Probablemente haya visto el aprieto en el que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha visto envuelto estos últimos días tras la pregunta del periodista Carlos Ansina, que se atrevió a plantearle, directamente y sin escrúpulos: "¿Por qué nos ha mentido tanto, presidente?". Y Sánchez, lejos de la vergüenza, respondió que "ha tenido cambios de posición política" [...] porque ha tenido que tomar decisiones muy difíciles, muy arriesgadas y muy complejas".
Lo cierto es que su mandato ha estado lleno de contrariedades, pero ha habido hasta 11 'cambios de posición política' que han escocido especialmente a la sociedad. El último, este mismo martes. Esa noche Sánchez era el invitado estrella en el programa del Gran Wyoming, 'El Intermedio'. Y allí aseguró que nunca diría que España iba bien si no lo fuera. Lo hizo justo seis días después de haber asegurado que la economía española no iba bien, sino que "iba como una moto". Un cambio de opinión política no especialmente grave, pero sí doloroso por las circunstancias económicas que estamos atravesando y por el poco tiempo que ha pasado entre una declaración y otra.
El resto de giros son más antiguos en el tiempo, pero también más graves y más conocidos. El propio Alsina en su discurso recordó algunos de ellos. "Prometió que si llegaba al Gobierno promovería una reforma legal para que el Gobierno no pudiera elegir magistrados del Tribunal Constitucional. Y ha sentado ahí a su ministro de Justicia", le espetó.
Esta crítica hace referencia a que el pasado mes de noviembre eligió para renovar el TC a su exministro de Justicia, Juan Carlos Campo, que precisamente tramitó los indultos del 'procés'. En ese mismo proceso, el Gobierno nombró magistrada del tribunal de garantías a Laura Díez, un ex alto cargo de La Moncloa.
"Prometió combatir la colonización de las instituciones por parte de los partidos políticos. E hizo Fiscal General del Estado a su ministra de Justicia". El nombramiento de Dolores Delgado al que se refiere Alsina es sólo un ejemplo de los 'dedazos' que Pedro Sánchez ha realizado durante su legislatura, olvidando (y superando con creces) precisamente su promesa de evitar estas 'colonizaciones'. Estos enchufismos van desde Tezanos, hasta maridos de sus ministras, pasando por su mujer y altos cargos en empresas como Correos e Indra.
En la retahíla de llamadas de atención a Sánchez, Alsina le recriminó su falta de coherencia con respecto a los indultos. "Dijo usted que un político no puede indultar a otros políticos, que había que acabar con eso. E indultó a todos los que pudo". A Sánchez se le olvidó su promesa (también la de que iba a prohibir los referéndums ilegales) y perdonó las penas a Griñán y a los líderes del Procés (argumentando que era una decisión "de utilidad pública"). Además, Sánchez batió récords y en 2021 concedió más indultos que en los cinco años anteriores.
En esta línea que tiene que ver con el independentismo catalán, el presidente del Gobierno ha roto muchas promesas. Por ejemplo, cambiar el delito de sedición (para "adecuar la regulación a la realidad histórica actual") y cambiarlo por uno nuevo de desórdenes públicos agravados, mucho más suave y con penas menores. O el delito de malversación.
También cabe recordar que durante muchos años Sánchez renegaba de los que ahora son sus cómplices de Gobierno. Aseguró que con Bildu no pactaría nunca. Y ahora son socios. También dijo que no dormiría tranquilo con Podemos en el Gobierno. Todos sabemos cómo terminó la historia: pactando con ellos. Un pacto que escoció a muchos.
La ley del 'sí es sí' también le ha traído muchas polémicas. Sobre todo, por su falta de coherencia al respecto. Llegó al Gobierno como el gran escudero de los derechos de la mujer, con un gobierno feminista que defendía que con ellos todas iban a estar a salvo. Y una de sus ministras creó la ley más agresiva contra los derechos de las mujeres, después de que todos en el Ejecutivo repitieran que nunca el 'sí es sí' iba a rebajar penas a los violadores.
Y por último, menos importante, pero también paradójico por su propia contradicción, es que meses antes de la moción de censura Sánchez aseguraba que "gobernar por Decreto Ley es gobernar contra las instituciones" y que se comprometía a limitar el uso del DL a circunstancias excepcionales. Sin embargo, su Gobierno ha estado marcado precisamente por lo contrario: recurrir a los DL más que nadie, batiendo récord con 140.
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