El empeño de Pedro Sánchez por agotar la legislatura y no convocar elecciones hasta finales de 2023 o enero de 2024, pase lo que pase en estas elecciones andaluzas, va más allá de la búsqueda de estabilidad para acometer reformas. Él y su entorno saben que, solo si sigue en La Moncloa en 2024 codeándose con sus pares, en particular con el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Schölz, y con el presidente francés, Emmanuel Macron, logrará su próximo objetivo: sustituir al liberal belga Charles Michel como presidente del Consejo Europeo.
Porque, en el supuesto de que Alberto Núñez Feijóo le desaloje del poder tras un imprevisto adelanto electoral, Sánchez tendría muy difícil el salto a la política europea que anhela; incluso, aunque se mantuviera unos años más de secretario general del PSOE, hoy segunda fuerza de izquierda más importante del continente detrás del SPD gobernante en Alemania.
En mayo de ese año habrá elecciones al Parlamento de Estrasburgo y, dos meses más tarde, una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno sancionará el relevo quinquenal en sus cuatro grandes instituciones: la Presidencia del Consejo, siempre en manos de un exprimer ministro desde el primero (2009), el belga Herman Van Rompuy-; la todopoderosa Presidencia de la Comisión, hoy en manos de una germana del Partido Popular Europeo (PPE), Úrsula Von der Leyen; la Presidencia del Parlamento Europeo, que desde enero de este año ocupa la maltesa Roberta Metsola, también del PPE; y la Alta Representación Exterior de la UE, con el socialista español José Borrell al frente.
Afinidades ideológicas, intereses geoestratégicos (Norte/Sur y Este/Oeste de la UE) y hasta equilibrios de género hombre/mujer determinarán quien sustituye al exprimer ministro belga Michel, cooptado en el verano de 2019 por Sánchez y los otros 25 mandatarios como primus inter pares para presidir el Consejo; lo mismo ocurrirá si finalmente es relevada Von der Leyen, impuesta por la excanciller Ángela Merkel en aquella Europa de 2019 con mayoría gobiernos de signo conservador que ya no existe; o Metsola, cuya Presidencia del Europarlamento concluirá con la legislatura. Por último, está el previsible adiós de Borrell, cuya continuidad -difícil- en ese importante puesto siempre estaría condicionada a que el presidente español no logre dar el salto a Bruselas.
Si continúa como presidente dentro de dos años, Pedro Sánchez tendrá una fortaleza para negociar de tú a tú con Schölz: ser presidente del segundo país europeo más grande gobernado por el primer partido de la izquierda europea, tras Alemania
De seguir en La Moncloa cuando llegue ese momentum negociador, el líder socialista contará con una fortaleza no menor a la hora de postularse ante Schölz y Macron como sustituto de Charles Michel o, en su defecto, de Von der Leyen: ser presidente del segundo Estado más grande gobernado por el PSE, después de Alemania… palabras mayores en los pasillos de las instituciones comunitarias, al margen de que en mayo de 2024 se dé una victoria del PP sobre el PSOE en número de europarlamentarios.
Eso le dará un poder para pactar -"o vetar a otros candidatos", advierte a Vozpópuli una fuente conocedora de los entresijos bruselenses-, que es lo que impulsa a día de hoy la ambición del jefe del Ejecutivo español, formar un ticket norte/sur, izquierda/derecha con él de presidente y cinco años más al frente de la Comisión Úrsula Von der Leyen, a quien le una relación personal "inmejorable".
No obstante, Pedro Sánchez y su entorno son conscientes de que en Alemania ya no manda la CDU, mandan sus socios del SPD socialdemócrata aliados con liberales y verdes; lo cual, paradójicamente, no supone garantía alguna de éxito porque es probable que Schölz quiera dejar caer a Von der Leyen para poner un peón suyo. En ese caso, y si los otros 26 no le aceptan como presidente del Consejo, Sánchez jugará la siguiente carta: ofrecerse a presidir de la Comisión Europea, eso sí, sin haber pasado antes por las urnas como hace tres años el alemán Manfred Weber.
Y es que la experiencia del spitzenkandidaten Weber en 2019 resultó un fracaso del laboratorio de ideas europeo, en un intento por democratizar más las instituciones, excesivamente dependientes de la lógica intergubernamental. Su victoria en votos en aquellos comicios sobre el candidato del PSE, el socialdemócrata holandés Frans Timmermans, duró lo que tardó Merkel en imponer a su entonces ministra de Defensa -Von der Leyen- a su partido, la CDU, y a todo el PPE.
Weber había encabezado la lista de los populares al Parlamento de Estrasburgo con el compromiso no escrito de que el ganador, él o Timmermans, presidiría la Comisión, pero, horas y horas de negociación infructuosa terminaron por descabalgarle. Nunca tuvo poder efectivo ni estuvo presente en la negociación, cosa que no le ocurrirá a Pedro Sánchez en agosto de 2024 si sigue en La Moncloa.
A Sánchez el peligro para sus aspiraciones le viene de Portugal: si algo ha demostrado el primer ministro, Antonio Costa, con aplauso del Norte europeo, es que no le tiembla el pulso a la hora de aplicar recortes fuera de la ortodoxia de la izquierda
El problema para las aspiraciones del líder del PSOE son de orden geoestratégico y no tanto ideológico: el primer ministro de Portugal, el socialista Antonio Costa, figura en alza en el PSE, puede acabar siendo el 'tapado' de Alemania y Francia para cualquiera de las dos Presidencias, Consejo o Comisión, señala off the record un europarlamentario español a este periódico. Y, si eso ocurre, Sánchez puede ir despidiéndose de dar el salto a las instituciones comunitarias.
Costa es visto como una especie de Charles Michel del sur, de país pequeño, como Bélgica, que "no levanta ampollas" en los grandes ni, sobre todo, entre los frugales: Holanda y los gobiernos socialdemócratas nórdicos; porque, a diferencia de Pedro Sánchez, si algo ha demostrado Costa con el aplauso de Bruselas es que no le tiembla el pulso a la hora de aplicar recortes fuera de la ortodoxia de la izquierda mediterránea.
"Igual que lo de Sánchez para sustituir a Michel o para ser candidato del PSE a la Comisión no es ningún secreto, todo el mundo está atento a los movimientos de Costa; ya el portugués del Partido Socialdemócrata José Miguel Durao Barroso presidió la Comisión durante una década (2004-2014)", señala una fuente española con muchos años en la UE.
No obstante, fuentes del área de Exteriores socialista recuerdan ya hay un portugués secretario general de la ONU, el veterano exprimer ministro Antonio Guterres, expresidente de la Internacional Socialista; "y eso", la no acumulación de poder institucional en un solo país europeo "se mira mucho en este tipo de negociación". Además de Costa, Sánchez tendrá como rivales para uno de los dos puestos a los que aspira, presumiblemente a los posibles candidatos del PPE, los primeros ministros de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, y Croacia, Andrej Plenković.
La jura de Leonor también cuenta
En cualquier caso, Pedro Sánchez ya ha dado orden de preparar con mimo el semestre de Presidencia Española de la UE, de julio a diciembre de 2023. Quiere brillar durante unos meses clave para España no solo en el ámbito europeo, también en el orden interno; porque el 31 de octubre del año próximo la Princesa Leonor cumple 18 años y jurará ese día ante las Cortes y ante su padre, el Rey Felipe VI, los derechos sucesorios.
La propia naturaleza del acto en sí, solemne donde los haya, "desaconseja totalmente" que su celebración se produzca en medio de cualquier escenario preelectoral o electoral que reactivaría el siempre presente en la sociedad española debate sobre Monarquía o República; "máxime con Podemos en el Gobierno", coinciden todas las fuentes socialistas consultadas.
En el Gobierno una comisión interministerial prepara ya la "logística" del semestre europeo sin tener en cuenta un escenario de elecciones generales antes; y la Comisión Mixta Congreso-Senado para las relaciones con la UE tramitará este mes la ponencia-marco
En el Gobierno, hay ya una comisión interministerial preparando la "logística" del semestre europeo español como si no fuera a haber elecciones antes, y la Comisión Mixta Congreso-Senado para las relaciones con la UE tramitará este mes de junio la ponencia marco de ese semestre que está preparando la Secretaría de Estado para las Relaciones con la UE, dependiente del ministro José Manuel Albares; además, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha dicho que está preparando el techo de gasto previo al Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para 2023; es decir, la estrategia oficial del Gobierno en eso y en el calendario legislativo pactado con Unidas Podemos es agotar la legislatura.
Cuando se habla con la dirección del PSOE, incluso con los barones, todos señalan, no obstante, que la disolución de las Cortes es una prerrogativa del presidente del Gobierno, que tomará de acuerdo "a los intereses de España"… y a los suyos propios, cabe añadir.
Si Pedro Sánchez decide finalmente adelantar las elecciones generales a otoño de este año, o convocarlas en un superdomingo de mayo de 2023 junto con autonómicas y municipales, el escenario que más temen barones y alcaldes socialistas, será porque los sondeos le han devuelto las posibilidades de ganar a Feijóo y seguir su hoja de ruta europea en agosto de 2024, que ahora le niegan.
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