España

Sánchez sabía hace semanas que la respuesta de Marruecos por Ghali llegaría tras el 4-M

El Gobierno español era consciente de que algún tipo de “respuesta” de Marruecos tras la admisión “por razones humanitarias” en un hospital de Logroño del secretario general del saharaui Frente

El Gobierno español era consciente de que algún tipo de “respuesta” de Marruecos tras la admisión “por razones humanitarias” en un hospital de Logroño del secretario general del saharaui Frente Polisario, Brahim Ghali, considerada por Rabat una afrenta, se iba a producir inmediatamente después de las elecciones en Madrid el 4 de mayo. Le alertaron distintas fuentes diplomáticas y de la Seguridad del Estado españolas.

Tanto el Ejecutivo marroquí como sus servicios secretos siguen la actualidad de nuestro país al minuto y sabían que, mientras la opinión pública estuviera pendiente del desenlace de unos comicios convertidos extrañamente en primarias de unas generales, difícilmente el asalto de miles de inmigrantes habría tenido el brutal impacto que tuvo este pasado fin de semana. “Además -señala una fuente- Marruecos corría el riesgo de reforzar en las urnas a Pedro Sánchez y al PSOE, a los cuales pretende claramente perjudicar”.

Lo que sí llama la atención a los consultados es la envergadura del desafío decidido por Mohamed VI; ese engañar a miles de compatriotas suyos, muchos de ellos niños, para usarlos como carne de cañón en un episodio que sólo podría acabar como ha acabado: con el 90% andando de vuelta a su país. “Desafía también a la Unión Europea en su frontera sur, sí, pero es indicativo de que se siente fuerte en su relación con Estados Unidos”, observa un dirigente del PSOE andaluz.

El exministro de Exteriores Margallo no cree que Biden dé marcha atrás en el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara porque “supondría el desmoronamiento de toda la política de EE.UU. para que los países árabes reconozcan a Israel”

De hecho, como informaba el viernes este periódico, el Ejército marroquí y el estadounidense preparan unas macro maniobras en las que participarán 7.800 soldados de ambos países mientras La Casa Blanca guarda silencio sobre el contencioso ceutí, lo cual supone en la práctica seguir mimando al país vecino porque es pieza clave, junto con los ricos del Golfo, Araba Saudí, Bahrein y Emiratos, de su política de progresivo reconocimiento diplomático de Israel en los países árabes.

El Rey alauita ha conseguido que eso vaya unido en un pack con el reconocimiento de su soberanía sobre el antiguo territorio español del Sáhara Occidental, que empezó Donald Trump y que, según señala a Vozpópuli el exministro de Asuntos Exteriores José Manuel García Margallo, el actual inquilino de La Casa Blanca, Joe Biden, “no va a rectificar porque supondría desmoronar toda la política exterior estadounidense en Oriente Próximo y su estrecha relación con Israel”.

Hochtleiner lleva un año avisando

Lo que sí tienen claro todos los consultados es que Marruecos llevaba mucho tiempo rumiando su malestar contra Sánchez y su gobierno de coalición con Unidas Podemos, el más pro saharaui en 45 años de democracia, y que el episodio de Brahim Gali solo es “la gota que ha colmado el vaso”; como demuestran los cables confidenciales que diariamente ha enviado en el último año y medio al Ministerio de Asuntos Exteriores el embajador español en Rabat, Ricardo Díez-Hochtleiner, sostiene una fuente que pide anonimato.

No hay una sola razón para explicar lo que ha pasado”, resalta. Todo comenzó en junio de 2018 con la decisión del líder del PSOE de no viajar al país vecino en su primera visita oficial tras ser elegido presidente -la foto que ilustra esta información es de noviembre, seis meses después-, y siguió con el polémico tuit de Pablo Iglesias en noviembre de 2020, siendo ya vicepresidente segundo del Gobierno, en el que abogaba por un referéndum de autodeterminación en el Sáhara.

La agencia oficial de noticias MAP así lo aseguraba en febrero de este año, en un recuento de agravios españoles hacia Marruecos que fueron interpretados en el Ministerio español de Exteriores como otro aviso a navegantes de lo que se avecinaba.

Tras ese tuit se produciría una tensa visita del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, para frenar la llegada masiva de cayucos con inmigrantes subsaharianos a Canarias durante todo 2020 -un 477% más que en 2019; otra señal del malestar marroquí-, y en diciembre hubo que aplazar, hasta febrero de 2021, la Reunión de Alto Nivel (RAN) entre los dos gobiernos en Rabat porque EE.UU. acababa de reconocer la soberanía marroquí del Sáhara y Mohamed VI se negaba a confirmar que recibiría a Pedro Sánchez en audiencia.

Ya en diciembre, y temiéndose lo peor, éste había decidido no incluir a Iglesias en la delegación oficial española. Pero ni eso bastó. En febrero volvió a suspenderse; los marroquíes estaban decididos a que esa RAN, la número XII, la primera en cinco años -desde junio de 2015 no se había llevado a cabo ninguna-, no tuviera lugar finalmente en medio de tanta tensión diplomática.

A modo de colofón, el “inexplicable” acogimiento oficial en suelo español de Brahim Gali, un enemigo del país vecino, en palabras de García Margallo; sobre todo cuando Alemania se había negado a ello previendo la airada reacción marroquí y estando, como está, mucho menos implicada en el contencioso saharaui de lo que está España como potencia colonial de este territorio que fue hasta 1975.

Hay incertidumbre y malestar en el Polisario y en Argelia por el rumbo que pueden tomar la querella contra Ghali en la Audiencia Nacional; tanto si el Gobierno permite que se ‘fugue’ como si es encarcelado, el escándalo internacional está servido

“Yo le he dicho a la ministra González Laya que ha conseguido lo que no hemos conseguido ninguno de sus antecesores: enfadar a Marruecos pero también al Frente Polisario y a Argelia”, sostiene el exministro de Exteriores en el Gobierno de Mariano Rajoy. “Y encima trayendo a Ghali con identidad falsa; ¿de verdad se creía que el servicio secreto marroquí no se iba a enterar? Lo sabían desde que embarcó en el avión en Argelia”, opina.

Unas palabras que corroboran otras fuentes diplomáticas y de la seguridad del Estado español, las cuales añaden que ahora, una vez descubierto, lo que hay es muchísima inquietud en el Polisario y en Argelia por el rumbo de los acontecimientos en la Audiencia Nacional respecto a las querellas por supuestos delitos contra los derechos humanos interpuestas por saharauis contra Gali.

De momento el juez Santiago Pedraz le ha citado a declarar el 1 de junio. Funcionarios judiciales le hicieron entrega de la citación en el hospital de Logroño, en el que fue ingresado el 18 de abril con el nombre falso de Mohamed Benbatouche para tratarle de covid. Llegó en una ambulancia medicalizada procedente de Zaragoza, a cuya base aérea había llegado de incógnito horas antes en un avión militar argelino procedente de algún lugar del norte África.

Que Ghali “salga de España”

“El embrollo es monumental -sostiene una fuente de seguridad española- porque si Ghali se fuga del hospital en un avión de vuelta a Argelia sin declarar ante el juez, el escándalo es mayúsculo; y tanto si Pedraz le encarcela provisionalmente por los delitos de los que se le acusa -a la espera de ser juzgado- como si le deja en libertad sin pasaporte y no puede salir del país, tendremos un problema con el Polisario y con Argelia”.

Consciente de este escenario endiablado, Marruecos no deja de meter presión política a Pedro Sánchez, al tiempo que afloja su desafío en la frontera: el convenio de inmigración de 1992 no permite la devolución en caliente de sus nacionales, mucho menos si son menores, pero el Reino Alauita está aceptando esas devoluciones “probablemente porque, en el fondo, no quiere llegar hasta las últimas consecuencias del enfrentamiento con España y con la UE, ojo”, opina una fuente diplomática.

Lo cual no le impide, al mismo tiempo, anunciar que su embajadora, Karima Benyaich -llamada a consultas en el momento en que el presidente del Gobierno anunció que iba a visitar Ceuta y Melilla- no volverá a Madrid hasta que Ghali “no salga de España”... Mohamed VI sabe que con ello está poniendo a Sánchez y a su gobierno pro saharaui en un aprieto jurídico e internacional, ya que no está en sus manos decidir cuándo eso ocurre, sino en las del juez Pedraz, que tiene inmovilizado al secretario general del Frente Polisario en un hospital de Logroño hasta que declare en su presencia.

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