y su “falta de control” del partido en los territorios; esto último es lo que subyace del fiasco de la moción de censura contra el Ejecutivo murciano de Fernando López Miras, que puede acabar poniendo en bandeja a Isabel Díaz Ayuso una mayoría absoluta, en solitario o con Vox, si Ciudadanos desaparece de la Asamblea de Madrid en las elecciones del 4 de mayo.
Ya antes, durante el debate presupuestario, había intentado Pedro Sánchez meter a los naranjas en esa nueva versión de la geometría variable que tan famosa hiciera hace una década José Luis Rodríguez Zapatero, pero la presión de Pablo Iglesias en contra y, sobre todo, el rechazo furibundo de ERC a compartir nada con su bestia negra en Cataluña le convencieron en la idea de dejar la colaboración con Inés Arrimadas para más adelante.
El batacazo de Cs en Cataluña desató la urgencia de Arrimadas por pactar con Sánchez para demostrar que es “autónoma” de un PP que intenta fagocitar al partido naranja
No tardarían mucho en volver a encontrarse en el camino. Mes y medio. El riesgo cierto de desaparición del partido que fundaron a Albert Rivera y otros en 2006, a resultas del tremendo batacazo electoral sufrido este 14 de febrero en el territorio que les vio nacer, Cataluña, aceleró los tiempos. A partir de ese momento, la urgencia ya no era tanto de Sánchez como de Arrimadas, decidida a evitar, contra viento y marea, que el PP y Pablo Casado fagociten el partido naranja.
Bolaños, el hombre de Sánchez
De hecho, es la mano derecha de Arrimadas, Carlos Cuadrado, sigilosamente y sin informar al resto de la Ejecutiva naranja -muy crítica con la operación ya antes del fiasco-, quién telefonea al secretario general de la Presidencia de Sánchez, Félix Bolaños, y luego se ve con el secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, para cerrar los detalles de la operación Murcia, que incluía la Presidencia de la comunidad autónoma para la actual dirigente regional de Ciudadanos, Ana Martínez Vidal -hasta ahora portavoz en el Ejecutivo del popular López Miras- a cambio de ceder la alcaldía de la capital al socialista José Antonio Serrano.
Sánchez y Arrimadas veían en las denuncias de corrupción contra el PP local la oportunidad de convertir a Murcia en laboratorio del experimento. Ella mataba así dos pájaros de un tiro: aliándose con el PSOE mostraba su determinación de ser “autónoma” del PP y, de paso, asestaba un duro golpe de credibilidad a Pablo Casado en la persona de su número dos, el secretario general de los populares, el murciano Teodoro García Egea, pasto de duras críticas de los barones populares por no haber previsto la moción de censura en su propio feudo... hasta que la desactivó este viernes y pasó a recibir alabanzas.
Son Casado y, sobre todo, García Egea, quienes salen victoriosos de este envite e Inés Arrimadas termina muy tocada, hasta el punto que numerosos cuadros de Ciudadanos consultados por Vozpópuli no descartan que surjan voces pidiendo su dimisión en la reunión extraordinaria de la Ejecutiva Nacional que tendrá lugar este lunes en Madrid por las presiones de dirigentes regionales como el valenciano Toni Cantó o la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís.
Eso ha obligado a Arrimadas a desconvocar el viaje que tenía previsto este lunes a Valladolid para entrevistarse con el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco -contra el que el PSOE de Luis Tudanca ha presentado también una moción de censura-, y con el vicepresidente, Francisco Igea, rival de la presidenta de Ciudadanos en el pasado congreso nacional del partido.
Tanto Mañueco como Igea han criticado el “espectáculo” de Tudanca y su “sumisión” a las directrices de Sánchez, y aunque parece que cualquier operación a la murciana está, hoy por hoy, desactivada tras el fiasco, Igea sospecha que cuatro procuradores fieles a Arrimadas en las Cortes de Castilla y León podrían apoyar finalmente la moción de censura socialista contra el popular Mañueco.
En La Moncloa se asegura ahora que Gabilondo es “de largo” el mejor candidato del PSOE para enfrentarse a Isabel Díaz Ayuso en las elecciones del 4 de mayo y arrebatar Madrid al PP
De todas formas, esto último debe ser la última preocupación ahora mismo en La Moncloa, que ha visto cómo, por una carambola política derivada de la cuasi descomposición del partido naranja, va a tener que afrontar unas elecciones en Madrid que pueden acabar con Isabel Díaz Ayuso investida de una mayoría absoluta. Nada más conocer la operación Murcia en la mañana del miércoles, la lideresa madrileña reunió a su gabinete para convocar elecciones el 4 de mayo y echar del mismo a su vicepresidente, Ignacio Aguado, y a todos los consejeros de Ciudadanos incluyendo al anterior presidente madrileño Ángel Garrido.
Un problema para Sánchez
Si Ciudadanos, que tenía 26 diputados en la Asamblea ya disuelta, desaparece porque no logra el 5% de voto que exige la Ley electoral madrileña, Ayuso saldrá muy reforzada, gobernará seguro -con o sin Vox, dependiendo de que logre mayoría absoluta- y serán Pedro Sánchez y el PSOE, no Pablo Casado y el PP, los que tendrán un serio problema en la recta final de la legislatura.
Fuentes del entorno del presidente Sánchez aseguran a este periódico que Ángel Gabilondo, quien ya ganó en votos a a Ayuso en 2019, es, “de largo”, el mejor candidato del PSOE para este desafío inesperado en todos los cuarteles generales de los partidos. No se reconoce ninguna oferta a la actual ministra de Defensa, Margarita Robles, para hacerse cargo del envite. El ex ministro de Educación con Zapatero estaba de salida tras dos legislaturas en la Asamblea, pero esta carambola política le va a ofrecer una tercera oportunidad de ser presidente madrileño; sí no, se irá al Defensor del Pueblo.
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