Pedro Sánchez ha pedido tranquilidad a la ejecutiva federal del PSOE tras una nueva derrota electoral en Castilla y León. El presidente mantiene que el escenario político apenas ha cambiado, por mucho que el PP "venda un cambio de ciclo". Y ha esgrimido ante Ferraz que el partido que verdaderamente está acusando el desgaste del Gobierno de coalición es Podemos, según desvelan fuentes socialistas consultadas por Vozpópuli.
¿Hay preocupación en el seno del PSOE? Sí, pero depende mucho del barrio. Y no es excesiva en las altas esferas. La cúpula nacional, con Sánchez a la cabeza, está convencida de que el no es no y la estrategia de aislar al PP con Vox funciona y puede ser suficiente para retener La Moncloa en el 2023. El socialismo admite que la acción de Gobierno y sus pactos con separatistas y nacionalistas han desgastado sus siglas, pero matiza que la peor parte se la está llevando su socio de coalición.
El jefe del Ejecutivo ha esgrimido ante su ejecutiva la comparación del 13-F con los resultados en Castilla y León de la repetición electoral del 10 de noviembre del 2019. Fuentes socialistas creen que esta comparativa es más lógica que la de cotejar los datos de ahora con las autonómicas de mayo del 2019. "La eclosión de Vox no se había producido", explican estas fuentes.
Sánchez: todo igual que en 2019
En ese sentido, la lectura del PSOE es el que panorama apenas ha cambiado "con ligeras variaciones de dos puntos arriba o abajo" salvo para Podemos. En las elecciones de noviembre del 2019, el PSOE obtuvo el 31,9% de los votos frente al 30% actual; el PP logró un 31,6%, casi idéntico porcentaje que el 31,4% de este domingo; y Vox alcanzó un 16,8% en las generales frente al 17,6% de las autonómicas.
El problema, según la interpretación socialista, es para Podemos. La formación morada logró un 9,4% el 10-N, que no le valió para obtener escaño en el Congreso por Castilla y León. Podemos ha caído hasta el 5% en la cita autonómica. Son casi cuatro puntos y medio menos en las generales de hace poco más de dos años.
"No hay un gran cambio con respecto a 2019, que es cuando desaparece Ciudadanos y explota Vox", argumentan desde el PSOE. "Es cierto que hemos perdido apoyo, pero el PP está prácticamente igual. El panorama sigue igual. El que ha caído más es Podemos".
Sánchez no prevé de momento un cambio de estrategia. Por supuesto, nadie en la ejecutiva federal ha abierto la puerta a una abstención del PSOE que facilite una investidura de Alfonso Fernández Mañueco. Lo ha planteado "en solitario" el alcalde de Valladolid, Óscar Puente.
El PSOE ha sido muy claro en ese sentido tanto en público como en privado. "La estrategia del PP quedó clara el año pasado en Madrid y da ahora un paso más al tener que contar con Vox para una coalición", se ha comentado en la ejecutiva.
¿Tercera derrota en Andalucía?
Otras voces dentro del propio PSOE no son tan optimistas como Sánchez y Ferraz. Consideran que Castilla y León es la segunda derrota consecutiva tras Madrid. Y todo indica, dicen, que Andalucía no será un punto de inflexión para el socialismo cuando se celebren elecciones este mismo año. "No hay expectativa alguna de que Andalucía vaya a ser distinto a Madrid y Castilla y León", señalan estas fuentes. "Por mucho que se diga que estamos bien, la realidad es que cuando no ganas estás mal".
A pesar de que Sánchez ha tratado de calmar a los suyos, existe cierta preocupación en Moncloa por el escaso tirón electoral del presidente. "En Madrid desapareció de la campaña cuando se veía venir la debacle", señalan. "Aquí ha sido al revés. Se ha volcado en la última semana y no ha servido para nada".
Muchos críticos sostienen que el PSOE cometió el "error de creerse a Tezanos (CIS)". "Incluso el domingo había gente que pedía esperar al escrutinio en las grandes ciudades de la comunidad porque aún se le podía dar la vuelta al resultado", comentan a este diario.
A vueltas con la España vaciada
Por último, la España vaciada ha sido otro de los elementos que Sánchez y la ejecutiva socialista han analizado en Ferraz. La lectura sobre este movimiento tiene dos partes. Por un lado, el PSOE cree que el experimento a nivel global ha fracasado. Por otro, el partido entiende que sí funciona en aquellas provincias donde las plataformas electorales cuentan con una trayectoria previa como movimientos sociales: Soria y Teruel.
En estos casos, el PSOE admite que toca abrir una reflexión, porque "somos los más perjudicados por la fuga de votos" a estas agrupaciones. "Está claro que donde existe un trabajo de base de muchos años, estas plataformas tienen un amplio apoyo y recogen a votantes de izquierda en su mayoría, lo que acaba perjudicando al PSOE", aseguran estas fuentes.
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