España

Sánchez, dispuesto a modificar la reforma de las pensiones para evitar un batacazo en el Congreso

La Moncloa baraja recular en su 'plan Escrivá' tras el 'no' de Podemos y la frialdad del PP. El ministro admite en su círculo que su reforma puede no tener recorrido parlamentario 

El ambicioso plan de reforma de las pensiones, esbozado en un borrador que lleva la firma del ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, es posible que nunca llegue al Congreso. Sectores de la Moncloa empiezan a considerar inviable debatir la propuesta en el Parlamento, donde temen que sea rechazada tanto por los socios de Unidas Podemos como por la oposición. El propio ministro ha admitido a personas de su entorno que tiene poca confianza en que el presidente Pedro Sánchez vaya adelante con el plan.

El Gobierno está a punto de enviar a Bruselas el texto definitivo de reforma de las pensiones. La ministra de Economía, Nadia Calviño, lleva meses advirtiendo en los Consejos de Ministros de que la Comisión Europea exige reformas estructurales en pensiones, empleo y reforma fiscal. Se trata de tres pilares que el gobierno comunitario señala como esenciales para garantizar su apoyo político y, sobre todo, abrir el grifo de los fondos europeos para la recuperación.

Sin embargo, en el Gobierno y en el PSOE aumentan las voces que creen equivocado insistir en el plan tras el rechazo de Unidas Podemos y la actitud hostil del PP. El grupo de Pablo Iglesias manifiesta sin tapujos su oposición. Lo han hecho los principales dirigentes de la cúpula y, de manera extraoficial, miembros del partido aseguran que darán batalla por tierra, mar y aire si es necesario.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, hasta ahora ejemplo de moderación en Unidas Podemos, ha vuelto a la radicalidad en este asunto (también porque empieza a temer que si no se aborda la reforma está en juego su cargo). Los sindicatos, por su parte, han declarado su rechazo a la iniciativa, puesto que en las centrales existe un debate sobre los puntos más polémicos del plan, y no todos están convencidos en rechazarlo. Pero está primando la lógica política y la voluntad de asustar a Sánchez para recuperar la negociación colectiva. 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Evitar la precipitación

Lo cierto es que en Moncloa empiezan a ver el vaso medio vacío. Todos creen que el plan de Escrivá es de máxima solvencia desde el punto de vista técnico, pero que el momento político de su presentación es cuestionable. Es un plan "verde", explican, para reflexionar sobre la oportunidad de elevarlo al Congreso en la situación actual y recuerdan que lo prioritario es evitar la "precipitación". 

Si el PP no se acerca –posibilidad de momento remota-, los 120 diputados del PSOE en el Congreso no serán suficientes para la aprobación. Y se va difundiendo el miedo a fracasar. A tal punto que el propio ministro Escrivá ha admitido entre personas de su confianza que cree que el presidente acabará cediendo. “Ya veréis que no se va a votar, no vamos a ir a perderlo [en el Congreso]", es una de las frases que se repite estos días en ese círculo de confianza de Escrivá.

Calviño pide "coherencia" a Díaz y asegura que no debe quitar importancia a la subida del SMI

Tiempo de cotización

El 'plan Escrivá' plantea estudiar la ampliación de 25 a 35 años el tiempo de cotización para el cálculo de las futuras pensiones. Este es el punto más conflictivo de la propuesta, y el que más rechazo genera. Otro elemento atañe a limitar las jubilaciones anticipadas; de este aspecto se ha debatido menos, y puede ser que el Gobierno logre mantenerlo. 

Es difícil esbozar un calendario de ejecución de esta reforma. Lo único que se sabe es que Sánchez ha decidido que las pensiones tienen la prioridad sobre empleo y fiscalidad, entre otras cosas porque políticamente no sería rentable abordar esa reforma en los últimos compases de la legislatura. Convencido por Calviño, el presidente entregó a Escrivá la tarea de redactar una “propuesta” (así se sigue calificando el documento entre fuentes gubernamentales) que recoja las líneas planteadas por la Airef, y que garantice un ahorro para las arcas públicas. Ambos puntos son exigencias de Bruselas, que además exige alcanzar una mayoría amplia en el Congreso para blindar las reformas. 

Ahorros y dudas en el PSOE

La reforma de Escrivá permitiría reducir el gasto en 16.000 millones de euros, como desveló este diario. Los sectores del Gobierno que respaldan la reforma recuerdan que el plan recoge las directrices de la comisión del Pacto de Toledo, firmadas en noviembre. En ese documento se menciona la necesidad de revisar los años del cálculo de las pensiones, pero en el propio grupo parlamentario del PSOE (que votó esa declaración) se pueden oír comentarios críticos. 

“El plan de pensiones no se va a votar nunca”, insisten algunos. “El problema es que no lo apoya nadie”, reflexionan. Aun así, todo apunta a que el borrador llegará a Bruselas. Esta sigue siendo la intención de Sánchez, como adelantó este diario. Por lo menos para ganar tiempo.

“El borrador irá a Europa, pero no se aprobará”, afirman las fuentes consultadas. Mientras que desde el Ejecutivo recuerdan que aunque Sánchez presente el plan a Bruselas, no existen mecanismos oficiales de evaluación, lo que facilitaría recular si el interés político así lo determina.  

En la oposición, por otro lado, también creen que el plan de Escrivá difícilmente llegará al Congreso. Las fuentes consultadas consideran “creíble” que la iniciativa del Gobierno sufra un revés tras detectar la magnitud de los rechazos.

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