España

Shashaa, el imán que recomendó comprar a una mujer "jovencita y de pocos recursos por 200 euros"

Hesham Shashaa, en la cárcel desde hace casi un año, colocó un cuadrante en las zonas comunes de su mansión de Teulada (Alicante) con el que informaba a sus cuatro mujeres del calendario para cohabitar con él

Hesham Shashaa era un imán de imanes en Alemania y también se había asentado en España, concretamente en la Comunidad Valenciana. De hecho, utilizaba las fuertes sumas de dinero que recibía de dos fundaciones vinculadas con Qatar y Dubai para tratar de controlar mezquitas en España, según ponen de manifiesto las investigaciones desarroladas por los agentes de la Comisaría General de Información (CGI) del Cuerpo Nacional de Policía, los encargados de la lucha antiterrorista en España.

Pero la investigación a Shashaa destapó también otro de los secretos del presunto yihadista, que está en prisión provisional desde hace más de un año: que este imán, que públicamente se mostraba partidario de la paz y de los convivencia entre religiones, en privado vivía conforme a la sharía, y gala de sus dotes de mando, que eran muy fuertes, especialmente con sus cuatro mujeres y 25 hijos.

Fuentes de la lucha antiterrorista española, conocedoras del caso, destacan que Shashaa era el líder de la familia, en la que el siguiente en importancia es su hijo mayor, y no sus mujeres. Shassa es una persona culta, muy afable, y durante su detención se mostró muy tranquilo.

Los agentes, durante el registro de su vivienda, también centraron su interés en los otros componentes de la familia de este importante imán en Alemania, cuyas mujeres apenas tenían contacto con el mundo exterior, ya que vivían en una vivienda de lujo, de un valor de unos 400.000 euros, que mantenía alejadas a sus mujeres de los vecinos de Teulada, localidad de la Comunidad Valenciana en la que este imán se había asentado tras abandonar Múnich (Alemania).

El alto poder adquisitivo de esta familia posibilitaba que en la casa hubiera empleados que hacían la compra, por lo que las mujeres de Shashaa, que no trabajaban fuera de su vivienda, tenían menos posibilidades de salir al exterior.

Cuatro mujeres y 25 hijos

Fuentes policiales explican a este diario que el presunto yihadista tenía cuatro mujeres, una de ellas menor de edad en el momento de la detención, y 25 hijos. 

Y en la casa, de grandes dimensiones, sus cuatro mujeres estaban distribuidas en zonas diferentes, mientras que Shashaa disponía él sólo de su propia planta, en la que tenía su habitación, un baño y un estudio.

Él vivía ahí, en esa planta independendiente, y por turnos establecidos las mujeres bajaban a cohabitar con el imán. De hecho, los agentes descubrieron durante el registro de la vivienda que Shashaa había instalado un cuadrante con el que Shassa informaba a las mujeres de quién tenía que pasar la noche con él.

Confrontación entre mujeres

Los agentes detectaron que Shashaa promovía la confrontación entre sus esposas, para evitar que se unieran, y que no pudieran hacer un frente común contra él. Así, las que más se plegaban a sus gustos, disponían de mayores beneficios. Ellas y sus hijos, ya que de facto vivían como cuatro familias separadas en diferentes zonas de la casa.

Así, la mujer que más satisfacía los intereses de Shashaa, recibía a cambio mayores atenciones, como por ejemplo dinero para sus hijos o simplemente regalos.

Y como ejemplo de este ‘modus operandi’ con sus esposas, los agentes de la Comisaría General de Información averiguaron que una de las mujeres se dirigió a otra para explicarle que estaba enfadada, porque Shassa no le daba dinero para alimentar a los bebés, y que el propio Shassa le había recriminado que otra de sus mujeres le diese el dinero.

“En una conversación mantenida el 26 de octubre de 2016”, Shashaa escucha cómo otro hombre lamenta las reticencias de su mujer para que tuviera una segunda esposa. Y el imán le aconsejó que comprara a una mujer en Marruecos, tal y como recoge el auto del juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, que decretó el ingreso en prisión preventiva y sin fianza de este imán.

200 euros para la familia

El propio magistrado escribió al respecto en su auto: “Le recomienda buscarse una mujer jovencita, de origen marroquí, religiosa, de pocos recursos económicos y de la que dispondría fácilmente con sólo pagar 200 euros a su familia. Le hace esta recomendación y lo ejemplifica diciéndole que él mismo se hizo traer dos mujeres bajo esas condiciones, una de ellas y según sus propias palabras, incluso ha dejado de ir a clase para evitar quitarse el hijab”.

Fuentes policiales destacan que Shassa escuchó en concreto de su interlocutor, de nombre Amar, que tenía problemas con su mujer, que no aceptaba que tuviera una segunda esposa. Y Shassa le dijo que lo hiciera de todas formas y que no le dijera nada a ella al respecto.

Por eso, la Policía pidió la imputación del delito de tráfico de personas para Shassa. Sin embargo, ninguna de las mujeres denunció los hechos. Es decir, los agentes no disponen de pruebas al respecto, pese a que la Comisaría General de Información investigó en profundidad a las mujeres que vivían con la familia, y detectó que una de ellas era menor de edad y susceptible por tanto de haber sido una de las mujeres compradas por Shashaa.

Una menor de edad

El contenido de la investigación abrió la hipótesis de que Shassa podría haber comprado a esta menor para después cedérsela a su hijo mayor, la segunda persona de mayor importancia en la familia del imán de Teulada, que tenía como esposa a una menor de edad.

Los agentes preguntaron a esta mujer, que reconoció que Shassa había ido a por ella a Marruecos y que habría pagado una dote. De hecho, el padre de la menor podría estar trabajando para Shashaa.

Los agentes trataron de interrogar a la menor, para consolidar la imputación de trata de personas. Pero como tenía menos de 18 años, no pudieron separarla del resto de personas de la familia durante el registro de la vivienda.

El resto de mujeres la blindaron, explican fuentes policiales a Vozpópuli, que destacan que la joven se refugió bajo la autoridad de la mujer que Shashaa tenía en Alemania, de nacionalidad rumana. Tampoco la menor dio pie a hablar con los agentes, que no pudieron sostener la acusación de tráfico de seres humanos contra Shashaa, que permanece en la cárcel desde hace casi un año

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