Todo va a quedar para septiembre, no solo las reuniones Gobierno/oposición sobre el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y otros asuntos; también la negociación presupuestaria, que este año se antoja más compleja para Pedro Sánchez por dos razones: porque ya no tiene a Ciudadanos e Inés Arrimadas de comodín para rebajar la presión de su socio de coalición, Unidas Podemos, y porque éste, consciente de que el PSOE no tiene esa alternativa, insiste en subir el IRPF en 2022 a quienes ganen más de 133.000 euros y hasta el 15% en el impuesto de sociedades a las grandes empresas.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha trasladado a sus interlocutores morados, ese parón en el reloj, pero el equipo de la vicepresidenta Segunda, Yolanda Díaz, le han dejado claro que, “en agosto o en septiembre”, la subida fiscal sigue siendo para ellos “irrenunciable”; por más que el presidente del Gobierno, la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, y la propia Montero insistan en retrasar esa subida a 2023, una vez conocido el informe de la comisión de expertos a los que las encargado estudiar la reforma fiscal.
Díaz y los suyos creen que pedir “un esfuerzo” a los ricos es “moralmente ineludible” tras haberse iniciado la recuperación económica, y además, añaden, el Estado va a necesitar más recaudación para hacer frente al gasto derivado de implementar políticas como las que anunció esta misma semana la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, arropada por la plana mayor de su partido: ampliar a seis meses los permisos de paternidad y crear una nueva prestación universal por “crianza” de hijos.
Habrá, no obstante, una foto de inicio esta última semana de julio para no desairar a la vicepresidenta Segunda, que el martes reclamaba no esperar más para empezar a negociar las cuentas de 2022
Ello explica que Sánchez y el PSOE prefieran enfriar ahora la negociación y retomarla en septiembre, recortando así los tiempos de controversia, no solo con UP, también con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), PNV, Bildu, Compromís y el resto de los socios. Se trata de no desgastarse dando titulares negativos, ahora que parecen iniciar la remontada en los sondeos.
Habrá, no obstante, una foto de inicio formal de la negociación, probablemente esta última semana de julio, según ha sabido este periódico, para no desairar a la vicepresidenta Segunda, quien el martes advertía ante los parlamentarios de su formación que esta vez Unidas Podemos va “con fuerza” a esa negociación; una clara advertencia a Sánchez de que éste año no podrá amagar con pactar las cuentas públicas con los de Arrimadas sí Podemos se tuerce, como hizo en septiembre de 2021 con Carmen Calvo de protagonista.
Con la sustitución de Pablo Iglesias por Yolanda Díaz en el liderazgo de Unidas Podemos en el Ejecutivo, el socio minoritario de la coalición asumió que entraba en una etapa de “menos ruido” mediático y más negociación entre bambalinas con el PSOE. “Pero los socialistas ya saben que, cuanto menos margen (temporal) nos dejen, más firmes nos vamos a poner”, añaden las fuentes consultadas.
Calviño, Montero y La Moncloa argumentan que ahora lo que toca es aprobar el ‘techo de gasto’ y en septiembre habrá tiempo para negociar aprobar luego el presupuesto “en tiempo y forma”, como se ha comprometido el presidente del Gobierno
Desde el sector socialista del Gobierno se argumenta, mientras tanto, que ahora se está con la aprobación del techo de gasto “récord” en 2022, como lo ha calificado la ministra Montero, gracias a la implementación de los primeros fondos europeos que van a llegar a nuestro país. Díaz no va a dar la batalla en el techo de gasto, insiste su entorno, aunque es “evidente que nosotros lo habríamos puesto más alto”.
Tanto la ministra de Hacienda, como la vicepresidenta Calviño y la propia Moncloa sostienen que hay tiempo suficiente durante todo el mes de septiembre para aprobar “en tiempo y forma” parlamentaria, esto es, en la -ultima semana de diciembre, los Presupuestos 2022, a lo cual se ha comprometido el propio presidente del Gobierno.
Pedro Sánchez ha estado esta semana de gira por Estados Unidos y no ha dudado en hacer guiños a los grandes fondos de inversión estadounidenses para que vean a España como un país de oportunidades e intentando calmar su inquietud por una posible vuelta atrás en la reforma laboral que hizo Mariano Rajoy en 2013 y, en el caso de Blackrock, por la posibilidad de que se penalice a los grandes tenedores de vivienda de alquiler, como es su caso, en la nueva Ley de Vivienda que están negociando el PSOE y Unidas Podemos y que podría no ver la luz este año.
“A mi me preocupan los parados”
La vicepresidenta Segunda no tardó ni 24 horas en replicar, este jueves desde los cursos de verano de El Escorial, que "Los fondos de inversión están en el mundo para ganar dinero y los gobiernos, sobre todo los progresistas, están para mejorar la vida de la gente".
“A mí lo que me preocupa son los trabajadores y trabajadoras que han perdido sus derechos (...) los parados y paradas (...) los jóvenes sin empleo o las madres (...) que tienen dificultades para atender las necesidades de sus hijos", añadió Yolanda Díaz, quien hizo hincapié en que Unidas Podemos está en el Gobierno para cambiar esas cosas "no para mejorar la rentabilidad de los fondos".
Y no solo eso, la vicepresidenta Segunda aprovechó su paso por los cursos de verano de El Escorial para apuntar otro de los elementos que, de una forma u otra, también van a ser bandera de Unidas Podemos en la negociación con los socialistas: la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Una subida que Sánchez y Calviño quieren retrasar, al menos, hasta 2023 para favorecer la creación de empleo.
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