La elección de Salvador Illa como líder del PSC ha culminado el proceso de renovación del PSOE en toda España. El presidente del Gobierno y secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, ha diseñado un partido a su medida, con un liderazgo renovado en Ferraz y sin atisbo de oposición interna: "Sánchez tiene el partido arrodillado", lamenta un veterano socialista. El único congreso pendiente es el de Asturias, aplazado por el contagio de su líder y presidente del Principado, Adrián Barbón.
El nombramiento de Illa -dueño de la última gran alegría electoral del PSOE- cierra dos meses de congresos autonómicos, que arrancaron tras el federal de Valencia de mediados de octubre. Sánchez ha iniciado el llamado giro socialdemócrata. Pero, más allá de las palabras y la ideología, se ha deshecho de las principales herencias que arrastraba desde su regreso a la secretaría general en 2017 y su victoria en la moción de censura en 2018: Iván Redondo y el equipo que, liderado por José Luis Ábalos y Adriana Lastra, le apoyó durante las primarias.
Sánchez ha vendido estos cambios como la "pacificación" del partido para preparar el nuevo ciclo electoral. Pero fuentes del PSOE interpretan todos los movimientos como maniobras "marca de la casa" para retener el poder absoluto. "Sánchez es un 'killer'", explican estas fuentes.
Traición a Susana Díaz y Ábalos
"Lo demostró traicionando a Susana Díaz cuando ganó la secretaría general a (Eduardo) Madina en 2014. Y lo ha hecho ahora apartando a Ábalos, Lastra, Carmen Calvo y a cualquiera que pasara por ahí", dicen. "Si los Lastra, Odón Elorza y compañía pensaban que apoyar a Sánchez les garantizaba algo de cara al futuro, está claro que se equivocaban", añaden.
Sánchez ha conseguido en este proceso congresual el control total sobre las federaciones más importantes del PSOE: Andalucía, Madrid y Cataluña. El presidente no discute el liderazgo de Ximo Puig en Valencia. Y no ha querido presentar batalla en Aragón y Castilla-La Mancha, donde han renovado sus barones Javier Lambán y Emiliano García-Page. Eso no significa que Sánchez olvide la afrenta territorial de las primarias, según estas fuentes. Por ello, ha colocado sendas picas en Flandes. La ministra de Educación, Pilar Alegría, es la designada por Ferraz para reemplazar a Lambán en cuánto sea posible. Y la ministra de Política Territorial y portavoz, Isabel Rodríguez, llama a las puertas del liderazgo manchego.
Se trata de una estrategia de largo recorrido, como la que le ha permitido acabar con Susana Díaz. El resto de comunidades en la que hay nuevos secretarios generales con respecto a los del 2017 es Madrid, Galicia, Murcia, Cataluña, País Vasco y La Rioja. En Cataluña, la transición ha sido pacífica tras la renuncia de Miquel Iceta a cambio de retirarse como ministro en el Gobierno de España. En La Rioja, Concha Andreu ha tomado las riendas de la federación después de cargarse a Francisco Ocón. Eneko Andueza ha pasado la página de Idoia Mendia en el País Vasco.
El caso de Madrid tiene una mención aparte. Juan Lobato es, con el beneplácito de Sánchez, el líder de un socialismo madrileño hundido tras la debacle del 4-M. Lobato ha nombrado una ejecutiva "elefantiásica". Decenas de cargos y coordinadores con el objetivo de pacificar una federación muy tocada tras las elecciones. Además, se ha creado una nueva agrupación en Madrid capital para impulsar a la Delegada del Gobierno, Mercedes González, como candidata al Ayuntamiento de Madrid.
El PSOE de Cerdán y Bolaños
El nuevo PSOE de Sánchez está ya en modo elecciones, con Santos Cerdán -secretario de Organización- y Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, como nuevos referentes. Junto a ellos, los responsables del Gabinete de la Presidencia: Óscar López y Antonio Hernando. El jefe del Ejecutivo no ha dudado en apartar a Redondo -intocable hace medio año- y a Ábalos y su vieja guardia de las primarias.
Sánchez necesitaba afrontar este periodo preelectoral y postpandemia en varias fases, según dicen desde el partido. La primera ya se ha completado: renovación del PSOE y demostración de unidad. A partir de ahora, el presidente necesita reagrupar el liderazgo del PSOE en la izquierda frente a nuevas amenazas como la de Yolanda Díaz y afianzar la recuperación económica con la llegada de los fondos europeos. Ese período comienza ahora.