Pedro Sánchez ha decidido emular a José Luis Rodríguez Zapatero. Y los representantes de la Comisión Europea de 2023, a aquellos que ocupaban sus escaños en 2004. Porque diecinueve años después, el PSOE de la mano de los independentistas tropieza por segunda vez con la misma piedra: un aspirante socialista a la presidencia busca oficializar en la Unión Europea las lenguas cooficiales para conseguir apoyos de cara a la investidura y se ha encontrado con la puerta en sus narices.
Con esta propuesta, Zapatero consiguió el apoyo de ERC y la abstención de CiU, los 'padres' de Junts. "ERC le va a apoyar en su investidura, el independentismo catalán le ofrece su confianza", dijo Joan Puigcercós desde el atril del Congreso de los Diputados, expresidente de la formación secesionista.
Lo cierto es que las intentonas de Zapatero por cumplir sus promesas al independentismo no surtieron efecto. Los parlamentarios de la Unión Europea decidieron cerrar la puerta al catalán, al euskera y al gallego, misma situación ante la que se encuentra Pedro Sánchez tras las reticencias públicas de Suecia y Finlandia y las privadas de otros países miembro.
La UE sabe que de admitir las lenguas cooficiales abriría la puerta a otros idiomas autóctonos. Además, la Unión Europea ha mostrado poco interés en oficializar más lenguas: solo ha oficializado dos -el croata (2013) y el gaélico (2022)- en la última década. Este último es el utilizado por el independentismo como percha para sus propuestas, ya que es el único idioma de los 24 oficiales que se usa de manera minoritaria. El gaélico, que se utiliza en Irlanda, pese a no ser la lengua más hablada sí es la primera lengua oficial del país, según su Constitución. Además, es así en todo el territorio, no como el catalán o el euskera, que son oficiales en sus respectivas comunidades autónomas pero no en la totalidad del país.
José Luis Rodríguez Zapatero intentó convencer a sus socios europeos de la misma manera que Pedro Sánchez: haciendo que España asuma el coste económico de introducir estas lenguas entre las oficiales de la Unión Europea. También entonces destacó la cantidad de hablantes del catalán -10 millones de usuarios- frente a otras lenguas que sí son oficiales como el maltés (400.000 personas) o el estonio (1,3 millones). Así lo trasladó el secretario de Estado de Asuntos Europeos en 2004, Alberto Navarro, a los parlamentarios europeos, eludiendo decir que estas son primeras lenguas de sus países.
A propósito del idioma, Zapatero y los independentistas bailaron de la mano en el Congreso. Puigcercós hizo varios guiños al entonces candidato a presidente, echando la vista atrás y hablando de la historia común de ERC y el PSOE. Mientras, 'ZP' le prometía "una legislatura de diálogo" en la que no se iban a producir "pasos atrás".
Cierto es que aunque los pasos a seguir son similares, Zapatero fue más fino a la hora de vender las lenguas cooficiales españolas en Bruselas: entregó durante una cumbre europea celebrada por aquellas fechas las traducciones de la Constitución europea a las lenguas cooficiales españolas. Un gesto para agasajar al independentismo -algo que funcionó- y a las élites europeas -en este caso, no sirvió de nada-. De hecho, Navarro frenó el ímpetu secesionista, ya que pidió calma y hacer las cosas poco a poco para convencer así a los parlamentarios.
Con Sánchez, la sensación es de cierto atropello. De ahí que Bruselas haya decidido aplazar la toma de decisiones sobre este asunto, prevista para el pasado martes. El motivo es que el Ejecutivo quiere satisfacer ya las demandas independentistas para garantizar su apoyo ante una posible investidura. De ahí que muchos países miren con cierto escepticismo la propuesta, aunque ninguno de ellos haya aplicado ya un veto.
Pese a ello, Sánchez ha mantenido también aquí la 'vía Zapatero', intentando introducir los cambios poco a poco. De ahí que José Manuel Albares anunciara que desde Moncloa quieren priorizar el catalán para después dar entrada a las otras dos lenguas. "Hicimos una propuesta porque algunos hablaron de la necesidad de gradualización, de una entrada en vigor poco a poco. Ir idioma por idioma, siempre y cuando eso lo que haga sea garantizar que los tres idiomas forman parte del régimen multilingüístico al mismo tiempo", ha subrayado.
Todo apunta a que Sánchez, como Zapatero, se dará de bruces en Bruselas. Bastará con que un país vete la propuesta para que esta no salga delante y de momento, suma varios detractores. Por tanto, todo apunta a que Sánchez, al igual que ya hiciera su predecesor, tendrá que sentarse con sus socios independentistas para tratar de convencerles de que hay buena voluntad y que lo ha intentado.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación