La dimisión de Adriana Lastra no es casual. Tras la salida de la ex vicesecretaria general del PSOE de Ferraz se esconde una derrota pese a que ella misma la justificó por motivos personales -un embarazo de alto riesgo-. Y es que, según ha sabido Vozpópuli, el presidente del Gobierno y líder socialista, Pedro Sánchez, forzó la renuncia de su ex número dos al cortar sus intentos de controlar el partido. Lastra tenía enfrente al secretario de organización, Santos Cerdán, fiel escudero de Sánchez y ha perdido. Ahora, Cerdán asume, de facto, ser el segundo socialista con mando en plaza.
Lastra, no obstante, asegura en su comunicado de renuncia, enviado a la dirección del PSOE, que informó a Sánchez de su decisión de dimitir hace días. A la exsegunda de Ferraz le quedaban pocas salidas tras ver su ascenso en el partido frenada por sus aspiraciones. Cabe recordar que Sánchez le apartó de la portavocía en el Congreso de los Diputados precisamente para frenar sus movimientos. El líder socialista puede exhibir ahora la cabeza de Lastra ante quienes dentro de su partido le pedían un volantazo para retomar el pulso tras el shock de los últimos resultados electorales.
El PSOE está "inquieto", según explica a este diario una fuente que conoce muy bien los entresijos del partido. El secretario general no ha desvelado aún todas sus cartas, pero aprovechará la salida de Lastra para reestructurar la maquinaria socialista y laminar todo ápice de oposición interna. Los socialistas no descartan más cambios de calado, aunque de producirse los sitúan en septiembre, al compás de una posible crisis de Gobierno.
El PSOE está inquieto
En verdad, la torre de Lastra se derrumba tras el duro golpe que el PSOE sufrió en las elecciones autonómicas de Andalucía del pasado 19 de junio. La mayoría absoluta del PP puso el partido patas arriba. Desde entonces, por la sede socialista circulan mensajes con nombres cuya cabeza puede rodar en cualquier momento por deseo del líder. Lo cierto es que el partido vive luchas de poder internas y algunos sectores están apesadumbrados por la comunicación que lideran los portavoces Héctor Gómez y Felipe Sicilia.
Los ánimos en Ferraz y en Moncloa ha estado bajos tras el batacazo andaluz. Aunque el 'subidón' de la cumbre de la OTAN que, consideran, elevó el perfil de Sánchez hasta encumbrarle como "actor global" en palabras de su núcleo duro, y el debate del estado de la nación, en el que el presidente giró a la izquierda y descolocó a su adversaria Yolanda Díaz, han subido la moral de los socialistas.
En medio de todo este barullo, Sánchez sopesa no sustituir a Lastra y dejar vacante el puesto de vicesecretario general. El presidente puede diluir las funciones que ocupaba la socialista asturiana en otros nombres. Uno de los que suena con fuerza es el de Antonio Hernando. Es más, el director adjunto del jefe gabinete de presidencia también se posiciona como ministro ante un eventual cambio en el Consejo de Ministros.
Reordenar el partido
El gran obstáculo para las aspiraciones de la coalición de PSOE y Unidas Podemos es que el radar demoscópico del Gobierno sigue detectando a los votantes progresistas desmovilizados. Es más, fuentes gubernamentales aseguran que ese es el principal problema que enfrentan los socios junto al dato inflación (10,2%) que, reconocen, les mata mes a mes.
El adiós de Lastra es al partido, pero no al Congreso, donde varias fuentes socialistas confirman que, por el momento, mantendrá su escaño. Sánchez acudió raudo a agradecer a Lastra los servicios prestados en Twitter. Todo un homenaje a una "socialista ejemplar".
Pero su renuncia le facilita reordenar el partido, porque el puesto de Lastra no podía ser modificado por el secretario general, sino que se debía hacer en un congreso del partido. Eso sí, la vacante será cubierta, en caso de que se nombre un sustituto, por la propia comisión ejecutiva a propuesta de Sánchez. Aunque el cambio deberá ser ratificado en el próximo congreso federal.
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