La sequía que vive España está destrozando el país de diferentes formas. Todos los sectores de la industria nacional están sufriendo, de un modo u otro, las consecuencias de este problema tan agravado. Hace unos días comentábamos que la destrucción de embalses estaba encima de la mesa por parte del Gobierno central para atajar la crisis hidrográfica. Acertado o no, expusimos las consecuencias de destruir presas.
Con todo y con eso, el análisis más evidente deja claro quien es el gran damnificado de la pertinaz sequía que vive España, y ese no es otro que el campo. Vozpópuli contó que la agricultura se encuentra capeando la enorme tormenta que ha generado la inflación, la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y la citada sequía. Las consecuencias se reflejan ahora en el empleo, con cerca de 80.000 ocupados menos que hace un año. El número total de ocupados en el sector asciende a 748.200 personas, frente a las 827.700 del primer trimestre de 2022. En aquel trimestre el empleo agrario había aumentado en 29.800 personas en términos anuales.
Si sacamos el bisturí, nos encontramos que el toro de lidia lidera esa enorme crisis que vive el campo español. Las ganaderías encargadas de criar a las reses que participarán en las corridas de toros han dado pedido espacio en la esfera pública para exponer su situación actual, la cual, de prologarse mucho más en el tiempo, podría causar un daño irreparable a la industria.
El toro de lidia, azotado por la sequía
La sequía ha dejado los campos españoles vacíos, pero los animales tienen que seguir alimentándose y creciendo. Si los ganaderos no tienen a su alcance, de una forma natural y orgánica, lugares donde soltar a las reses para que pasten, deben acometer una serie de gastos del todo exagerados en los tiempos que corren. ¿El problema? El precio que tienen estos costes de producción, los cuales se han incrementado, según los cálculos que han realizado los ganaderos, en más de un 40%.
María Jesús Gualda, presidenta de la Asociación de Ganaderías de Lidia (AGL), ha sido la gran voz que ha respaldado la viabilidad del toro de lidia en España. En declaraciones a la Agencia EFE, Gualda declaró que el momento que viven es "algo horrible, los animales ya se han comido el poco pasto que hay en el campo y nos vemos obligados a comprar piensos y forrajes para alimentar el ganado”, comenta.
Como era de esperar, este problema afecta a todo el país, no es algo exclusivo de ciertas regiones. De hecho, según cuenta Gualda, la única provincia que escapa es Salamanca. “Tenemos las fincas agostadas, es decir, como si ya estuviéramos en agosto, y tenemos que darle incluso paja a los animales por el alto precio de los piensos”, apunta.
La Asociación de Ganaderías de Lidia integra a 390 explotaciones de toros bravos por toda España, por tanto, tiene la suficiente perspectiva del problema como para poner el foco en las consecuencias letales que está trayendo la sequía. Ese 40% de más en los costes de producción se debe al aumento de los precios en los alimentos por la inflación, el coste de la energía y la evidente falta de agua que reina en las explotaciones.
Tal es la gravedad de los hechos, que muchas ganaderías están derivando más reses pequeñas a los mataderos para su sacrificio, en ocasiones previa venta a los festejos taurinos populares. Gualda reclama ayudas de las administraciones, amén de un plan específico. “Somos un sector que mantiene un ecosistema de vital importancia como son las dehesas y que fijamos población al territorio”, señala.
La verdad sea dicha, el sector recibió ayudas durante la pandemia sanitaria derivada de la Covid-19. Además, el pasado 25 de abril, el Ministerio de Hacienda y Función Pública publicó una orden en el Boletín Oficial del Estado por la que se establecía una reducción general del rendimiento neto del 25% en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), el cual beneficiará a 800.000 agricultores y ganaderos que tributan por el sistema de módulos.
En la línea de la presidenta de la AGL hablan otros ganaderos y responsables de explotaciones. Uno de ellos es Javier Arauz de Robles, quien recuerda que no se veían en un escenario así desde la crisis de 2008, a excepción de los problemas económicos que trajo la pandemia hace tres años.
Arauz de Robles, cuya ganadería se encuentra en las estribaciones de Sierra Morena, junto al río Rumblar, exige también ayudas urgentes por parte del Estado: “Es una situación tan grave como una pandemia porque nos está matando, siguen creciendo los precios de los proveedores y ahora se suma una ruina agrícola y económica brutal", finaliza.
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