Todo en política es efímero. Pero hay personajes que saben moverse entre bambalinas y mantenerse en el tiempo. Santos Cerdán (Milagro, Navarra, 1969) es uno de ellos. El secretario de organización del PSOE es uno de los pocos supervivientes de la gran purga de Pedro Sánchez que todavía hoy tiene un peso creciente en el partido. No por casualidad, este técnico de mantenimiento e industrial se ha convertido en el electricista socialista para enchufar al independentismo a la investidura del presidente del Gobierno en funciones. Cerdán es uno de los negociadores directos con Junts (Carles Puigdemont).
"Santos [Cerdán], con su protagonismo, gana como elemento político pero no le catapulta. Estamos en transición. Vamos a ver, pero de momento sí tiene cualidades [para seguir siendo uno de los hombres fuertes de Sánchez]", explica a este diario un socialista que le conoce muy bien tras años trabajando con él. Cerdán es uno de los convencidos de que el PSOE debe entenderse con los independentistas. No por casualidad empujó hasta la extenuación para que María Chivite se hiciera con la presidencia de Navarra gracias a la abstención de Bildu.
Las fuentes en el PSOE consultadas describen al sucesor de José Luis Ábalos como una persona "tranquila", estoica incluso, que casi nunca se pone nervioso por mucho que fuera el mundo se esté cayendo. Cerdán no disfruta del foco mediático. No es dado a entablar con la prensa con la naturalidad o el desparpajo de otros compañeros suyos, como la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y delega toda la comunicación en el aparato de propaganda de Ferraz. Quienes han negociado con él comentan que "es de fiar" y "no se va por las ramas". "Es directo y discreto", zanjan.
Clave en las primarias
Cerdán llegó a la secretaría de organización en verano de 2021, cuando el presidente acometió la mayor remodelación de gobierno de la democracia y tras laminar a sus manos derechas: Carmen Calvo, José Luis Ábalos e Iván Redondo. Pero se conocen de mucho antes. Cuando Sánchez es defenestrado en el convulso comité federal del 1 de octubre de 2016, el hoy presidente vacila sobre si volver a presentarse con el 'no es no' a Mariano Rajoy por bandera.
En ese momento, Sánchez comienza a estrechar lazos con Ábalos, Adriana Lastra, Sofía Hernanz, Francisco Quico Toscano, Susana Sumelzo, Rafa Román y, por supuesto, Santos Cerdán. El navarro, de hecho, fue uno de los pocos que gestionó el regreso de Sánchez en las primarias que ganó a Susana Díaz y a Patxi López. Él se encargó de los avales. Por aquella época, en local de Marqués de Urquijo se citaban Calvo, Lastra, Paco Salazar, Cerdán y Juanma Serrano para elaborar la estrategia.
Un hombre "muy de partido"
Cerdán es un socialista de cuna, como su padre y su abuelo, que tenían carné. Y es, en efecto, un fontanero con galones, porque ya ejerció como secretario de organización del partido en Navarra entre 2011 y 2017. Aquella época fue dura, porque tuvo que tragarse el 'no' de Ferraz a su intento de desbancar a Yolanda Barcina con una moción de censura que necesitaba los votos de Bildu para prosperar. El entonces secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, lo impidió.
El navarro es "muy de partido". Exuda el argumentario socialista. No por casualidad, además, es el presidente de la Fundación Pablo Iglesias, uno de los laboratorios de ideas del PSOE. En el último Congreso Federal en Valencia, en octubre de 2021, el presidente le mantuvo en el cargo. Pero su relación con Lastra se enquistó. Se llevaban a matar por meterse cada uno en el charco del otro. Hasta que todo saltó por los aires y Lastra, que se movía para una época sin Sánchez, terminó dimitiendo. Solo queda él. El piloto que conduce a Sánchez a Waterloo.
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