España

2023: el año en que España quedó en manos de los que quieren romperla

Pedro Sánchez ha conformado un Gobierno contra España en el que los partidos separatistas imponen una agenda que amenaza la supervivencia de la Constitución y las instituciones

Las elecciones del 23 de julio del 2023 han marcado un antes y un después en la historia democrática de España. La resistencia de Pedro Sánchez le ha permitido retener el poder. El precio, eso sí, ha subido a valores incalculables para nuestro futuro. El sostén del Gobierno es la coalición con Sumar, movimiento sostenido por Yolanda Díaz contra Podemos de máxima fragilidad, y una alianza de partidos nacionalistas y separatistas de izquierda, derecha y extrema derecha nunca vista.

Los primeros meses de la legislatura han demostrado el coste de mantener a Sánchez en La Moncloa. El PSOE ha vuelto a dar un curso acelerado sobre cómo el valor de la palabra dada no vale nada. Y que sostener un argumento y su contrario con apenas días de diferencia es la divisa por la que será recordado este Gobierno contra España montado por el presidente. Y que, dicho sea de paso, tampoco es que le haya supuesto un castigo relevante en las urnas.

España mira a Pamplona

La moción de censura en Pamplona ha echado el cierre al año político. Un pacto entre el PSOE y EH Bildu fraguado hace meses, pero que Sánchez detonó un mes después de la investidura con todo atado y bien atado. Un paso inédito -entregar una capital de comunidad autónoma a la izquierda abertzale- en democracia que el socialismo defiende ya sin mayor contrariedad moral.

Bildu forma parte del Gobierno contra España que integran además ERC, PNV y Junts per Catalunya. Carles Puigdemont ha sido el último en incorporarse a la alianza parlamentaria de Sánchez contra todos. Para ello, el Gobierno ha tramitado en tiempo récord medidas de las que renegaba hace solo unos meses.

Ha introducido el uso de lenguas cooficiales en el Congreso, ha utilizado el poder reforzado de la presidencia de turno en Europa para intentar colar la oficialidad del catalán en las instituciones y tramita una ley de amnistía para dejar libre al fugado Puigdemont y a centenares de políticos y procesados por las más diversas causas, que van desde delitos de corrupción hasta el terrorismo.

Esta legislación ha generado un choque institucional dentro del Estado, que enfrenta al Ejecutivo con el legislativo y el judicial. Y que ha cosechado las críticas de la gran mayoría de los altos funcionarios del Estado. La Unión Europea mira con recelo la norma, aunque su capacidad de intervenir es probablemente nula.

La filosofía de Sánchez

La filosofía de Sánchez, como admite cualquier ministro en cualquier conversación privada, es que la amnistía pasará. Y que nadie se acordará de ella dentro de cuatro años. Igual hasta el PSC gobierna en Cataluña. Igual hay un referéndum de independencia en Cataluña, el País Vasco y donde haga falta. Ya es imposible descartarlo. Presidente de apuestas fuertes, a Sánchez no le ha importado lanzar otro órdago al Estado democrático a cambio de seguir en el poder.

Un poder que el presidente ha ejercido como nadie. Y ahí queda como hito la compra del 10% de Telefónica, en la operación más potente en términos estratégicos de una lista que tiene como protagonistas a otras grandes compañías como Indra.

¿Y qué hay enfrente? Alberto Núñez Feijóo batalla todavía por digerir el mazazo de julio, en el que se veía presidente y acabó en la oposición. El PP tiene un amplio poder autonómico y municipal, pero Feijóo necesita consolidar su liderazgo. Espera hacerlo en el ciclo que se abrirá en Galicia el 18 de febrero y seguirá en País Vasco y con las europeas del 9 de junio.

Vox, por su parte, es pieza clave de ese poder. Y forma parte de un buen número de ayuntamientos y gobiernos. El partido ha perdido a algunos de sus nombres más relevantes por el camino, mientras Santiago Abascal practica una política de palo y zanahoria con el PP. Los frutos de esta estrategia son todavía una incógnita. Vox tiene a su favor a Sánchez, como Mariano Rajoy tuvo entonces en Pablo Iglesias a su mejor aliado.

El Rey, en defensa de la Constitución

Una mención aparte del año que se va merece la Corona. Felipe VI nos ha dejado varios discursos relevantes. La monarquía es una de las dianas principales del Gobierno contra España. Y el Rey no ha dudado en reivindicar el papel que le reserva la ley como garante de la unidad y la permanencia de la Nación española. Hemos visto a la heredera jurar la Constitución y comenzar su carrera militar en Zaragoza.

Felipe VI ha protagonizado varios discursos de calado en 2023. El más significativo fue, sin duda, el de Nochebuena. La defensa cerrada de la Constitución y el aviso a las instituciones de que respeten sus límites evidencian la incomodidad de la Corona con esta situación. El reinado de Felipe VI está siendo complicado, pero nadie puede dudar del esfuerzo que está poniendo por preservar la monarquía de los ataques del independentismo.

Y para los anales queda esta frase de su intervención navideña: "Fuera del respeto a la Constitución no hay democracia ni convivencia posibles; no hay libertad sino imposición; no hay ley, sino arbitrariedad. Fuera de la Constitución no hay una España en paz y libertad”.

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