El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha movilizado el Falcon y el Súper Puma para trasladarse a Alemania y participar en el Congreso del SPD alemán. El líder socialista, que ha sido invitado a título personal por la formación encabezada por Olaf Scholz, no ha viajado hasta Berlín en representación del Gobierno de España, pero desde Moncloa le han programado una reunión oficial de apenas diez minutos con el propio canciller alemán para justificar el uso de la aeronave.
Esta es una maniobra común en Moncloa desde que Pedro Sánchez está en el Gobierno. El presidente ha utilizado las naves de Ministerio de Defensa para trasladarse a mítines del PSOE, justificando su uso programando alguna visita oficial a alguna fábrica o empresa. Así, esquiva tener que utilizar medios de transporte públicos como el tren o en este caso, las aerolíneas regulares. En otras ocasiones, ha alegado "motivos de seguridad" para emplear el Falcon.
En este caso, ha ocurrido lo mismo: en la agenda oficial del presidente se publicó en la tarde del viernes una reunión oficial con Olaf Scholz de apenas diez minutos, dado que esta estaba programada a las 13.50, mientras que estaba previsto que el bloque del congreso en el que participaba Sánchez arrancaba a las 14.00. En ella, según ha publicado el presidente el X, han repasado "asuntos clave de la agenda europea" como la reforma de las reglas fiscales o el Pacto de Migración y Asilo.
Para su viaje, Pedro Sánchez ha sido recogido en La Moncloa por el Súper Puma, que le ha trasladado hasta el aeropuerto de Torrejón, donde esperaba el Falcon. Según la app Flightaware, la aeronave ha despegado a las 10.53 de la mañana y ha aterrizado a las 13.25 en el aeropuerto de Berlin-Schönefeld. Después de su intervención, que ha concluido poco después de las 15.45, ha vuelto al aeropuerto berlinés para volar de vuelta a Madrid: a las 16.43, el Falcon ha iniciado su vuelo.
De esta manera, según la ficha técnica del Falcon, Sánchez ha gastado en su corta estancia en Berlín el mismo combustible que cinco españoles en un año y ha enviado, entre la ida y la vuelta, diez toneladas de CO2 a la atmósfera, misma cantidad que emite un español entre todas sus actividades en un año y tres meses.
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