Beltrán Gutiérrez es el tapado de la corrupción que anidó en el PP de Madrid bajo el mandato de Esperanza Aguirre. Pocos podrían ponerle cara, su nombre no ha ocupado nunca grandes titulares, sin embargo el juez le otorga un papel protagonista como muñidor de la financiación ilegal que una vez más vuelve a golpear al partido. Cinco años después del caso Púnica, este personaje clave de la trama sigue guardando silencio, también ante los tribunales.
“Me voy a acoger a mi derecho a no declarar”, le dijo al juez en 2017. Cortó así de raíz el intento de los fiscales de preguntarle si él había sido la persona que ordenó varios pagos a empresarios de confianza del PP a través de la empresa Indra. Gutiérrez se cerró en banda. Le pidió al magistrado que no le diese siquiera la palabra a los fiscales. Era la tercera vez que acudía al juzgado donde ya había estado dos veces antes para negar la financiación ilegal. “Dese usted cuenta de que al que tiene que convencer es a mí”, le recordó el magistrado.
En marzo de 2018 estaba citado a declarar en el Congreso de los Diputados en la comisión que investigaba la financión ilegal del partido. Fueron exministros, empresarios investigados, Luis Bárcenas, agentes policiales y hasta el expresidente José María Aznar. Pero Beltrán Gutiérrez dejó plantada a la Cámara. De hecho no recogió siquiera la citación.
Ese silencio es hoy una de las armas más valiosas con las que todavía cuenta Aguirre a juzgar por la intervención de Beltrán Gutiérrez en toda la operativa descrita por el magistrado Manuel García Castellón, el mismo juez al que rehusó convencer. Este jardinero fiel de la exdirigente popular asistía a las reuniones clave, casi todos los movimientos de dinero opaco pasaban por sus manos. Todo ello desde un segundo plano como gerente del PP de Madrid, cargo que ostentó durante 12 años.
Diferencias con González y Granados
Nunca ha concedido entrevistas ni ha hablado a los medios. Este periódico se ha puesto en contacto con él en varias ocasiones y siempre ha rechazado hacer declaraciones. Antes y después del caso Púnica, Beltrán Gutiérrez siempre ha jugado un perfil discreto, muy distinto de Francisco Granados e Ignacio González, los otros dos pilares sobre los que Aguirre edificó su presunta caja b.
De González hay audios obtenidos por la Guardia Civil en el caso Lezo donde se escucha tildar de "hija de puta" a la expresidenta. Por su parte, Granados la ha responsabilizado de la caja b en sus declaraciones judiciales. De Gutiérrez no se conoce traición por el momento a su jefa.
Gutiérrez, González y Granados fueron las tres personas en las que se apoyó Aguirre para que ejecutasen sus decisiones. Pero el juez destaca que, dentro de ese trío, el gerente era la persona más próxima a la presidenta: “Es difícil de imaginar que (Esperanza Aguirre) no conociese la contabilidad en B que llevaba quien fuese su mano derecha (Beltrán Gutiérrez)”.
Aguirre había derrotado a Simancas en aquella convulsa repetición electoral tras el escándalo del tamayazo en 2003 y poco después ideó su estructura opaca para recaudar fondos de origen ilícito con los que fortalecer su figura política, especialmente en las campañas electorales. Lo que sigue son casi diez años de liderazgo indiscutible en la Comunidad de Madrid desde donde Aguirre intentó incluso disputar la presidencia del partido a Mariano Rajoy.
Condenado por las 'black'
Beltrán Gutiérrez fue miembro de la Comisión de Control de Caja Madrid a propuesta del PP y fue condenado a 8 meses de cárcel por el escándalo de las tarjetas black. El día que declaró en el juicio dijo que le entregaron la tarjeta para compensar su trabajo y le dijeron que podría usarla tanto para cubrir gastos del trabajo como para cuestiones personales. Se gastó casi 58.000 euros.
No existen muchas fotos de Beltrán Gutiérrez y, de las pocas que hay, casi siempre aparece escoltando a Esperanza Aguirre. De los dos autos emitidos este lunes por el juez de instrucción en la pieza nueve del caso Púnica, el nombre de Gutiérrez aparece citado en 64 ocasiones (en 91 folios). Él era -siempre según el juez, la Fiscalía y los informes de la UCO- el enlace entre el partido y empresarios de confianza que pusieron al servicio del PP su entramado societario para mover dinero ilícito.
Beltrán Gutiérrez fue patrono de Fundescam, una fundación de la Comunidad de Madrid que utilizaron para desviar fondos. El gerente figuraba como uno de los titulares de sus cuentas y quien contabilizaba los ingresos y los gastos. Desde ahí se pagaban gastos de funcionamiento del propio partido y gastos electorales que se omitieron en la contabilidad electoral, sin declararse ante la Cámara de Cuentas y el Tribunal de Cuentas, según el auto. Esa operativa se llevó a cabo en las campañas autonómicas de 2007 y 2011 y en los comicios generales de 2008.
Los "recaudadores del partido"
Utilizaba subvenciones públicas para financiar actos electorales, falsificaba documentos y recolectaba el dinero en efectivo de los llamados “recaudadores del partido” que eran empresas adjudicatarias de contratos públicos de la Comunidad. Luego él se lo entregaba a empresarios que a su vez pagaban a los encargados de organizar los actos electorales.
Uno de esos intermediarios era Óscar Sánchez Moyano. Es especialmente gráfica una conversación mantenida por SMS entre esta persona y Gutiérrez en la que el primero le pide el dinero a la mano derecha de Aguirre: “Querido mío, ¿tiene agua el cántaro? Mis obligaciones me aprietan”. Así le contestaba el gerente del PP de Madrid poco antes de la campaña electoral de 2011: “Ya se puede escuchar el rumor del agua. Espero que en esta semanilla”.
Para terminar de acreditar el conocimiento que Beltrán Gutiérrez tenía de la operativa ideada presuntamente por Esperanza Aguirre, el juez cuenta en su poder con una libreta de 123 folios con anotaciones incautada por la Guardia Civil en casa de Francisco Granados. En ella figura información de actos de campañas electorales y una un hoja con dos columnas con las siglas “IN – OUT“, donde supuestamente se relacionaban los ingresos procedentes de determinados empresarios, vinculándolos a determinadas salidas hacia personas físicas, pudiéndose identificar entre ellas al propio Granados y Beltrán Gutiérrez.
Todos estos indicios le convierten por tanto en un protagonista de la trama capaz de condicionar con su versión el futuro de Aguirre en esta causa. Al contundente auto del juez le seguirá un carrusel de imputados y testigos desfilando por el juzgado. Por el momento, Beltrán Gutiérrez, investigado por estos hechos, no ha vuelto a ser citado. En caso de llegar finalmente a juicio, el testimonio de Gutiérrez será clave a la hora de confirmar o desmentir si, como creen los investigadores, toda la financiación ilegal pivotaba en torno a la expresidenta.