España

CCOO y UGT ahogan el enfado universitario con Castells para evitar a Sánchez una huelga

El borrador de anteproyecto de Ley de Reforma de la Universidad es cuestionado en forma y fondo. Las cúpulas de las centrales sindicales frenan las movilizaciones para proteger a un gobierno afín

Las principales centrales sindicales, UGT y CCOO, intentan frenar las protestas contra la reforma de la Universidad del ministro Manuel Castells y que de momento no satisface casi a nadie en el sector. El “malestar” es palpable entre los rectores y los profesores por un documento que consideran dañino para el cuerpo docente. La protesta crece a nivel sectorial, pero la cúpula de los sindicatos ha dado la orden de impedir huelgas contra el Ejecutivo.

El sector de la Universidad es estratégico para el Gobierno de Pedro Sánchez. El PSOE ha estado históricamente muy presente en ese ámbito, mientras que Unidas Podemos ha ido afianzándose en los campus. Sin embargo, tras entrar en el Ejecutivo, la propuesta del ministro morado ha enfadado a los profesores y no se puede descartar que, a medida que avance la campaña de vacunación y se entre en la primavera, se activen las protestas.

De momento, Comisiones Obreras y UGT están impidiendo que la situación descarrile. Los sindicatos universitarios están preparados para “movilizaciones”, aunque admiten que cuando ese planteamiento llega a las federaciones nacionales, "la orden es ser benévolos con el Gobierno". 

El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, y el secretario general de CC.OO, Unai Sordo, a su salida del Palacio de la Moncloa

Tres puntos críticos 

Fuentes sindicales detallan que los profesores critican el nuevo borrador de reforma, que circula desde septiembre, en al menos tres puntos. En primer lugar, la propuesta de Castells de desfuncionalizar toda la carrera universitaria genera muchas reticencias. Según el nuevo modelo, los profesores podrían agotar todos los peldaños de sus ascensos sin ser funcionarios, algo que “preocupa muchísimo” porque “cambia las reglas a mitad del juego” y debilita la figura del profesor y su independencia. 

Otro elemento polémico es la composición de los tribunales académicos. Castells quiere que se abran a miembros de otras universidades, pero eso puede generar un cortocircuito en el sistema competencial de cada facultad. Las universidades pugnan por obtener fondos públicos, y si sus profesores los elige un tribunal externo formado por otra universidad competidora, el temor es que esa entidad busque debilitar al cuerpo docente de la rival, y no reforzarlo.

A pesar de que el sistema universitario es mejorable en el ámbito de la transparencia y la meritocracia, la reforma de Castells podría empeorar la situación en lugar de mejorarla, según muchos profesores. A la vez, asusta el hecho de que la reforma pueda extender la precarización en el mundo universitario.

Más allá del fondo, la forma también ha generado malestar. El borrador del ministro habla, por ejemplo, de “endogamia” en el sector. Ese lenguaje, heredado de la retórica antisistema que permitió a Podemos escalar el poder, ha irritado al sector por estar plasmado en un documento oficial. Más aún porque el autor de dicho documento destaca por su escasa presencia y actividad como ministro, y según el barómetro del CIS es el peor valorado, con la misma nota (3,4) que el vicepresidente segundo Pablo Iglesias y el responsable de Agricultura, Luis Planas.

Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno, durante la presentación del primer informe de rendición de cuentas de un Ejecutivo  

Destitución de Castells

El borrador de reforma universitaria de Castells, además, otorga nuevos poderes a los Gobiernos regionales para crear un cuerpo docente afín a su cuerda política. Los nacionalistas miran con mucho interés esa “oportunidad” para debilitar un sistema ya menos centralizado que el francés o el italiano. Por otro lado, se presenta la ocasión para el PSOE de recuperar el control sobre la academia, reafirmando el vínculo de la izquierda tradicional en un sector que la irrupción de Podemos ha amenazado en estos últimos años.

Los rectores de las universidades han declarado ya algo parecido a un ultimátum al Gobierno. La CRUE no quiere que Castells vaya adelante con su proyecto, y amenazan con elevar el asunto al propio presidente. En la Moncloa, cuartel general de Sánchez, tampoco quieren más polémicas después de los últimos frentes abiertos con Unidas Podemos. 

Sánchez y sus asesores planificaron antes del verano una remodelación del Ejecutivo que contemplaba la sustitución de Castells y la unificación de los ministerios de Universidad y Ciencia. No obstante, el intenso debate presupuestario, las maniobras de Iglesias y ciertos errores de cálculo del equipo de Sánchez (daban por ganada la presidencia de la Agencia Espacial Europea para el ministro Duque) han aplazado ese proyecto. Aun así, su intención es ejecutarlo entre la primavera y el verano, como adelantó este diario.

En niveles altos de las Universidades, de hecho, algunos describen a Castells ya como un ministro “más fuera que dentro”. Se barajan los nombres de su sustituto, a la vez que Ada Colau, su principal protectora, está buscando a otros dirigentes que le permitan salvaguardar la “cuota” de los Comunes. Pero más allá del futuro del ministro, que dependerá de Sánchez, los rectores consideran que el borrador de Castells está lejos de cumplirse. Pero que, de seguir adelante, la presión en las facultadas desbordará también a los sindicatos, aunque de momento intenten frenarla. 

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