"No hay brecha ni laguna. Si la hubiera, soy la primera que la reconozco, y la cambiamos". Esta declaración de Irene Montero fue realizada el 18 de noviembre y casi tres meses después ha sido necesario más de 400 casos de agresores sexuales que han visto rebajadas sus penas para resignarse a modificar su ley estrella 'solo sí es sí'. Aunque ella se mantiene en sus trece ("la ley está bien hecha"), da su brazo a torcer para preservar la convivencia del Gobierno de coalición y protegerlo de los ataques desproporcionados de "la derecha mediática, judicial y política".
Tras siete días de pulso casi diario entre los miembros del Ejecutivo y dos actos de los morados con el objetivo de protegerla este fin de semana, la Ministra de Igualdad ha asegurado este domingo que está dispuesta a deponer las armas. Se ha mostrado abierta a llevar a cabo una negociación con el PSOE en la que incluso concedería a Sánchez la iniciativa con tal de salvar la convivencia en lo que queda de legislatura: "Estamos dispuestas a reformar la ley y aceptar las condiciones que el socio mayoritario del Gobierno necesita para salir unidas y hacer frente a esta ofensiva contra el Ejecutivo de coalición".
Se muestra abierta a negociar, pero no a volver a la ley vigente hasta la llegada del 'solo sí es sí'. Su condición, según ha dicho, es solo una: "no va a ceder" ni dar "un paso atrás" en todo aquello que suponga tocar el consentimiento como centro de la norma. Ha reiterado el buen trabajo del Ministerio de Igualdad para después, volver a disparar contra todo aquel que se ha mostrado contrario a la norma, en especial contra el poder judicial.
Eso sí, con matices: mientras Ione Belarra ha dicho que los jueces, en general, están para aplicar la ley, "no para retorcerla", Montero ha suavizado esta opinión, refiriéndose a "una minoría de jueces" quienes han decidido aplicar mal el texto legal, mientras que una mayoría "han cumplido con su función".
Unas declaraciones de Montero que chocan con lo dicho estos días. Ha pasado de calificar el 'sí es sí' como "el mayor avance del movimiento feminista de los últimos veinte años" a reducirlo a la mejor medida en estos términos "de la actual legislatura". Del "ni un paso atrás" para defender a las mujeres y de pedir al PSOE que no cediese ante las presiones, a resignarse y someter su norma estrella a una negociación bajo la batuta de sus socios de Gobierno.
Indignación con el PP por ofrecer sus votos
En lo que no ha cambiado su discurso ha sido en criticar al Partido Popular por dos motivos: por no querer la reforma de la norma sino derogarla y por tentar a Sánchez con traicionar a sus socios para modificar la ley sin contar con ellos y salir así de la casa en llamas en la que se ha convertido la 'ley del sí es sí' con el traje impoluto.
Los populares han ofrecido hasta en cinco ocasiones sus votos a Sánchez a través de Feijóo, Gamarra y Sémper, pero desde Moncloa han guardado silencio al respecto, reiterando la necesidad de modificar la norma, pero sin quitar el consentimiento como "el corazón de la ley", tal y como dijo Félix Bolaños, ministro de presidencia.
Esto ha sentado especialmente mal en el seno de Podemos, que ha criticado con dureza a los populares por lanzar esta oferta. Hoy, resignada ante un PSOE decidido a reformar la ley tras la bajada de penas a más de 400 agresores sexuales, ha sido más dura que otros días: "La propuesta del PP busca volver al modelo anterior, al esquema que no funcionaba en los juzgados y fuera de ellos". Incluso se ha dirigido al líder de los populares de manera directa: "Señor Feijóo: solo sí es sí y ni un paso atrás".
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