Este jueves, los alumnos que salían de los colegios San Juan Bosco y Huerta Fava de la Línea de la Concepción se topaba con una sorpresa. El ayuntamiento había instalado nuevas señales de tráfico para las tres nuevas zonas de reserva de entorno escolar. Los aparcamientos en los que padres y madres pueden aparcar un minuto y dejar a los niños en el cole.
La señal es la típica para estos usos, pero en La Línea de la Concepción (64.739 habitantes) hasta las señalaes de tráfico son susceptible de ser adaptadas en función a uno de los principales patrimonios que tiene esta región: su lengua. La señal es clara y elocuente, "Besito y a juí".
“Podríamos haber puesto cargas y descarga, o el habitual Kiss and go, pero en tono informal se nos ocurrió y creo que es la mejor manera de hacernos entender y hacer crear conciencia entre todos y sobre todo, que haya más seguridad para los niños”, cuenta a Voz Pópuli la concejal de Movilidad Urbana, Raquel Ñeco.
Previamente, el Ayuntamiento había instalado las señales en inglés con el más habitual Kiss and go en la avenida España, “pero recibimos críticas, ¿por qué tenía que estar en inglés? Ni siquiera habíamos reparado en ello, cogimos el guante y ahora esta es la manera de enmendar y reivindicar nuestro lenguaje, que es de lo mejor que tenemos”.
Viral del tirón
Las señales de tráfico tuneadas institucionalmente en linense se viralizaron de inmediato. En horas, las redes sociales han evidenciado la prolífica creatividad espoleada por humor ácido. Versiones de las señales adaptadas a una pizzería, a barrios de la Línea o de un hostal que invita a ‘Besitos y a juí al hostal’ son solo unos ejemplos.
“La reacción social me confirma que comunicar así, funciona”, valora Ñeco, sorprendida por el impacto de las señales de tráfico en la nueva supermanzana con zonas peatonales, equipamiento urbano y acerados más anchos que están implantando en la localidad, “es información de servicio público, pero si además reivindicamos nuetra lengua y nuestros palabros ¡mejor que mejor!”.
La Línea de la Concepción convive con el británico Gibraltar. Esto implica que, al andaluz tan marcado de Cádiz hay que añadir la influencia lingüística del Peñón. El linense es prácticamente una variable interna del andaluz. En la Línea, al chicle se le llama “chingua” (más parecido al chewing gum inglés), “rolipó” al chupachups (del inglés lollypop), zambullirse en la playa es también darse un “washi”, una “pichiglas” es una bolsa o plastic bag, "liquirbá"es el regaliz (por el liquorice bar) y tienen hasta un parking “Focona”, que está en la zona de los Four Corners.
El Ayuntamiento es consciente de ese patrimonio oral y lingüístico, de hecho el próximo 14 de enero se estrena en la Biblioteca de La Línea la obra del escritor Santiago Cano ‘El habla de La Línea' que analiza esta singularidad. ‘Besitos y a juí’, es un ejemplo de la economía del lenguaje tan propia del andaluz, esa contracción sonora que los lingüistas llevan siglos analizando. ‘Juí’ aspirando la h y omitiendo la terminación de la palabra, transformando el ‘Huir’.
La gramática de la RAE no califica de incorrecto el seseo o el ceceo tan propios de esta región andaluza, sobra decirlo. Pero el habla gaditana y el andaluza lidian con un fuerte desprestigio social. Sin embargo, desde ámbitos académicos reivindican la singularidad y riqueza del andalú.
Los rasgos característicos como el ceceo o seseo, la apertura de las vocales finales, la mayoe economía fonética son los rasgos esenciales del habla andaluza. El castellano vivió un cisma en el siglo XV, cuando la Norma de Toledo empezó a convivir con la Norma de Sevilla, que contenía una mayor economía fonética.
Hace 20 siglos, en el Senado de Roma se reía del propio emperador Adriano, procedente del sur de Iberia, por su acento latino, por su hablar provinciano. Pero Adriano se hizo entender, convirtiéndose de hecho en uno de los más ilustres emperadores de Roma. Para catedráticos como José María Pérez Orozco, esa economía permite al andaluz decir más con menos, ¡no ni na!.
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