Sevilla no celebrará en 2021 la Semana Santa con las procesiones en las calles por segundo año consecutivo a causa de la pandemia de coronavirus, lo que no ocurría desde 1933, cuando ninguna cofradía salió en procesión por el enrarecido ambiente que provocó el enfrentamiento político y social en los años de la Segunda República.
El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, ha publicado este martes un decreto en el que explica que toma esta decisión porque, "lamentablemente, la persistencia de altos niveles de incidencia de la enfermedad, junto con las previsiones anunciadas para la distribución y aplicación de las vacunas", desaconsejan la concentración de grandes grupos de personas así como su libre circulación.
Por todo ello "quedan suspendidos todos los actos y celebraciones organizados por parroquias, hermandades y cofradías, asociaciones de fieles u otros grupos eclesiales que (...) tengan carácter externo y en general todos aquellos en los que se haga uso de la vía pública", según el decreto.
"En su lugar, y particularmente en lo que se refiere a las procesiones y estaciones de penitencia, se recomienda seguir los subsidios litúrgicos que ofrecerán las delegaciones diocesanas de Liturgia y Hermandades y Cofradías", ha apuntado.
El arzobispo, tras encomendar la intercesión de la patrona de Sevilla, la Virgen de los Reyes, precisa que la celebración de la Semana Santa "no queda suprimida" y exhorta a todos los grupos eclesiales y fieles a "vivir con hondura e intensidad" las celebraciones litúrgicas.
La historia
En los primeros años 30, las cofradías soportaban un ambiente hostil en la calle (en 1932 solo salió en procesión la hermandad trianera de La Estrella) pero la decisión última de no salir en 1933 fue adoptada por las propias hermandades a manera de plante por el anticlericalismo del Gobierno y el que también se respiraba en la calle.
Según ha explicado a Efe el escritor y periodista Francisco Robles -autor de "Tontos de capirote" y "Frikis de capirote"-, el Ayuntamiento republicano no actuó en ningún momento contra la Semana Santa sino que la suspensión corrió a cargo exclusivamente de las hermandades, al igual que sucedió en 1932, si bien posteriormente, durante el franquismo, se tergiversó esa realidad para aprovecharla políticamente.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación