El pasado 30 de mayo, la Comisionada de Salud Mental del Ministerio de Sanidad, Belén González, presentó en el Congreso de los Diputados los proyectos y el plan de acción para 2025-2027. Según ha explicado la titular, la propuesta recoge prescribir, por ejemplo, "grupos de deporte en lugar de rubifén, asociaciones feministas en lugar de sertralina, o un sindicato en lugar de Lorazepam". Una iniciativa que ha causado discrepancia en el sector psiquiátrico.
La Comisión denuncia que España sea el segundo país europeo en el consumo de ansiolíticos -solo superados por Portugal- y cuarto de antidepresivos. Las prescripciones llevan en aumento desde que hay registros, especialmente a la población joven. "Por ello, desde este Comisionado vamos a impulsar un plan integral para la deprescripción de psicofármacos y para la mejora de su uso", comunicó Belén González en su intervención en el Congreso.
Vozpópuli ha hablado con José Luis Carrasco, Jefe de la Unidad de Trastornos de la Personalidad del Hospital Clínico San Carlos, sobre las nuevas propuestas de Sanidad para la salud mental. El experto ha calificado el proyecto como un "disparate". "Es todo un componente ideológico donde la salud mental diluye a los trastornos mentales, de tal manera que se considera que no existen como tal", comenta Carrasco, respecto a la iniciativa de Sanidad.
Con esta propuesta, el Comisionado presenta los problemas de salud mental en la población como "una consecuencia del malestar de la vida cotidiana, del sufrimiento psíquico que la sociedad produce", explica el experto. Asimismo, demuestra que "los tratamientos farmacológicos y psiquiátricos son una forma de contener a la gente o casi de oprimirla y que los pacientes están subyugados por la medicina", de tal manera "que los políticos se convierten en libertadores de los pacientes", afea José Luis Carrasco.
La Comisionada apuntó a "una medicalización de los problemas sociales", a la que se opone con este plan. Según el experto, todo esto "conlleva una negación de la enfermedad mental" y "que la única forma de que no haya enfermedades mentales es un cambio de la sociedad".
La salud mental y los problemas sociales
Belén González señaló especialmente "lo social" como una de las causas por las que han aumentado los casos de ansiedad o depresión. "Pretenden quitar toda la opresión de tipo social, laboral, y crear una especie de sociedad idílica que es una utopía", apunta Carrasco, quien también es catedrático de Psiquiatría en la Universidad Complutense de Madrid.
La titular de Salud Mental identificó dos consecuencias de esta "medicalización". Por un lado, "el incremento de demanda en el sistema sanitario" y, consecuentemente, el gran aumento en las listas de espera; y, por otro, "los problemas que se derivan de intentar resolver con herramientas sanitarias lo que son problemas sociales".
Por esta razón, la Comisión opta por prescribir "un sindicato en lugar de Lorazepam", entre otros ejemplos que ha dado. Ante esto, José Luis lo califica como "una falta de respeto", "un desprecio" y "una burla". "Ideológicamente, uno en su cabeza puede tener las creencias que quiera y pensar que la enfermedad mental no existe, pero si eres ministra de Sanidad y comisionada de Salud Mental, no puedes tratar con esa falta de respeto a los pacientes que sí tienen una depresión", afea el experto.
Además, señala que "es una barbaridad" que culpen a la medicalización de las listas de espera y defiende que, realmente, "se deben a una falta de recursos endémica de la salud mental, siempre frente a otras especialidades". Apunta que "para hacer una buena psicoterapia tienes que ver al paciente muy regularmente". Argumenta que para sustituir la farmacología por varias sesiones de psicoterapia sería necesario contratar a varios terapeutas más. "A los psiquiatras en la seguridad social nos dan veinte minutos por paciente" que siempre son menos "porque como hay tanta lista de espera, te doblan las citas y al final acabas entre ocho y quince minutos".
"Ya no lo llaman trastornos ni enfermedades, ahora lo llaman problemas de salud mental", lamenta a Vozpópuli. En esta línea, Carrasco defiende que no se pueden equipara las enfermedades mentales con problemas sociales porque puedes padecerlas independientemente del entorno social que rodee a la persona. "Confunden el sufrimiento psíquico, digamos, el estrés normal de la vida cotidiana, con la enfermedad mental", comenta.
"Algunas enfermedades mentales tienen factores sociales que influyen en ellas", pero no son cruciales, apunta. Según explica, estos elementos pueden influir de la misma manera que lo pueden hacer en enfermedades cardiológicas o gastrointestinales.
José Luis Carrasco también ha querido señalar a Vozpópuli los comentarios "totalmente anticientíficos" que dieron tanto la ministra de Sanidad, Mónica García, como la comisionada de Salud Mental, Belén González. Defendieron que "los psicofármacos matan y que tomarlos acorta la longitud de la vida de las personas", dice el Jefe de la Unidad de Trastornos de la Personalidad del HC San Carlos.
"La psiquiatría ha avanzado mucho en estas décadas", apunta el experto. "Hay evidencia científica" de que los medicamentos ayudan a mejorar la calidad de vida de los enfermos. "Los pacientes psiquiátricos están muchísimo mejor que hace 40 años, que no están del todo bien, pero eso pasa igual con otras enfermedades, pero el progreso va poco a poco", defiende Carrasco. Además, los fármacos están aprobados en las guías clínicas y este tipo de afirmaciones generan "miedo" en la población.
Como ejemplo, explica que "un esquizofrénico hace 50 años estaba en unas condiciones mucho peores, con medicamentos que lo tenían aplanado", mientras que, "hoy en día, muchos de ellos están trabajando y haciendo vida funcional". Además, añade que estudios revelan que "un paciente con esquizofrenia al que no se le pone medicación, tiene una vida mucho más corta que un paciente al que sí".
"Es una irresponsabilidad absoluta por parte de los gobernantes" que compartan "una desinformación científica absoluta", afea José Luis Carrasco. El experto lamenta que las decisiones que están tomando "no tienen ningún beneficio" para el paciente. "Mi opinión es la que tienen todas las sociedades científicas: que es un disparate y que deberían corregirlo, que alguien debería intervenir", sentencia.
El psiquiatra ha criticado también que la Comisión de Salud Mental se opusiese a los ingresos involuntarios. Carrasco comenta a Vozpópuli que mayormente son las familias quienes piden internar a pacientes con mucho riesgo de suicidio o "delirantes" porque "ellos no tienen conciencia de la enfermedad".
El catedrático de la Universidad Complutense apunta a que, además, "es una postura de cara a la galería para conseguir tener una imagen y socialmente ganarse más votos". "Se prometen estas cosas, pero luego no dan el dinero a las comunidades autónomas para que puedan contratar tanta gente", afea José Luis.
"Un plan de acción frente al suicidio"
Finalmente, la Comisionada de Salud Mental ha presentado "un plan de acción frente al suicidio que tendrá financiación independiente". Esta es una de las causas que más preocupa dentro de la materia. "Dicen que lo van a poner en marcha", pero "eso necesita presupuesto", comenta Carrasco y que "al final todo se queda en palabras bonitas" escritas "en un papel".
Todo el mundo está a favor de prevenirlo, pero "el suicidio aumenta mucho si no tratas a los pacientes depresivos con un buen tratamiento", declara el experto. Continúa explicando que no pueden justificarlo con problemas sociales únicamente y que su camino sea luchar contra él combatiendo el "estrés" porque "eso ya no es una cuestión médica", sino "social y casi religiosa".
El psiquiatra defiende que, para solucionar este problema, "se necesita estar más pendiente teniendo más personal" que pueda atender "mucho más frecuentemente, no solamente con un teléfono del suicidio o con programas de información de qué se puede hacer en esas situaciones".
José Luis Carrasco afirma que "los psiquiatras estamos indignados, pero perplejos, porque es muy difícil entender cómo pueden estar en esta posición y cuál es el objetivo último". Además, indica que "hay una fijación con la psiquiatría porque se confunde la salud mental con la felicidad y eso no es así".
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