Por fin. El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha pronunciado este viernes por vez primera la palabra que tanto le persigue desde el 23-J: "amnistía". Y lo ha hecho para justificar los beneficios que, considera, producirá para destensar la crisis política en Cataluña. "Es una forma de tratar de superar las consecuencias judiciales a la situación que vivió España, con una de las peores crisis territoriales de la historia de la democracia, en el año 2017", ha aireado el candidato del PSOE a la investidura en Granada, donde se está celebrando la III Cumbre de la Comunidad Política Europea.
El presidente en funciones desvincula por completo la medida de gracia de su investidura pese a ser una exigencia inamovible de los partidos independentistas (Junts y ERC) que deben votarle en el Congreso para revalidar La Moncloa. Y pese a que él mismo haya negado la posibilidad de articular la amnistía de marras antes de las últimas elecciones generales.
Sánchez, además, se ha desmarcado de la propuesta que va a presentar la próxima semana la líder de Sumar, Yolanda Díaz, y que prevé exonerar todos los delitos del procés desde 2013. El presidente en funciones ha dejado claro que no es la propuesta del PSOE. "Conocemos la de Sumar como conocemos también la propuesta de otros partidos políticos en relación con la amnistía", ha contestado Sánchez en rueda de prensa junto al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen.
Moncloa: si hay mayoría absoluta, tiene respaldo absoluto
Eso sí, para el jefe del Ejecutivo es bueno que los partidos presenten planes para encajar la amnistía en la Constitución. Todo parece indicar que el pacto se quiere cerrar con todas las fuerzas de la investidura para dejar a sus detractores -PP y Vox fundamentalmente-, en evidencia y frente a un rodillo. El marco que quiere instalar Moncloa es que si la amnistía cuenta con el respaldo de la mayoría absoluta de la Cámara, tiene el respaldo absoluto de los españoles si, en efecto, se vota la ley sale adelante.
Sánchez sigue sin aclarar el estado de las conversaciones con Junts; "No puedo anticipar un acuerdo hasta que no se produce ese acuerdo porque estamos en plena negociación. No habrá acuerdo hasta que todo este acordado", ha apostillado. El presidente ya utilizó este jueves, también en Granada, el ejemplo de los indultos, como hizo el martes pasado, para abrir aún más la puerta a la amnistía.
El presidente considera que los indultos, que esperaba que dieran sus frutos en favor de la convivencia, han desembocado en la certeza de que es lo que han promovido. Y eso es exactamente lo que espera que ocurra ahora con la amnistía, que cada día que pasa parece más evidente que estará también en el acuerdo al que llegue con Sumar y el resto de fuerzas y que quiere lograr antes de que el 27 de noviembre se acabe el tiempo para los acuerdos y se abra el de una nueva cita electoral que sacaría las urnas a la calle el próximo 14 de enero.
Sánchez aún no puede "garantizar" la fecha en la que se someterá a la investidura. Las negociaciones con los independentistas siguen su curso. Y necesita discreción: "Estamos hablando. Pero esas negociaciones son discretas. Cuando se den los acuerdos van a ser transparentes y avalados por el legislativo", dijo el martes el candidato socialista tras su despacho con el Rey en Zarzuela.
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