La victoria sin paliativos de Isabel Díaz Ayuso en Madrid no solo afecta a las negociaciones entre Junts y ERC para conformar gobierno en Cataluña, sino que ha despertado a los sectores más liberales dentro del magma de ideologías que aglutina el partido de Carles Puigdemont.
Desde Joan Canadell, expresidente de la Cámara de Comercio de Barcelona y uno de los favoritos de las bases en el proceso de primarias, a pesos pesados de la extinta Convergència, como Ramón Tremosa, quieren que el partido vuelva a marcar perfil “business friendly”.
“Durante las etapas más duras de la pandemia tuvimos debates porque los sectores más liberales contrapusieron la gestión de ERC de cerrar todo con la gestión de Ayuso”, explica una fuente de Junts a este medio.
Aunque públicamente desde el Govern nadie secunda el ‘modelo Ayuso’, en privado admiten -señala esta fuente- que “envidian Madrid porque han abierto las tiendas, los bares y no tiene complejos en afirmar que bajará impuestos y mantendrá los conciertos”.
Giro ideológico de Borràs
El origen de este conflicto viene por el giro que dio Laura Borràs con su llegada al frente del partido con el fin de ubicarlo en el eje del “centroizquierda”. Esta necesidad de escapar del pasado convergente -y de los casos de corrupción que debe afrontar- ha reducido también el protagonismo de esta facción en el debate ideológico.
En la última legislatura, Junts no ha dudado en apoyar en el Parlament propuestas de ERC, CUP o los comuns como la de fijar por ley límites en el precio de los alquileres. Y también han renunciado a bajar los impuestos de sucesiones y patrimonio pese a ser uno de los compromisos con los que Artur Mas logró ganar las elecciones en 2010.
Medidas y decisiones de este tipo han sido del agrado de los sectores más izquierdistas del partido, pero se han dejado desatendidas las posiciones que piden abanderar las políticas liberales en un momento donde hay un vacío en este espacio ideológico.
Se trata de un equilibrio difícil de lograr, sobre todo porque el partido de Puigdemont ha logrado sumar en su proyecto a dirigentes procedentes del PSC o sectores muy izquierdistas que creen que ofrecen la única alternativa ‘revolucionaria’ para lograr la independencia.
En este sentido, aunque desde Canadell a Tremosa secundan totalmente la línea que mantiene Borràs respecto a la hoja de ruta separatista, no comparten esta suerte de contemporización con las tesis izquierdistas de ERC. “El modelo de cerrar los bares fue de ERC”, recalcan las fuentes consultadas.
El propio Tremosa, desde el Departamento de Empresa, elaboró un plan para reabrir bares y restaurantes que chocaba con la planificación realizada desde el Departamento de Salud, en manos de ERC. De hecho, la filtración del plan para reactivar el sector de la restauración irritó a Pere Aragonès (ERC) hasta el punto de que se convirtió en una de las principales disputas en el seno del Govern y otro motivo más para que se convocaran las elecciones del pasado 14 de febrero.
ERC y CUP suben impuestos
Estos sectores liberales que habitan en Junts son partidarios de un modelo fiscalmente competitivo para Cataluña, que se asemeje al de Ayuso. Si ya desconfiaban del pacto entre ERC y CUP de dar un plazo de dos años a la mesa de diálogo entre gobiernos, tampoco avalaron las propuestas económicas del pacto.
Las dos formaciones de la izquierda independentista han acordado la creación, a medio plazo, de una renta mínima universal y, a corto plazo, de una banca pública a través del Institut Català de Finances (ICF), además de la remunicipalización del agua o la moratoria a las energías renovables con el fin de no contribuir en lo que llaman greenwashing de los "oligopolios energéticos".
Junts, para satisfacer sus distintas corrientes y sensibilidades, no incluyó en su programa electoral ninguna referencia a los impuestos de sucesiones y patrimonio. Pese a que Canadell ha defendido eliminarlo “cuanto antes”, la dirección no quiere abrir este debate.
El propio Canadell también afirmaba en Twitter que Ayuso había "priorizado la economía" y dejaba a entender que, en Cataluña, ERC no se quiso aplicar una "opción intermedia" entre el modelo madrileño y el cierre total.
Con todo, la línea oficial del partido es postularse en el centroizquierda del tablero político catalán en su particular pugna con ERC para la hegemonía catalanista. Pero la holgada victoria de Ayuso despierta viejos fantasmas dentro del partido y la posibilidad del éxito con recetas abiertamente liberales.
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