La política está cargada de simbología y Dos Hermanas (Sevilla), feudo histórico del PSOE, es para Pedro Sánchez y el sanchismo como la Plaza de Toros de Valencia para el PP. Allí empezó un 28 de enero de 2017 el hoy presidente del Gobierno su reconquista del partido después de que los barones socialistas le echaran con cajas destempladas de la Secretaría general el uno de octubre de 2016.
Fue en Dos Hermanas, territorio teóricamente susanista, donde Sánchez empezó a ganar simbólicamente las primarias de julio a la entonces todopoderosa presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. El aforo del auditorio se quedó tan pequeño que obligó a los organizadores a trasladar el mitin al exterior y a partir de ahí ese pueblo sevillano se convirtió en un mito para el sanchismo.
Han pasado seis años desde aquello y mucha agua turbia bajo el puente del PSOE. Tan es así que los estrategas de La Moncloa y Ferraz, que habían diseñado para este domingo 18 de junio un revival aniversario de aquel acto enfervorecido, se lo han pensado mejor porque no estamos en enero y, sobre todo, porque el partido, viene de una dura derrota el 28 de mayo; por eso, en lugar de poner a prueba la resistencia al calor de los socialistas -a mediodía se esperan 35 grados- van a meter a los asistentes en otro lugar con aforo más reducido.
En las federaciones del PSOE nadie oculta que el “calor” también sirve para ocultar el miedo a que Sánchez, a quien todas las encuestas dan perdedor frente a Alberto Núñez Feijóo el 23 de julio, pinche en grandes recintos como plazas de toros o polideportivos por la desmovilización del partido tras el batacazo del 28M
Fuentes de la Dirección Federal socialista reconocen a Vozpópuli que ese mitin del domingo 18 se ha planificado como “el inicio de la remontada” por su simbolismo, pero el patrón de campaña va a ser otro: “pocos mítines multitudinarios porque la gente está cansada y en recintos techados a resguardo del intenso calor de julio”.
Claro, que cuando se rasca en los territorios nadie oculta que el calor también sirve para ocultar el miedo a que el presidente, a quien todas las encuestas dan perdedor frente a Alberto Núñez Feijóo el 23 de julio, pinche si convoca en grandes recintos como plazas de toros o polideportivos grandes. No en vano son miles los cargos públicos que se han quedado sin empleo tras la derrota del 28M y eso se nota en el ánimo decaído.
En su lugar, el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno se va a volcar en lo que en Ferraz llaman “diálogos” sectoriales con colectivos como jóvenes, mujeres o pensionistas, actos reducidos en asistencia y buscando siempre resaltar la obra social hecha por el ejecutivo de coalición PSOE/Podemos en estos cuatro años y el peligro de que todo salte por los aires si gobiernan PP y Vox.
Un presidente “encerrado”
Además, Pedro Sánchez va a dar un giro de 180 grados a su estrategia de comunicación que, para la fracasada campaña del 28 de mayo, consistió básicamente en ir a entrevistas y actos organizados por medios afines a la izquierda: El País, la SER, La Sexta o El Diario, y rechazar entrevistas en territorio ideológicamente más hostil; además, no acudió a programas de entretenimiento y humor como El Hormiguero o El Intermedio, de los que hace años era un habitual.
La resultante fue una contradicción en grado sumo: un presidente en campaña “nacional” por decisión propia, pero “encerrado” en su terreno; un supuesto candidato que en realidad no lo era, metido en una especie de burbuja de seguridad -hasta la asistencia a los mítines estaba controlada- para evitar escraches y otra burbuja mediática a favor, mientras en el resto del panorama comunicativo arreciaban las críticas contra él.
Tras el batacazo del 28 de mayo, a Sánchez no le queda más que arriesgar: se va a dejar entrevistar en medios ‘hostiles’ y va a volver a los programas de humor para ver si puede recuperar la distancia que le saca Feijóo en todas encuestas, salvo el CIS de Tezanos
El batacazo del 28 de mayo, con una pérdida de poder local y autonómico como nunca habría sufrido el PSOE, lo ha cambiado todo. Esta vez, y con unos sondeos que le auguran una dura derrota el 23 de julio, salvo el último barómetro del CIS, a Pedro Sánchez no le que más remedio que salir de esa supuesta zona de confort y arriesgar: Se va a dejar entrevistar en Onda Cero, La Cope, El Mundo, ABC o La Razón, y no será extraño verle en el Programa de AR presentado por Ana Rosa Quintana, en Telecinco, o en Espejo Público con Susana Griso, de Antena3.
El nuevo Sánchez empieza este mismo lunes esa tournée mediática con una entrevista a las 9.00 en Onda Cero con Carlos Alsina y su programa Más de uno; al día siguiente, martes, a las 21.30 estará en El Intermedio con El Gran Wyoming, y ya tiene apalabrada su asistencia a El Hormiguero de Pablo Motos, donde ya estuvo con las marionetas Trancas & Barrancas más de una vez en el pasado, pero al que en los últimos años se ha resistido a acudir por las críticas del presentador a su gestión; es más, hasta la derrota del 28M Sánchez venía denunciando una supuesta alianza de los “poderes económicos” y los grandes medios para derribarle, que ahora queda en el olvido.
Zapatero es “el camino”
En el PSOE ha gustado mucho la intervención de José Luis Rodríguez Zapatero en la entrevista, esta semana, con Carlos Herrera en Cope. Allí el ex presidente defendió con vehemencia que fue su gobierno el que “rindió” a ETA, que el PSOE puede lucir con orgullo que bajo su mandato la banda fue derrotada y que Pedro Sánchez es un “buen presidente del Gobierno” a quien la derecha no está dispuesta a reconocerle nada, como le ocurrió a él.
Sánchez tendrá que “morderse más la lengua” porque es presidente del Gobierno en ejercicio, admite una fuente del partido a éste periódico, pero reconoce que apelar al orgullo socialista es “el camino”. “Es la única forma de movilizar a los nuestros, la izquierda, que está muy desmovilizada como pudimos ver el 28 de mayo”.
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