El sindicato Solidaridad, nacido al alero de Vox y liderado por Rodrigo Alonso, suma adeptos. De acuerdo a los datos manejados por la organización sobre las cien primeras elecciones sindicales en las que ha participado, la entidad no solo ha logrado empatar con CCOO al recabar una media del 20% de los votos, sino que ha adelantado a los de Unai Sordo en número de delegados sindicales con un 23%.
La organización sindical, que este jueves participa junto a otros cuatro sindicatos afines en el Parlamento Europeo para firmar un manifiesto "en defensa de los trabajadores del continente", no logra superar a UGT, pero se sitúa más cerca. En concreto, se ubica cuatro puntos por debajo de los de Pepe Álvarez, que han obtenido un 24% de los votos en las cien primeras elecciones a las que se ha presentado Solidaridad. En cuanto a la traducción en delegados de estos votos, el sindicato de Vox está a tres puntos de UGT, que ha acaparado un 26%.
Supera a CCOO en delegados en sus cien primeras elecciones, pero UGT continúa a la cabeza
Entre las empresas y centros de trabajo donde el sindicato liderado por Rodrigo Alonso tiene representación, figuran Prosegur, Trablisa, FCC, EULEN, Glovo, Societe Generale, Cofares y Securitas.
"A pesar del silencio mediático, las presiones sufridas y las coacciones por parte del resto de sindicatos y algunas empresas, son unos datos fantásticos. De seguir en estas cifras vamos a tardar menos de lo que teníamos previsto en ser un sindicato representativo en algunos sectores o regiones", celebra Alonso.
Vox busca "teñir de verde los comités"
Según el secretario general de Solidaridad, "esto solo acaba de empezar". "Pese a la corta vida del sindicato, estamos obteniendo unos grandes resultados electorales y mucho apoyo por parte de trabajadores que han sido decepcionados por otros sindicatos y que necesitaban de una verdadera alternativa", asegura. Y añade que: "Sabemos de la dificultad de esta empresa, pero, como venimos demostrando desde nuestro nacimiento, estamos decididos y lucharemos para convertir a Solidaridad en un sindicato representativo".
Para el líder de la organización, que nació denunciando que los sindicatos "autoproclamados progresistas" habían traicionado a los trabajadores, su existencia es la certeza de que los trabajadores ya están cansados de que se mire hacia otro lado antes sus problemas de verdad. "Los trabajadores de España quieren soluciones, y nosotros queremos ser su herramienta", señala. El objetivo de Solidaridad es "el de teñir de verde los comités de empresa".
El sindicato de Lech Walesa
El caso de este sindicato, que se autodefine como "patriótico", no es único en Europa. Precisamente, este jueves se reúne con otras organizaciones de Reino Unido, Italia, Rumanía y Hungría para firmar un escrito en defensa de los trabajadores. Fue el propio líder de Vox, Santiago Abascal, el encargado de anunciar su creación en julio de 2020. Dos meses más tarde nacía Solidaridad.
"Muy pronto habrá un sindicato que protegerá a los trabajadores, a sus familias, a nuestros barrios, a la industria, que estará al servicio de los trabajadores y no de causas ideológicas", aseguró el dirigente político por aquel entonces.
Copiaron el nombre de la organización fundada en Polonia por Lech Walesa en 1980 para luchar contra el comunismo que, por aquel entonces gobernaba el país. Tras años de represión, encarcelamientos y asesinatos derivó en partido y consiguió formar un gobierno de coalición en 1989. Fue el primer Ejecutivo no comunista del país desde 1948.
Meloni, el último ejemplo
Vox y sus aliados europeos luchan por hacerse un hueco en el movimiento sindical. Y se erigen como "alternativa" a unos sindicatos tradicionales que, a su juicio, cada vez representan menos a los trabajadores. El último ejemplo de ello ha sido la actual primera ministra de Italia, Giorgia Meloni.
La líder de Fratelli d'Italia intervino recientemente como invitada en el congreso nacional de la CGIL, el mayor sindicato italiano y el más antiguo del país. Desde 1996 ningún presidente de Gobierno lo hacía. El último fue Romano Prodi.
Al subirse al escenario, una parte del público comenzó a cantar Bella Ciao, la canción emblema de los partisanos. Y Meloni esperó unos segundos escuchando la letra antes de empezar a hablar: "Esta es una cita a la que no quería renunciar en señal de respeto. También acepto a quienes me contestan". Acto seguido, defendió su agenda y lanzó "no se puede tratar igual a los que trabajan que a los que no trabajan". Un discurso alabado en España por Vox y que enarbolarán estos días en Bruselas.
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