El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quiere presentar su contrarreforma laboral antes de que termine el año. El socialista espera que el documento con las propuestas oficiales esté sobre la mesa de sindicatos y patronal en el último trimestre de este ejercicio. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, insiste en defender posiciones duras con respecto a la negociación colectiva. Los sindicatos exigen a la ministra recuperar la situación anterior a la reforma de Mariano Rajoy. Pero los departamentos económicos socialistas advierten sobre los efectos lesivos para la recuperación de dicha iniciativa.
Después de la primera reforma de las pensiones, y en plena tormenta sobre el precio de la luz, Sánchez quiere dar un acelerón a la cuestión laboral. En la Moncloa manejan tiempos muy reducidos para presentar su contrarreforma, que puede marcar el curso de la legislatura. Los ministros involucrados admiten que se deben hacer retoques al texto de Rajoy. Por ejemplo, en el apartado sobre la precariedad laboral, que quieren reducir, pero queda mucha distancia con respecto al verdadero nudo gordiano, que atañe a la negociación colectiva.
Los sindicatos, tanto UGT como CCOO, están ejerciendo una enorme presión sobre la ministra Díaz para que recupere el estatus quo antes de Rajoy. Quieren tener más poder de negociación colectiva, porque consideran que esto se traduce en más influencia para las centrales y, por ende, más dinero. Los ministerios económicos más interesados en cuadrar las cifras ante Bruselas, no obstante, se muestran abiertamente contrarios con dicho enfoque.
Una decisión del presidente
Todo queda en las manos del presidente. Y su equipo considera que es oportuno abordar el asunto cuanto antes, para entrar en 2022 con una economía en crecimiento y preparar la precampaña electoral. El problema para el Ejecutivo es que el tema laboral es central tanto para el Estado como para Bruselas, que condiciona la entrega de los fondos de recuperación para la covid al cumplimiento de determinadas reformas.
Es por ello que Sánchez, según las fuentes consultadas, quiere pisar el acelerador. Quiere que el debate económico sobre las pensiones y el trabajo se resuelva en este convulso 2021, para así entrar definitivamente en una fase de crecimiento, del que aspira a presumir en campaña electoral.
El eslogan que sus asesores ya debaten (lo hacían desde la época de Iván Redondo) es el de presentar un PSOE que por primera vez salva la economía nacional, a pesar de haber sufrido una crisis exógena con el coronavirus. En la Moncloa creen que el PP lo apuesta todo a un terremoto económico y financiero, y su jugada consiste en demostrar que ha ocurrido todo lo contrario.
El futuro de la ministra
Por su parte, Díaz también se juega su futuro político con esta reforma. Si no logra que los sindicatos la acepten, corre peligro de que sus principales patrocinadores dejen de apoyarla. El temor al fuego amigo en Unidas Podemos es, por otro lado, una realidad. Fuentes de Unidas Podemos reconocen que la cúpula morada está cada vez más alejada de ella y algunos ya dibujan una estrategia "como la de Íñigo", que consiste en "quemar" su candidatura antes de que la pueda oficializar.
Queda por aclarar si Sánchez se decantará finalmente por dejar ganar a Yolanda Díaz en la batalla de la negociación colectiva, o si escuchará a sus ministros económicos que advierten de que la UE no aceptará (ha dejado el recado varias veces) esta vuelta atrás. El tiempo corre rápido. Quedan por resolver muchos asuntos, como la bajada de la luz y el debate presupuestario, que se prevé también muy caliente. Pero en la Moncloa aconsejan abordar el tema de la reforma laboral cuanto antes para evitar tropiezos en el momento álgido de la recuperación. Esto es decir de aquí a pocas semanas, antes de que acabe el año.
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