España

Presión sobre Sánchez para romper con Podemos tras la "deslealtad" de Yolanda Díaz

La cita de la vicepresidenta segunda con el líder del PP se interpreta como un ataque directo al líder socialista, quien está tentado de terminar como empezó: con un Ejecutivo solo del PSOE

De un tiempo a esta parte, el entorno de Pedro Sánchez en Moncloa debate cada vez más sobre la posibilidad de dar una patada a los ministros de Unidas Podemos. El más entusiasta con la idea de decir adiós a los morados es el jefe de gabinete del presidente, Óscar López, quien quiere despejar el liderazgo del PSOE para encarar las citas electorales de 2023 sin ruido que contamine la acción de gobierno.

Y la cena entre la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, toda una "deslealtad" según conceden fuentes gubernamentales socialistas, ha avivado la discusión, porque ambos pactaron una pinza a Sánchez con la cesta de productos básicos y el IVA que dejó al presidente fuera de juego. Todo un golpe de efecto desde dentro de Moncloa por mucho que la medida no tuviera recorrido alguno.

El tema comienza a preocupar incluso a destacados dirigentes morados. Es cierto que en estos momentos lo último que le interesa a la coalición es romper el Ejecutivo. En parte, según reconocen fuentes gubernamentales del lado de Unidas Podemos, porque toca aprobar los presupuestos. Por eso, se han tenido que tragar el sapo del 25% de incremento del gasto en Defensa. La prioridad ahora es lograr el respaldo en el Congreso a las terceras y últimas cuentas del Estado, recién acordadas entre los socios. Luego ya se verá. Y esa es la clave, porque una vez aprobados, el presidente del Gobierno puede pulsar el botón nuclear y volar la coalición.

La urticaria a Unidas Podemos de parte del PSOE

No es ningún secreto a voces que un amplio sector del PSOE tiene urticaria por compartir el salón de mandos de Moncloa con Unidas Podemos. Aunque el núcleo duro del presidente confía en que su adversaria íntima saque músculo electoral para ser competitiva cuando se abran las urnas, lo cierto es que Sánchez está en plena batalla con Yolanda Díaz por conquistar a los votantes de centroizquierda, donde se encuentran la mayoría de los electores socialistas. La OPA de Sumar ya ha empezado. Poco a poco.

Hasta ahora, en el búnker monclovita, solo el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, se ha mantenido como gran partidario de la alianza con Podemos. Bolaños es consciente de que abrazando a la izquierda el PSOE puede movilizar a los votantes progresistas que les llevaron al poder y que el radar demoscópico de Moncloa, capitaneado por la ex del colectivo 'Politikon' María Ramos, detecta desesperanzados y dispuestos a quedarse en casa en una nueva cita electoral.

Por eso, en parte, Sánchez tiró de bazuca para disparar un hachazo fiscal a energéticas y bancos de 7.000 millones y para cocinar unos presupuestos con récord de gasto con un toque de rebaja fiscal a las rentas medias. El problema es el griterío. El propio presidente ha pedido alguna vez que otra a Unidas Podemos que baje el tono. Pero los morados van a lo suyo. Se acercan las elecciones y toca diferenciarse. El lío por el gasto en Defensa, que aumentó un 25%, y que hizo a los de Ione Belarra poner en el grito en el cielo y acusar a Yolanda Díaz de no haberles informado, es el penúltimo ejemplo de todo lo que emborrona las relaciones en Moncloa.

El súper domingo electoral

Por eso, una fuente que conoce muy bien a Sánchez tiene claro que el presidente tiene en mente como opción dar un golpe en la mesa que aparte 'Garzones y Belarras' del Consejo de Ministros e incluso que eche a Yolanda Díaz, su gran adversaria, a la arena para pelearse con los suyos. Porque Unidas Podemos sigue desconectado de su líder. Esa sería la mejor manera de jugar al voto útil y arrastrar a la izquierda a la izquierda del PSOE a optar por Ferraz para acampar cuando toque votar. Aunque muchos consideren esa sede un vertedero moral. Con Moncloa para él, el presidente podría terminar la legislatura como empezó su presidencia: con un Ejecutivo "bonito" que vuelva a servir de escaparate para acudir a las urnas.

Cabe recordar que el PSOE no atraviesa su mejor momento en las encuestas de intención de voto. Y en el partido, pese a vender optimismo, comienza a extenderse el "miedo", especialmente entre los barones autonómicos que en mayo del año que viene deben someterse al test de las elecciones. Precisamente ese miedo ha llevado al Gobierno a seguir la senda fiscal del presidente valenciano, Ximo Puig, con rebajas impositivas a las rentas bajas y medias tras perder, según reconocen fuentes gubernamentales, el relato con el PP respecto a las bajadas de impuestos. En ese contexto de necesidad, comienza a emerger la idea de que el presidente haga coincidir los comicios autonómicos y municipales con las generales.

No obstante, el presidente perjura que no adelantará las elecciones. Moncloa quiere aprovechar el tirón del semestre de presidencia española de la Unión Europea. De nuevo, Yolanda Díaz es quien más prisa tiene. Dentro de Unidas Podemos no ha sentado nada bien que no avisara ni a Belarra ni a Sánchez de su encuentro con Feijóo. Cada día que pasa la ven más desconectada, según fuentes de peso en el partido morado, casi rompiendo el espacio que tanto le costó armar a ese primer Podemos. Todo parece indicar que lo que queda de legislatura será un sálvese quien pueda en toda la izquierda. Moncloa es una caldera.

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