Pedro Sánchez ha sido el protagonista de la jornada con un gran mitin en Ifema ante unas 5.000 personas. El presidente del Gobierno se ha rodeado de militantes de toda España para celebrar la investidura y lanzar varios mensajes llamativos. Quizá lo más sorprendente es la escenografía del acto, repleto de banderas de España y de la Unión Europea. No ha sido ni mucho menos casual, aunque haya querido dejar caer lo contrario: "Me encanta ver banderas de España aquí porque nosotros también somos España".
De esta forma, Sánchez vuelve a abrazar la bandera para dar la batalla cultural al PP y Vox, utilizando a su favor los símbolos que han llenado plazas y calles durante estas semanas para protestar contra su gobierno y la ley de amnistía pactada con el independentismo. Y vuelve a utilizar la bandera para dar imagen de moderación, tal y como ya hiciera en 2015.
Durante el mitin ha pasado de puntillas por la posición que ha tomado sobre el conflicto de Israel y Palestina, aunque sí ha remarcado su equidistancia entre el ejército israelí y los terroristas de Hamás. Ha asegurado que cree posible "condenar los viles atentados terroristas de una banda como Hamás y al tiempo condenar la matanza de miles de palestinos en Gaza".
Ha aseverado que no va a pedir nada "a esta oposición que a todo dice que no", pero que sí va a exigirle "el respeto por los derechos humanos". Unas palabras que se pronuncian después de que Feijóo y Abascal saliesen al paso de la crisis diplomática abierta este fin de semana por el propio Sánchez, posicionándose del lado de Israel.
En su discurso no ha habido más menciones sobre este tema pese a que el clima está muy caliente después de que el ministro de Exteriores israelí, Eli Cohen, señalara de forma pública a España tras las alabanzas de Hamás al propio Sánchez. Afirmó que su país no va a olvidar quien está del lado de Israel "y quien apoya a unos organización terrorista asesina que retiene a más de 200 rehenes".
De hecho, la posición equidistante de Sánchez ha sido reforzada durante el acto. El propio Rodríguez Zapatero, que ha hablado justo antes que el presidente, ha alabado su valentía: "Es de un dirigente socialista digno defender que el derecho de defensa nunca podrá incluir que haya víctimas inocentes, niños y civiles". Tras esas palabras, el público se ha puesto en pie para aplaudir al actual líder socialista.
Donde sí ha hecho mucho hincapié el presidente es en señalar a la ultraderecha como el enemigo a batir. Aunque no ha metido en esa bolsa al PP, sí le ha criticado por no desmarcarse de los mantras que proclama Vox. De hecho, se ha autoproclamado como uno de los últimos grandes bastiones europeos frente a la ultraderecha. "Aquí no hay un Milei, un Bolsonaro, una Meloni o un Wilders, aquí hay cuatro años más de gobierno progresista".
De hecho, ha adoptado un eslogan bélico para motivar a sus militantes frente a los ataques de PP y Vox. Ha propuesto el lema "Keep calm and carry on" (mantén la calma y sigue adelante), el mismo eslogan que se planteó en Inglaterra ante el avance del fascismo y el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.
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