El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, valora celebrar elecciones generales en noviembre del 2022, según ha sabido Vozpópuli de distintas fuentes. El objetivo de este adelanto de un año es doble. Por un lado, evitar lo peor de una crisis económica que se da por segura cuando se apague el efecto del rebote tras la pandemia y los fondos europeos. Y, por otro, no fiarlo todo a un 2023 en el que las perspectivas del PSOE en las municipales y autonómicas de mayo no son de momento nada buenas.
Sánchez trabaja ya con distintos escenarios electorales tras aprobar los Presupuestos Generales del Estado. El mensaje oficial y el único que La Moncloa traslada en público es que la legislatura se agotará y que no habrá elecciones hasta finales del 2023. Sin embargo, el jefe del Ejecutivo tiene otras ideas en mente. Y una de ellas es acortar la legislatura un año e ir a las urnas en noviembre. La fecha está marcada en rojo en el calendario de algunas de las empresas más importantes del país, según la consta a este diario.
Sánchez y su equipo creen que el final del 2022 da un margen suficiente para dar por controlada la pandemia del coronavirus. Y, al mismo tiempo, consideran que puede ser un período "positivo" para la economía y el crecimiento por la llegada de los fondos europeos. El PSOE no termina de remontar en las encuestas desde la debacle del 4-M en Madrid y el indulto a los líderes del proceso separatista. El PP de Pablo Casado lidera todos los sondeos a pesar de que sus problemas internos han reducido su ventaja.
Adelantar las elecciones
La "excusa" de Sánchez para adelantar la cita con las urnas podrían ser los Presupuestos. Este diario ya ha informado de que una gran parte del PSOE da por hecho que las Cuentas del 2022 serán las últimas del Gobierno de coalición. "Si Sánchez escenifica que no tiene los apoyos para los Presupuestos del 2023, puede pulsar el botón electoral", explican fuentes socialistas.
El presidente no quiere verse sometido a otro carrusel de cesiones al separatismo y el nacionalismo catalán y vasco en un período preelectoral en el resto de comunidades del país. "Los barones, que ahora han hecho la vista gorda, tendrían muy difícil defender una negociación como la de este año", aseguran fuentes socialistas.
Uno de los factores determinante para cuadrar esa fecha es Andalucía. La posibilidad de celebrar generales en noviembre depende de la convocatoria de Juanma Moreno. El presidente andaluza ya ha anticipado que las elecciones regionales serán entre junio y octubre. Así que La Moncloa solo podrá adelantar en caso de que Moreno llame a las urnas antes del verano. Algo que, según estas fuentes, es perfectamente posible.
El PSOE da por hecho que su candidato Juan Espadas lo tiene prácticamente imposible. Las encuestas internas que maneja Ferraz sitúan al PP con un suelo de 50 escaños. La mayoría absoluta está en los 55 diputados. Pero hay un factor que cambia con respecto a hace cuatro años.
¿Gobierno PP-Vox en Andalucía?
La descomposición de Ciudadanos en toda España obliga a Moreno a buscar el apoyo de Vox. Y el partido de Santiago Abascal tiene la opción de facilitar una investidura y negociar apoyos extraparlamentarios, como ha hecho en Madrid con Isabel Díaz Ayuso, o exigir entrar en el Gobierno aunque sea con una consejería. "El impacto del primer Gobierno de coalición PP-Vox puede permitir a Sánchez reagrupar a la izquierda y hacer frente a Casado", sostiene estas fuentes.
Los escenarios que maneja La Moncloa no contemplan de momento hacer coincidir las generales con otras elecciones como las andaluzas o convocar una especie de "súperdomingo" electoral con generales, municipales y autonómicas al mismo tiempo.
Sánchez culminará la renovación total del PSOE, tanto a nivel federal como autonómico, a finales de este año. Y ya puede poner la maquinaria electoral en marcha en todos los territorios. La pacificación del partido ha sido clave para el presidente, que necesita unidad para afrontar este nuevo ciclo. De hecho, el presidente de enfrenta desde hace semanas a una nueva pinza política. Iván Redondo y Pablo Iglesias, dos de sus más estrechos colaboradores hasta hace unos meses, sugieren que ese adelanto electoral es la mejor opción para el Gobierno. Y Sánchez no lo descarta, aunque no lo admita en público.
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