Pedro Sánchez ha puesto su banquillo en Moncloa a disposición del PSOE de Madrid. Es más, fuentes socialistas conocedoras de los entresijos de la federación socialista más convulsa, aseguran a este diario que el presidente del Gobierno tiene en la cabeza cuatro nombres para competir con José Luis Martínez-Almeida por la alcaldía de capital de España: la ministra de Defensa, Margarita Robles; el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska y las responsables de Industria, Reyes Maroto, y Justicia, Pilar Llop.
El mensaje que lanzan las fuentes del PSOE-M, cercanas a Sánchez, es claro: el partido tiene que tomarse en serio las elecciones en Madrid y apostar por un perfil "potente" que pueda ganar la capital. Ferraz anunció este jueves que el PSOE retrasa a mediados de diciembre la celebración de las primarias en la capital, previstas para el 9 y el 16 de octubre. La gran perjudicada es la delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Mercedes González, que recibió la bendición de la ex vicesecretaria general Adriana Lastra para ser la rival del alcalde popular. Pero con Lastra fuera de combate tras su envite al liderazgo de Sánchez, no era la mejor opción.
No obstante, las fuentes consultadas reiteran que no se trata de ningún desplante hacia González, quien este jueves reiteró en un comunicado que seguirá dedicando todas sus fuerzas a su cargo en el Ejecutivo y a "poner en pie" a su partido en Madrid. Por si cabía alguna duda, la delegada dejó claro que ella no se retira de la primera línea. Aunque "solo el presidente [Sánchez] sabe qué terminará haciendo", como conceden destacadas fuentes del partido socialista. Estas mismas fuentes, además, consideran que Robles y Marlaska se negarán a intentar asaltar el Consistorio y que Llop y Maroto lo encajarían mejor.
La misma jugada que Illa
El núcleo duro de Sánchez no esconde que persigue replicar la jugada que llevó al PSC, comandado por el exministro de Sanidad Salvador Illa, a ganar las elecciones catalanas hace año y medio. Y no es casualidad que uno de los impulsores de aquella jugada, Paco Salazar, haya vuelto este verano al búnker de Sánchez como estratega en jefe junto al jefe de gabinete, Óscar López y el director adjunto, Antonio Hernando.
La federación socialista madrileña ha detectado que Mercedes González no se vende bien. No hay forma de que su candidatura ayude al partido a remontar en forma alguna. Eso sí, si hay algo claro en la sede socialista de la calle de Buen Suceso es que el partido se presentará con su nombre. No se contempla en modo alguno una coalición con la nueva izquierda que simboliza la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y que en Madrid giraría en torno a Más Madrid, porque la 'dama roja' no presentará sus planes en las elecciones municipales.
En el PSOE de Madrid preocupa especialmente el hecho de que casi nadie conoce a González y a Lobato. El tándem Ayuso-Almeida les vapulea en popularidad mediática. Los socialistas quieren salir del pozo en el que cayeron en las municipales de 2019, donde se situaron como cuarta fuerza en el Consistorio de la mano del exseleccionador español de baloncesto, quien concurrió como favor al presidente del Gobierno ante la falta de un candidato más político. Ahora, casi cuatro años después, Sánchez se vuelve a ver en las mismas y busca a la desesperada un rostro bonito para la capital.
Inquietud también con Lobato
Además, un amplio sector del PSOE-M está inquieto. Lamentan que el secretario general, Juan Lobato, elegido hace diez meses en primarias, "no carbura", según explican a este diario varias fuentes socialistas. El partido va a rastras y está eclipsado por Más Madrid, la primera fuerza de la oposición a la presidenta autonómica. Lobato, el candidato favorito de Ferraz, dificulta a los alcaldes de su partido que gobiernan en coalición con Ciudadanos, como en Alcalá de Henares, repetir mandato tras las elecciones municipales del año que viene.
A Sánchez le escoció muchísimo el resultado electoral del 4 de mayo de 2021. La aplastante victoria de la popular Isabel Díaz Ayuso y el adelantamiento por la izquierda de Mónica García, que relegó a los socialistas a una tercera posición inédita en décadas, provocó una revolución en el partido. Aquel triunfo del PP fue el punto de inflexión para la demoscopia electoral.
El presidente del Gobierno salió herido de aquel envite y tomó cartas en el asunto. El revolcón madrileño le llevó a remodelar medio gabinete aquel verano y a prescindir de su entonces mano derecha Iván Redondo, a quienes muchos en el PSOE señalan como artífice de la estrategia de la moción de censura en Murcia que desencadenó el adelanto electoral en Madrid. Sánchez volvió a retocar este verano el partido, que alineó con Moncloa para evitar divergencias estratégicas. Gobierno y Ferraz van de la mano, también para buscar un número uno en Madrid.
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