El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sacado pecho este martes en Alemania por sus nuevos impuestos a banca y energéticas junto al canciller Olaf Sholz, que está bajando impuestos, entre ellos el IRPF para adecuarlo a la inflación, medida que propone Núñez Feijóo y que el Ejecutivo español rechaza. Preguntado por si va a seguir el ejemplo de Sánchez, Scholz no ha contestado directamente pero ha apelado a la "creación de confianza" que consiguen las ayudas de su gobierno y a los efectos positivos de sus medidas para frenar los precios de la energía.
Según Sánchez, los nuevos impuestos, que de momento forman parte de una proposición de ley que se registró en el Congreso el 28 de julio y que está pendiente de voto de admisión por el Pleno, son "ampliamente respaldados por los ciudadanos, tanto los que votan a la izquierda, al centro y a la derecha".
Dice ahora que no estigmatiza
El presidente ha negado ahora que el Gobierno haya "señalado o estigmatizado sectores", después de que él mismo, con insistencia, y varios ministros lo vengan haciendo. El 28 de julio apuntó a "los señores Galán y Botín", incluso.
Sánchez cree "evidente" que algunos sectores están viendo engordada su cuenta de resultados y asegura que la ciudadanía quiere un "reparto justo" de las cargas de la crisis.
Precisamente este lunes, Fedea ha publicado un informe muy crítico con los nuevos impuestos en el que cuestiona este extremo y traslada que hay otros sectores con más beneficios.
Alemania sí baja el IRPF
El Gobierno alemán sí bajará el IRPF para combatir la inflación. El ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, presentó el 10 de agosto un plan de alivio fiscal de 10.000 millones de euros diseñado como una herramienta para contrarrestar los efectos del aumento de precios en la capacidad de compra de los ciudadanos.
El proyecto prevé incrementar el umbral del renta libre de impuestos de los 10.347 euros anuales a 10.632 euros en 2023 y a 10.932 euros en 2024. También se modificarán otros impuestos para evitar el fenómeno llamado "progresión fría" que lleva a que un contribuyente cuyo salario crece pueda ir perdiendo capacidad de compra por la combinación de los efectos de la inflación y de un cambio de tarifa fiscal aplicable. La tarifa impositiva máxima, del 42%, que actualmente empieza con los 58.597 euros anuales, sólo empezaría a regir en 2023 a partir de los 61.972 y en 2024 a partir de los 63.615 euros.
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